El Día Internacional de la Mujer ha de ser también el tributo a las mujeres que nos mejoran a todas las personas durante todo el año. Trabajando muy en serio. Sin buscar la notoriedad, sin postureos. Esforzándose en favor de los demás. Solucionando. Y sin apoltronarse ni aunque les den medallas. No confunden la 'vida social' con la vida de la sociedad. En años bisiestos como el 2020, su denodado esfuerzo abarca un día más. Están al cabo de la calle, dicen lo que piensan gobierne quien gobierne. Con verdades que no tienen fecha de caducidad, palabras que le hacen la prueba del algodón a tanta parafernalia de quienes se aúpan en la escenificación de los problemas y no son capaces de resolverlos. Por eso, hoy en el 'Pasa la vida' le doy voz a algunas de las protagonistas de mis entrevistas 'Son y están'. Con respuestas que fueron y son pertinentes:
Laura Roa, catedrática de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Sevilla. “Toda mi trayectoria se ha basado en un esfuerzo enorme, muchas veces a contracorriente. Por ser mujer y madre, mis estancias en el extranjero para avanzar en esta materia han sido más cortas de lo adecuado, en comparación con las que los hombres suelen llevar a cabo. El ambiente no favorece. Parece que no, pero hay machismo. El machismo existe en la Universidad y en la Ciencia. Está aquí. Es estúpido negarlo. Y te hace mella. Y te dificulta”. A juicio de Laura Roa, “hay que reorientar la estrategia de concebir la ciudad como una 'smart city', una 'ciudad inteligente'. Lo primero es basar la calidad de vida y la felicidad en el empleo. ¿Qué más le da al parado de larga duración que los autobuses sean 'inteligentes', si no tiene dinero para pagar la luz en su hogar? En un mundo muy competitivo, con el dramático nivel de paro que se sufre en Sevilla, y con el éxodo a la fuerza de nuestros mejores jóvenes investigadores, lucho porque Sevilla comprenda que es estratégico, y es posible, configurar empresas punteras en la tecnología para el cuidado de la salud. En la evolución de una medicina centralizada a una medicina distribuida y ubicua”.
Asunción Morilla, trabajadora social, presidenta de la Asociación Alborear de Atención y Ayuda al Toxicómano, desde la Parroquia San Pío X, en la barriada de Las Letanías. “Al Estado del Bienestar aún lo estamos esperando en estas barriadas. En esta labor hay muchas más luces que sombras. Un corazón generoso es un corazón satisfecho, y emociona ver años después a mujeres que estuvieron aquí de niñas, y nos enseñan a sus hijos, y nos dan las gracias por haberlos orientados en la vida. En el fondo, lo que logramos es activar sus propios valores. Por eso el Polígono Sur es un barrio donde también se hacen realidad los sueños”.
Aurora León, abogada laboralista. “En los últimos años ha habido en España un retroceso respecto a todo lo que se logró en cuanto a acercamiento de posturas, normalizar la discrepancia, escuchar al otro. Eso se logró en las familias, entre los amigos, etc., Pero me preocupa la deriva actual, vuelven a salir pequeños fantasmas que no me gustan. Vuelve a imperar la intransigencia, vuelve la mentalidad de buenos y malos, la confrontación, el conmigo o contra mí... El retroceso es considerable”. Confiesa Aurora León: “Siempre tuve muy claro que no creo en la profesionalización de la política. Estaba convencida, y fui crítica ante eso, que la política burocratizada es la muerte de la política. Yo, y muchas personas, están dispuestas a dedicarle diez años a su país en un servicio público. Pero siempre que después se retorne al ámbito profesional privado. Al no potenciarse eso, se está generando una dinámica perversa en el seno de las organizaciones políticas: Solo prospera aquel que dice sí a todo, que suele ser quien tiene menos ideas propias, menos capacidad de aportar algo novedoso e interesante. Hay que cambiar la ley electoral y facilitar un sistema por el que los ciudadanos podamos votar a personas dentro de las listas, y que eso condicione a los partidos para que se sienten obligados a incluir a personas con prestigio por su buen hacer, o, de lo contrario, no conseguirán muchos votos”.
Esperanza Alcaide, creadora de la librería El Gusanito Lector y presidenta de la Asociación Feria del Libro de Sevilla. “Cada persona, con su pequeño monedero, con su pequeña economía, decide quién sobrevive y quién muere. No abunda la conciencia de hasta qué punto tenemos poder como consumidores. Todos necesitamos ahorrarnos dos euros en esto y dos en aquello. Pero también necesitamos comercios en nuestros barrios, porque cumplen muchas funciones sociales. Entre ellas, la mayor seguridad. Los barrios sin panaderías, fruterías, librerías, etc., son más peligrosos”. A juicio de Esperanza Alcaide, “demasiadas familias están educando a los niños con mucho miedo. Antes nos enseñaban a volar más jóvenes. Hace muchos años que percibo cómo la mayoría de los padres no enseñan a volar a sus hijos. Se han hecho conservadores e influyen en que sus hijos sean conservadores. Tienen tanto miedo de perder lo que poseen que no se arriesgan nada. Y, por definición, eso te hace conservador”.