Un menú de (y para) toda la vida

Legumbres, verdura y fruta son básicos, más pescado que carne, limitación de fritos y prohibición de precocinados para evitar caer en la obesidad infantil

19 oct 2016 / 07:00 h - Actualizado: 18 oct 2016 / 08:42 h.
"Salud","El riesgo de la obesidad"
  • Un grupo de niños disfruta del servicio de comedor escolar en un colegio público del Polígono Sur. / J.M. Paisano
    Un grupo de niños disfruta del servicio de comedor escolar en un colegio público del Polígono Sur. / J.M. Paisano

Una alimentación saludable es sin duda clave para prevenir problemas como la obesidad, que en el caso de los niños conviene atajar antes de que se convierta en un mal irreversible. En esa línea, los cerca de 2.000 (1.916) centros educativos públicos que disfrutan del servicio de comedor escolar en Andalucía disponen de un menú semanal que, grosso modo, viene a asemejarse al de toda la vida, lógicamente con matices y adaptados a los tiempos.

La apuesta por la dieta mediterránea y los productos ecológicos guía la definición de unos menús que, bajo unas pautas muy claras y estrictas por parte de la Junta, se encargan de elaborar las empresas adjudicatarias de catering; y que en líneas generales priorizan las legumbres, la verdura y la fruta, así como el aceite de oliva, más pescado que carne, limitan los fritos y prohiben los alimentos precocinados.

Cada menú que se sirva debe estar constituido por dos platos y en ellos deben estar representados, además de las verduras, alimentos que aporten hidratos de carbono y proteínas –en proporción de dos tercios y un tercio–, según se recoge en las normas a seguir en la confección de los menús. Se trata de «cubrir los requerimientos de energía y nutrientes, teniendo en cuenta la edad y el sexo de los escolares»; en este sentido, la comida del mediodía debe corresponder al 30-35 por ciento del total de las necesidades diarias.

Algunas claves que no se deben obviar: la carne, siempre magra y una vez a la semana; cinco raciones de verdura; fruta de temporada como postre cuatro o cinco veces (lácteos de una a tres veces al mes a lo sumo); una o dos raciones de pescado; dos de legumbres; un máximo de dos huevos; cereales a diario; agua como bebida...

LA LIBERTAD, EN LA VARIEDAD

Normas y normas que dejan escaso margen de maniobra a las empresas: «Los menús parecen calcados unos de otros», bromea Luis Sosa, gerente de la empresa de catering homónima, radicada en Alcalá de Guadaíra y que sirve a 77 colegios de Sevilla y Cádiz. «La poca libertad que tienes la puedes aplicar en la variedad: si un día pones en la ensalada zanahoria rallada, al siguiente pones pepino y maíz, por ejemplo; y en la salsa que acompaña», añade.

Los menús son «cada vez más ecológicos, lo que provocó al principio el rechazo de muchos padres, que no veían que se obligase a sus hijos a comer ensalada, pero poco a poco están teniendo mayor aceptación», sostiene.

Sosa explica que «si algún padre nos pide un régimen porque su hijo tenga obesidad excesiva se puede poner una dieta hipocalórica, pero eso no suele suceder», ya sea por desconocimiento o porque los padres no quieren señalar a su hijo: «O comen en sus casas o se adaptan a lo que hay», recalca este profesional del catering, que tiene muy claro que «a lo largo de la semana los niños realizan unas 30 comidas y nosotros les damos cinco –una sexta parte–, por lo que sólo podemos aportar un granito de arena. El resto es cosa de los padres».