Un país para viejos

Sevilla se enfrenta como el resto del mundo desarrollado al peso cada vez mayor de la senectud. Un logro que tiene su reverso

23 may 2017 / 06:23 h - Actualizado: 23 may 2017 / 19:06 h.
"Salud","Sociedad","Solidaridad","Envejecimiento activo"
  • Muchas personas de edad avanzada realizan habitualmente encuentros deportivos en Hytasa. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
    Muchas personas de edad avanzada realizan habitualmente encuentros deportivos en Hytasa. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
  • «Las personas mayores saludables constituyen un recurso para las familias y la comunidad», según la OMS.
    «Las personas mayores saludables constituyen un recurso para las familias y la comunidad», según la OMS.
  • Un país para viejos

El 15% de los sevillanos (en el conjunto de la provincia, la capital el porcentaje sobrepasa el 35% con 300.000 mayores) ha cumplido los 65 años –datos del Instituto Nacional de Estadística, INE, y de la profesora de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y directora del grupo de investigación Geodemografía y Sociedad, Pilar Almoguera–.

El porcentaje está por debajo del de España, país que se enfrenta como el resto del mundo desarrollado al envejecimiento «inevitable», explica la profesora.

La consecuencia más preocupante tiene que ver con el sostenimiento del sistema de pensiones y sanidad, del que son precisamente los ancianos los principales beneficiarios, como recuerdan la catedrática de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla Josefina Cruz y el jefe del Servicio de Estadísticas Demográficas y Sociales del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, Jesús Hernández.

Pero no todo es negativo porque el que muchas personas lleguen a viejas es un «logro de la humanidad», expone Hernández, mientras que Almoguera cita la declaración de la Organización Mundial de la Salud emitida en Basilea (Suiza) en 1996: «Las personas mayores saludables constituyen un recurso para las familias, la comunidad y la economía».

Sí: los mayores han entrado en el mercado como consumidores –que sea eso lo que dé el carné de ciudadano de primera excede la discusión de este reportaje–, recuerda Cruz, pero es que además, en España y por extensión Sevilla y Andalucía las pensiones de los abuelos han suavizado el golpe a muchas familias que han perdido trabajo y hasta vivienda a lo largo de la crisis.

El 18% de los españoles son mayores de 65 años, aunque, explican los tres geógrafos, la distribución es irregular: el norte está un poco más envejecido que Andalucía (que cuenta con 1,20 millones de mayores) y las ciudades más que el mundo rural–. Las causas pasan, paradójicamente, por el descenso de la natalidad y el aumento de la vida de los mayores, la mejora de las condiciones sanitarias y de alimentación, en especial con la erradicación de las hambrunas y de las epidemias.

En el mundo, los países más envejecidos son los más desarrollados (Alemania, Japón) o los emisores de emigrantes (Rusia). España está también en este nuevo club gerontocrático: antes de la II Guerra Mundial la población envejecida a nivel mundial estaba en el 5%. Hoy en el 8,3%. Pero en la UE al 19,9%.

Porcentualmente en España –uno de los países con mayor esperanza de vida al nacer, de 85 años para las mujeres y 80 para los hombres– ya son más los mayores de 65 (18,7%) que los menores de 16 (15,9%), expone Cruz, que califica esto como «revolución demográfica».

Hernández incide en el fenómeno: España envejecerá muy rápidamente «porque se está haciendo mayor la generación más numerosa de la historia: los nacidos en los años 60 y 70 del siglo pasado». España y Andalucía habrán superado a la UE en porcentaje de mayores para 2050, explica: (36% España, 34% Andalucía y 30% Europa). Los efectos irán más allá de las pensiones: el experto del Instituto de Estadística de Andalucía se pregunta por un sistema educativo con pocos niños y un mercado de trabajo con escaso paro, pero con reducidos cotizantes a la Seguridad Social.

De hecho, explica que el peso de estos muy mayores es tal que la ONU se plantea crear una cuarta edad estadística a partir de los 85 años. En la ciudad de Sevilla precisamente el grupo de edad que más crece es el de octogenarios y mayores, señala por su parte Almoguera.

El INE también señala, con datos de 2016, que la tercera parte de los hogares españoles habitados por una sola persona los ocupan mayores. Hasta el 40% de las españolas de más de 85 años –cuando ya cabe hablar de dependencia y no de vejez activa– viven solas.

Por su parte, el Anuario Estadístico de la Ciudad de Sevilla 2015 (el último disponible) concentra los distritos más envejecidos en las zonas históricas (Centro y Triana) y en Los Remedios y Nervión, con una sobrerrepresentación de nonagenarios en el casco antiguo (más de cuatro puntos por encima de lo que le correspondería si todos los grupos de edad tuvieran las mismas personas en todos los barrios).

En la provincia, Cruz explica que las comarcas más envejecidas están en la sierra –la emigración las dejó sin hijos– y las más jóvenes en la corona metropolitana, donde se refugian las parejas que no pueden vivir en Sevilla como sus padres.

En octubre de 2016 el INE alertaba: «Si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales, España perdería algo más de medio millón de habitantes en los 15 próximos años y 5,4 millones hasta 2066». De 46 millones actuales pasaría en los próximos años 60 a 41. El porcentaje de población de 65 años y más, que actualmente se sitúa en el 18,7% alcanzaría el 25,6% en 2031 y el 34,6% en 2066.

Como siempre pasa en las estadísticas, el descenso no sería igual para todos. Madrid, Canarias, Baleares, Murcia y Cataluña ganarían población hasta 2030, aunque no compensarían el hundimiento general.

En paralelo, la esperanza de vida al alcanzar los 65 años, que hoy es de 22,97 años más para las mujeres y 19,08 para los hombres, crecería hasta los 28,25 y 25,13 de vida extra: 93 y 90 años. La población decrece, explica el INE, porque a pesar de vivir más años todos morimos, y los ancianos más que los jóvenes, que ya no nacen.

Pero la pérdida demográfica la encabezará la marcha de quienes tienen entre 30 y 49 años, un grupo que se reduciría en 4,2 millones de personas en los 15 próximos años y en seis millones hasta 2066. La inmigración rejuvenece las estadísticas, la emigración las envejece y pocos se mudan con 60 años, resume la catedrática Cruz.

«Dentro de 15 años en España», sigue el INE, «residirían 11,7 millones de mayores de 64 años, tres millones más que hoy. Esta cifra se incrementaría hasta 14,2 millones en 50 años. La población centenaria pasaría de 16.460 personas en la actualidad a más de 222.104 en 2066».

A cambio, señala Almoguera, «tenemos muchos ancianos porque el nivel de vida es alto y eso es positivo». Aunque mejor no bajar la guardia: el blog Envejecimiento en Red del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) apunta que la ultimísima encuesta de condiciones de vida, publicada este abril, señala que el número de mayores bajo el umbral de la pobreza ha comenzado a crecer en España.