Un río disfrutado a pesar de las carencias en dotaciones

La dársena del Guadalquivir es una opción prioritaria para muchos sevillanos en su tiempo libre a pesar de unas infraestructuras mejorables en varios tramos.

26 oct 2016 / 08:19 h - Actualizado: 26 oct 2016 / 08:30 h.
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  • Un largo tramo del Guadalquivir a su paso por la ciudad de Sevilla, para la que el río constituye uno de los grandes de ocio. / Pepo Herrera
    Un largo tramo del Guadalquivir a su paso por la ciudad de Sevilla, para la que el río constituye uno de los grandes de ocio. / Pepo Herrera
  • El restaurante Abades Triana, con la Torre del Oro al fondo. / El Correo
    El restaurante Abades Triana, con la Torre del Oro al fondo. / El Correo

En Iniciativa Sevilla Abierta (ISA) se llevaron una sorpresa cuando decidieron hacer un «pequeño estudio» sobre la manera en la que los sevillanos se relacionan con el río a su paso por la ciudad. No tuvieron más remedio que concluir «que es muy utilizado», y los entrecomillados son del presidente del movimiento cívico ISA, Eliseo Monsalvete.

Quien, de hecho, habla de «paradoja», porque considera que «desde el punto de vista de las infraestructuras y del negocio el río se queda corto. Hay posibilidades para hacer más cosas».

Un paseo desde San Jerónimo hasta el Muelle de las Delicias hace difícil no coincidir con las conclusiones de ese estudio: con zonas en mejores condiciones que otras, las orillas y la misma lámina de agua ocupan un lugar central en el ocio de muchos sevillanos.

Es un clásico de los medio de comunicación sevillanos denunciar el mal estado de Torneo, que es indiscutible. En enero se supo que el kilómetro y medio de acerado que une la Barqueta y Plaza de Armas se debe recuperar el próximo año gracias a parte de los 350.000 euros que el Ayuntamiento ha previsto destinar a mejorar el eje del río. Pero aún así, la imagen de la avenida y de los bajos del río es evidente: aceras rotas, escaleras en mal estado, escasas infraestructuras y un flujo continuo de personas que pasean, corren, montan en bicicleta y llevan a sus niños al gran parque infantil que hay cerca de la biblioteca Felipe González, otra infraestructura infrautilizada.

A esa misma altura, la orilla opuesta es otra cuestión. El margen de la isla de la Cartuja sigue ajeno en parte a la vida de la ciudad, con la excepción gracias al carril bici y a una zona algo mejor acondicionada en el entorno de la torre Schindler. Más adelante, en Chapina, lo normal es suponer que aparece en las guías para turistas extranjeros, que a menudo hacen de la zona ajardinada un verdadero solarium. A partir de ahí, «en las zonas cercanas al puente de Triana, es un placer caminar», apunta Monsalvete, que recuerda no obstante que «en líneas generales está muy deteriorado».

De manera que muchos sevillanos pasean, corren montan en bici, hacen remo o pescan. Pero en algún momento les puede apetecer sentarse. O tomarse algo. Y en ese punto es importante conocer la opinión del presidente de la Asociación de Hostelería de Sevilla y Provincia, Pablo Arenas. «Siempre he pensado que una forma de disfrute no sólo del río, sino de una calle o una plaza, es sentarse en una terrazas. El río, mientras no haya infraestructuras de disfrute, no va a dejar de ser solamente un paseo», apunta.

Arenas destaca otras cuestiones positivas vinculadas con los negocios del sector que ocupan ambas orillas del río. «La terraza, lo que ofrece la hostelería, es muy válido y muy compatible con pasear, hacer deporte o tomar el sol. Y obviamente, donde haya un establecimiento hostelero va a haber un cuidado especial sobre ese espacio». En otros casos, «parece que queda un poco abandonado porque la administración no puede alcanzar a toda la ciudad», concluye.

La lógica defensa de Pablo Arenas de los negocios de hostelería que hacen de su ubicación junto al río uno de sus puntos fuertes no significa que pida ningún tipo de exclusividad.

Estos negocios «pueden ir acompañados de otras actividades que incentiven que el ciudadano y el visitante acudan a esos espacios», y tira de ejemplos que ya se han llevado a la práctica: el Callejeando Food Fest, exposiciones, ferias... El propio Arenas reconoce el valor de zonas como Torneo, donde «hay mucha gente, pero de paso, que es otra forma de disfrutar de un entorno. Sin embargo, si puede estar acompañado de otra actividad que permita disfrutar de un punto concreto, de una terraza o un evento, pues resulta más completo». «Hay parques infantiles, zonas estupendas..., debería haber más cosas de este tipo y no sólo negocios dedicados a la restauración», aporta Eliseo Monsalvete, y seguramente su opinión está más cerca la de Pablo Arenas de lo que pueda parecer a primera vista.

Con el vacío momentáneo de Marqués de Contadero, donde continúan las obras que crearán en la zona un gran centro de recepción de visitantes, la orilla trianera que ocupa la calle Betis se mantiene como referente del ocio en Sevilla, tanto para locales como para foráneos.

Y queda el Muelle de las Delicias, que los sevillanos no terminan de incluir en sus rutas de ocio. Son recientes, y negativas, las noticias de las dos infraestructuras que surgieron para complementar la oferta hostelera de la zona. El Acuario solicitó el preconcurso de acreedores este mismo mes y la empresa propietaria de la noria ya ha pidió renunciar a la concesión administrativa, cosa que el Puerto de Sevilla ya ha aprobado. «Es cierto que no ha cuajado. Quizá no es zona de paso. Cualquier otro tramo y otros sitios tienen accesos y aquello es un extremo, y hay que ir muy específicamente hasta allí, que es lo se ha intentado hacer», reflexiona Pablo Arenas. Otra cuestión por mejorar.