Una ‘boda’ infantil

20 may 2017 / 06:50 h - Actualizado: 19 may 2017 / 20:44 h.
"Consumo","Religión","Primera comunión"
  • Una ‘boda’ infantil
  • Una ‘boda’ infantil
  • Pequeñas figuritas que se regalan a los invitados en una comunión. / David Estrada
    Pequeñas figuritas que se regalan a los invitados en una comunión. / David Estrada

Un amplio salón de celebraciones. Flores. Mesas con manteles de tela y cartelitos en los que se indica quién debe sentarse en ellas. En el exterior: mesas altas y camareros sirviendo bebidas y todo tipo de canapés a aproximadamente a un centenar de personas perfectamente arregladas. Podía pensarse que se está describiendo una pequeña boda, pero no es así. Es una de las muchas comuniones que estos días se están celebrando en Sevilla y en toda la geografía española. En esta fiesta religiosa no hay muchas diferencias entre el norte y sur. Los tradicionales desayunos han sido sustituidos por grandes banquetes, a los que no se resisten la mayoría de los padres para satisfacer los deseos de sus pequeños en un día tan especial.

En estas celebraciones, que deberían ser íntimas y sin dispendios porque se trata de festejar un sacramento, se llega incluso a rivalizar entre padres. Quieren que la comunión de su hijo sea recordada por ser la mejor. Para ello no se escatimará en buscar un buen salón, con jardín para el castillo hinchable y los payasos. Además, no se ahorrará en el menú, en la barra libre, en los regalitos que se entreguen a los invitados, en las chucherías, en las fuentes de chocolate y en las máquinas para hacer buñuelos. Asimismo, si el festejo se extiende hasta altas horas de la noche se volverá a servir comida. Es la fiesta del niño de la casa y hay que celebrarla por todo lo alto. Si hay colegio al día siguiente, no importa, el pequeño faltará por una buena causa y seguro que no será el único que haga rabona.

Estos fastos en los que se han convertido las comuniones en los últimos años han hecho reaccionar al juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, que en el blog que publica en el diario Ideal y en su cuenta de Facebook, pide que «seamos comedidos con los convites, banquetes y regalos de las comuniones, que se nos está yendo la pinza». A lo que añade que «al paso que vamos, los bancos van a tener que conceder microcréditos para que podamos estar a la altura de los obsequios y comilonas que se organizan actualmente para festejar las primeras comuniones». Y recuerda que lo que «antaño era un chocolate con churros y un relojito hoy es un almuerzo master chef, un viaje a Eurodisney y el móvil de última generación».

Para comprender estas consideraciones del juez Calatayud el informe sobre gastos para la celebración de la primera comunión realizado por la Unión de Consumidores de Andalucía (UCA-UCE) es muy clarificador. Según este estudio, organizar una comunión puede costar más de 8.000 euros entre vestuario, complementos y banquete, entre otras cuestiones, a lo que hay que añadir el coste que la celebración tiene para los invitados. Según la UCA-UCE, en ocasiones una comunión puede suponer el endeudamiento de una familia.

Solo el vestido de una niña puede requerir el desembolso de hasta 1.235 euros, dice la organización de consumidores. A lo que hay que sumar los adornos de la cabeza y los zapatos. Si es niño, el traje es más económico. La UCA-UCE estima que el más caro puede rondar los 350 euros.

Eso sí, para que el bolsillo no sufra tanto se puede optar por el alquiler del vestido, que puede estar en unos 60 euros, o pedirlo prestado a un amigo o familiar. También existe la posibilidad de lucir un vestido de calle, que luego se puede volver a utilizar. Otra opción, que no está en manos de la familia, es que el menor haga la comunión en su propio colegio, donde se le obligue a vestir el uniforme del centro.

Lo más costoso de esta celebración es el convite, aunque los precios del menú varían mucho. Se pueden encontrar desde unos 30 euros por comensal hasta lo que una familia quiera pagar en función del lugar de la comida y de los platos que se ofrezcan a los invitados.

Pero no solo es la ropa y el ágape. En una comunión hay otros elementos que se han hecho casi imprescindibles: la contratación de un fotógrafo, pequeños regalos para los invitados –muñequitos, estampitas, marcapáginas y llaveros, entre otros detalles–, rincones de chucherías, castillos hinchable, payasos o animación para los pequeños y disc-jockey.

Además de estas celebraciones clásicas, en los últimos años también se ha puesto de moda llevar al niño que ha hecho la comunión y a sus amiguitos a un paintball o a un parque de actividades de multiaventura. Es una alternativa más económica y en la que los pequeños seguro que se lo pasan en grande.

Pero no todo son comuniones lujosas o de riesgo. También se siguen celebrando fiestas estrictamente familiares y sin grandes dispendios. En unos casos debido a la crisis y en otros por convicciones religiosas.

La UCA-UCE recomienda que para que la celebración no dé dolores de cabeza se debe hacer un presupuesto acorde con las posibilidades económicas familiares, no dejarse influir por los reclamos publicitarios, valorar la calidad-precio de lo contratado, comparar precios y no recurrir a créditos rápidos.

El apartado de los regalos también es importante –muchos pequeños solo quieren hacer la comunión por los presentes que sueñan con recibir–. Los viajes se pusieron de moda hace unos años y son el regalo estrella. Son muchos los niños que junto a su familia visitan alguno de los parque temáticos más famosos. En el top ten se encuentra Disneyland París, aunque también son destinos muy demandados PortAventura (Tarragona), el parque Warner de Madrid, o el Walt Disney World en Orlando (EEUU).

Pero en las comuniones no solo se regalan viajes. Sigue habiendo presentes tradicionales como un reloj, una bicicleta, ropa, medallitas, pulseras o cámaras de fotos y más modernos como un móvil de última generación –en contra de las recomendaciones de los psicólogos–, una tablet, una videoconsola o un libro electrónico.

También hay regalos más originales como una máquina para hacer palomitas, una rueda inflable, un kit para construir un robot ecológico, un hormiguero, talleres de cocina o fotografía y cursos de surf, golf o baile, entre otros presentes.