Una buena esquinita para perderse

Lalola (Los Remedios). Taberna Gourmet donde hay sabores que sorprenden y vinos que enamoran

17 abr 2015 / 13:19 h - Actualizado: 17 abr 2015 / 14:21 h.
"Los Remedios","Gastronomía"
  • Salón comedor Lalola. / Manolo Manosalbas
    Salón comedor Lalola. / Manolo Manosalbas
  • Lomo bajo de buey. / Manolo Manosalbas
    Lomo bajo de buey. / Manolo Manosalbas
  • Tartar de langostinos. / Manolo Manosalbas
    Tartar de langostinos. / Manolo Manosalbas
  • Ensaladilla de gambas. / Manolo Manosalbas
    Ensaladilla de gambas. / Manolo Manosalbas

El pasado 27 de Noviembre abrió sus puertas Lalola, un magnífico sitio para tapear, vaya por delante que, pecado común a la mayoría de los gastrobares que hay en Sevilla, a veces es difícil entender el precio de ciertas tapas según su tamaño, pero quizás la merma de gramos se compense con la calidad de la materia prima y la creatividad y laboriosa elaboración, podría ser. Desde luego Javier Abascal tiene buen producto y lo trabaja de lujo. Cocinero formado en la barcelonesa Escuela Hofmann, ha realizado también diversos cursos breves en la Escuela de Hostelería de Sevilla de la Taberna del Alabardero.

Con antecedentes familiares en el oficio, Abascal, se declara un seguidor de la cocina tradicional con una evidente actualización, no es muy partidario de la cocina molecular y sus vanguardistas técnicas y, como él mismo dice, prefiere no «prostituir» el producto, no enmascararlo. Le gustan los guisos tradicionales de los que siempre hay alguna muestra en su lista de tapas.

El local se encuentra en una recoleta esquina de la parte de Los Remedios que casi llega al campo de la Feria. Con una decoración en la línea de moda en bares y tabernas gastronómicas, abunda la madera rústica, el hierro y la variedad en los asientos. Hay cómodas mesas y mesas altas para los que tengan vocación de gallinas o pichones en el palomar, un acierto la pared de madera del fondo donde aparece el nombre del negocio repetido en distintas grafías. Otro gran detalle, un carrito de quesos. La sala cuenta con el gran servicio de Ana, profesional, voluntariosa y atenta siempre al cliente.

La carta de tapas es lo suficientemente variada y tiene propuestas que nos llamaron la atención. También la carta de vinos, confeccionada con un criterio moderno, ilustrativo, te aclaran tipos de uvas, crianzas y procedencias de los vinos, varios se pueden pedir por copas, estas, por cierto, de buena factura. Nos decidimos para acompañar los primeros bocados por un Massis blanco, un vino catalán con fermentación en barrica elaborado con Garnacha Blanca y Xarel.lo con cuerpo y muy rico en la boca. Nos acompañó perfectamente la ensaladilla de gambas (2,90 euros) que se acompaña con un aceite de pimentón y lleva las gambas sobre las patatas a las que si se mezcla, con acierto, huevo duro. Muy rico el humus, aove y pimentón (2,95 euros), con aceite de albahaca y acompañado por unas tortitas de pan de pita, muy suave de textura pero, a la vez, con mucho sabor, bien especiado. Seguimos con nuestro magnífico Massis blanco cuando llegó a la mesa la Ensalada de la semana (7,00 euros), en este caso una quinoa con piperada y bacalao confitado desmigado que se complementa con una «vinagreta» de aceite de oliva y soja, la mezcla funciona y la quinoa da un toque de ligereza y textura con un contraste que se vuelve más atrevido cuando añadimos, se sirve aparte, la salsa. Un choco «sucio» con crema de boletus, de cierto desangelamiento en la presentación, nos sorprendió por el potente ahora a setas y tierra húmeda que nos trajo la crema de boletus y por la tersa textura del choco, una combinación que no todo el mundo entenderá pero que pasa perfectamente por la boca.

También varía cada semana la tortilla (9,00 euros), probamos una sorprendente tortilla de manitas de cerdo, en esencia una tortilla a la francesa sobre la que se vuelca el guiso, unas manitas muy picaditas con chorizo de Valdelarco, el mejor sabor se saca con la parte más delgada de la tortilla, con menos protagonismo del huevo. Con esta tapa cambiamos a tinto y probamos un floral y fresco Tribel de Mirabel extremeño, fácil de beber, aunque con la siguiente tapa, Abascal nos sugirió certeramente un acompañamiento de manzanilla, fue un tartar de langostinos que iba sobre galletitas de mantequilla y las cabezas fritas.

Destacar el sabor a patata pura de las que acompañan al pulpo a la llama, plato de intenso cromatismo. Un correcto lomo bajo de buey y, para finalizar, un bizcocho de canela con helado de cerveza Guinness, no digo más, y una tarta de queso sobre galleta de mantequilla con un «inolvidable» helado cremoso de chocolate y fresas, adictivo.