Una foca contra la tristeza

El doctor Shibata presenta en la US a Nuka, un robot con aplicación terapéutica

06 nov 2017 / 22:16 h - Actualizado: 06 nov 2017 / 23:10 h.
"Tecnología","Ciencia","Universidad de Sevilla","Robótica"
  • Una de las aplicaciones del el robot terapéutico Nuka.
  • El doctor y director del AIST Japón, Takanori Shibata, muestra el robot terapéutico Nuka. / Manuel Gómez
    El doctor y director del AIST Japón, Takanori Shibata, muestra el robot terapéutico Nuka. / Manuel Gómez
  • Detalle del rostro del bebé foca que ya se está utilizando en diversos países. / Manuel Gómez
    Detalle del rostro del bebé foca que ya se está utilizando en diversos países. / Manuel Gómez

Sus propiedades terapéuticas están «clínicamente probadas». Con esta contundente afirmación, el doctor Takanori Shibata, director de investigación en el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (AIST, por sus siglas en inglés) de Japón, presenta a un peluche adorable que, bajo su suave apariencia de bebé foca, esconde una tecnología tan puntera que es capaz de reducir, en según qué pacientes, los niveles de ansiedad y tristeza.

Así lo aseguró Shibata en una entrevista mantenida con este periódico y durante la conferencia inaugural de la presentación de la II Semana Cultural Japonesa que ayer comenzó en la Universidad de Sevilla (US), una charla llamada Perspectivas de futuro y funciones de los robots en la sociedad actual: el caso del robot Nuka y organizada en colaboración con la Fundación Japón. Nuka, el nombre con el que va a comenzar a comercializarse en España a partir del próximo año, es la novena generación de un robot cuya idea empezó a gestarse en 1993. Desde la idea original ha evolucionado tanto que, ahora mismo, es capaz de responder con movimientos y sonidos a distintos estímulos mostrando sentimientos, lo que permite usarlo en múltiples aplicaciones terapéuticas. Porque este bebé foca atiende con su mirada a quien le habla y es capaz de comprender hasta cinco idiomas –japonés, inglés, francés o italiano y próximamente también castellano– a través de su sistema de inteligencia artificial y un micrófono con el que escucha la voz. Puede incluso detectar el tacto de quien le acaricia y reconocer la luz y la oscuridad gracias a los microchips y varios sensores que lleva incorporados.

Así, Nuka se convierte en un compañero ideal para personas que padezcan depresión, ansiedad, miedo o insomnio fruto de enfermedades como la demencia senil, la depresión o el cáncer. Y es que su principal objetivo es acompañar a personas con autismo, mayores, personas dependientes o con necesidades especiales. Como han confirmado varios estudios, según comenta su creador, Nuka permite reducir los niveles de ansiedad y tristeza de los pacientes, mejora la presión sanguínea y los efectos de la rehabilitación en personas con desórdenes cognitivos y el estado de ánimo de enfermos con cuidados paliativos y de los niños en hospitales. Una cuestión avalada por las autoridades sanitarias de los lugares donde ya se está utilizando. En la actualidad, explica Shibata, ya hay al menos 5.000 Nuka repartidos por más de 30 países –entre los que se encuentra el propio Japón, su país de nacimiento, Australia, Estados Unidos, Singapur, Alemania o Dinamarca–, donde los hospitales o residencias de mayores son los principales clientes de esta tecnología. En España ya existen algunos centros en los que el robot está presente, si bien su implantación será mayor en 2018 a un precio de 5.000 euros.

Pero, ¿por qué una foca y no cualquier otro animal? El doctor Shibata es claro: «Hay personas a las que no les gustan los perros o los gatos, y con este mamífero, sin embargo, suele haber unanimidad». La tesis se confirma con tan solo ponerse a Nuka en el regazo, acariciarlo y percibir su interacción.