Ecoperiodismo

Zoosanitario de Sevilla (I): El campo de concentración para gatos

El zoosanitario es un trastero de gatos hacinados en jaulas, sin ventilación y apenas luz natural. Una “improvisada gatera” alberga a todos los felinos en condiciones extremas de calor en verano y de frío en invierno, propiciando enfermedades. La situación de los gatos abre el primero de los reportajes de esta serie periodística sobre el infierno animal que supone el zoosanitario de Sevilla.

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
19 ene 2020 / 05:45 h - Actualizado: 19 ene 2020 / 06:45 h.
"Ayuntamiento de Sevilla","Física","Espacio","Ecoperiodismo","Maltrato animal","Animales","Entrevista","Presupuestos","Verano","Invierno"
  • Zoosanitario de Sevilla (I): El campo de concentración para gatos

Todo empezó mal. A finales del siglo pasado el Ayuntamiento de Sevilla usó unos almacenes municipales para crear el zoosanitario de la ciudad, el lugar en el que los animales callejeros debían recuperarse si estaban enfermos y lograr ser adoptados. Pero en su lugar se concibió un espacio para ser un depósito de seres vivos, un almacén de jaulas, donde las condiciones de vida son tan precarias que una de las residentes permanentes del zoosanitario es la muerte.

Conscientes de que estas precarias instalaciones municipales son una vergüenza social, el Ayuntamiento de Sevilla impide que se graben las instalaciones y mucho menos que la visiten periodistas independientes. Tras más de dos meses de insistencia solicitando una entrevista y visita a las instalaciones, el gabinete de prensa del alcalde socialista Juan Espadas mantiene en el olvido la petición de este medio para dar a conocer a la opinión pública el estado de estas instalaciones. También ha obviado hacer declaraciones sobre el zoosanitario. ¿Qué oculta el Ayuntamiento de Sevilla? La respuesta es un espacio de confinación, maltrato y muerte animal del que sí han dado constancia desde la Plataforma Sevilla Consciente en un informe sobre la situación actual del zoosanitario de Sevilla que ya se ha remitido al Consistorio hispalense. Los datos recabados por esta organización ciudadana independiente revelan el desinterés absoluto del equipo del alcalde socialista Juan Espadas por la fauna urbana.

Los que peor lo tienen en Sevilla son los gatos. Según el informe, al que ha tenido acceso en exclusiva Ecoperiodismo, las gateras del Zoosanitario de Sevilla son “un trastero para animales hacinados, sin ventilación y apenas luz natural”. La última remodelación que se hizo del zoosanitario en el año 2011 no contemplaba instalaciones para felinos. Así, las obras finalizadas en 2016 “fueron totalmente insuficientes y algunas de las partidas presupuestarias, supuestamente, no se destinaron al objetivo aprobado”, explica la Plataforma Sevilla Consciente en su informe en el que incide en que “el propio Ayuntamiento lo justifica con que esas partidas iban a asuntos más prioritarios”. La partida para gateras, prevista en 2011 y desde el 2014 incorporada a los presupuestos oficiales, sigue quedando relegada a los “asuntos prioritarios” del Ayuntamiento. La realidad es que, como denuncian desde la citada Plataforma, “a fecha de hoy, siguen sin existir gateras apropiadas que cumplan con los requisitos mínimos legales”.

Según han constatado desde la Plataforma Sevilla Consciente en sucesivas visitas al Zoosanitario, los felinos permanecen hacinados, en un cuarto trastero de menos de 20 metros cuadrados. Un cuarto trastero, que los mismos empleados del Zoosanitario vaciaron de objetos para convertirlo en una gatera improvisada y, como nada es más permanente que lo provisional, allí siguen los gatos todos juntos, hacinados y revueltos, conviviendo gatos mansos con ariscos, ferales y domésticos, sanos y enfermos, hembras y machos en celo y sin castrar. Los gatos cachorros se introducen en pequeñas jaulas individuales que se apilan como objetos, según denuncian los voluntarios que han participado en las visitas para recabar información sobre el estado de este auténtico campo de concentración animal.

Según el informe, la cubierta de esta “gatera improvisada” es una simple chapa ondulada que, durante el verano, puede alcanzar temperaturas de más de 40 grados centígrados o rozar los cero grados en invierno. Todas estas circunstancias, favorecen la reproducción y propagación de virus, bacterias y demás patógenos que, lógicamente, vienen a desembocar en enfermedades de contagio masivo y constante. “Estas circunstancias y estos hechos, prueban que el Ayuntamiento incumple gravemente sus propias ordenanzas y la Ley 11/2003 del 24 de noviembre de la Junta de Andalucía de protección animal”, denuncian desde la plataforma ciudadana.

En concreto, atendiendo a la citada Ley, el Ayuntamiento estaría incurriendo en situaciones que comportan maltrato animal, según alerta la Plataforma Ciudadana Sevilla Consciente en su informe, ya que en el artículo 4, apartado c se prohíbe expresamente “mantenerlos en lugares o instalaciones indebidas desde el punto de vista higiénico-sanitario o inadecuadas para la práctica de los cuidados y la atención necesarios que exijan sus necesidades fisiológicas y etológicas según raza o especie”. Además de la Ley andaluza, según este informe, el Ayuntamiento también incumpliría su propia ordenanza municipal del 21 de agosto de 2019 que prohíbe “maltratar, mutilar o agredir física o psicológicamente a los animales o realizar con ellos cualquier acción que les irrogue sufrimientos o daños injustificados; mantenerlos en lugares o instalaciones indebidas desde el punto de vista higiénico–sanitario, o inadecuadas para la práctica de los cuidados y la atención necesarios que exijan sus necesidades fisiológicas y etológicas, según raza o especie.; y mantener a los animales en recintos y lugares donde no puedan ser debidamente controlados, vigilados y atendidos”. “Quien aprueba ésta última normativa, es decir, el propio Ayuntamiento de Sevilla, podría considerarse el primer infractor de ésta, en relación a los animales bajo su custodia en el Zoosanitario”, concluye el informe.

Los gatos, además de extremadamente sensibles y limpios, sin animales muy territoriales a los que no les gusta compartir espacios reducidos, “por ello -concluyen desde el informe de la Plataforma Sevilla Consciente- deberían estar en régimen de semilibertad, en instalaciones donde puedan jugar, acechar, escarbar la tierra, correr, esconderse, saltar, rascar...”, reclaman desde la Plataforma Sevilla Consciente.

Mientras, el zoosanitario es una sentencia casi segura de muerte para los animales que entran en estas instalaciones. Según los datos del informe, casi el 40 por ciento de los gatos ingresados acaban muriendo o incinerados.