Sanidad
Salud pide no alarmar con la fiebre de Crimea-Congo tras un caso en Sevilla: ¿hay algún peligro?
La enfermedad dura entre cuatro y cinco días y la inmensa mayoría de los infectados no presentan síntoma alguno
La Consejería de Salud ha confirmado este viernes un nuevo caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo provocada por una garrapata en la provincia de Sevilla. El hombre de 46 años, que evoluciona de manera favorable, está ingresado en la planta de Aislamiento del Hospital Universitario Virgen del Rocío.
Tras este nuevo contagio, tanto la Consejería de Salud y Consumo como el Ministerio de Sanidad han realizado un llamamiento a la calma tras la preocupación generada entre la población ante posibles contagios. Desde 2013 ha habido en España 16 casos y solo este año ha habido tres, después de que se confirmara un nuevo contagio en Sevilla. El primero de los casos de este 2024 se detectó en la frontera de Salamanca con Portugal y el segundo en la provincia de Toledo. Pese al bajo grado de incidencia, la Junta ya trabaja en la identificación de posibles nuevos casos y realizar un seguimiento si fuera necesario.
El contagio de esta enfermedad es poco habitual y se suele producir en personas que pasan gran parte de su tiempo en la naturaleza o con animales. Aunque el virus tiene incidencia a nivel mundial, a excepción de Oceanía y América. Según el Ministerio, su llegada a España se debe principalmente a la introducción en aves migratorias portadoras de garrapatas infectadas. Las rutas de las aves migratorias de origen africano con nuestro país son el principal factor que hace que España sea el único Estado de Europa occidental con casos registrados. Pese a la alarma generada, hay que destacar la infección entre humanos es muy complicada y se produce por el contacto con los fluidos de un enfermo.
Solo el 10% de los infectados son sintomáticos
Las autoridades sostienen que de manera habitual no es una enfermedad de carácter grave, pero que en personas con patologías previas sí que puede resultar más peligrosa. Un estudio realizado a 3.000 pacientes en Turquía reveló que el 90% de los infectados fueron asintomáticos. Eso sí, la enfermedad puede llegar a causar la muerte de entre el 2% y el 30% de las personas que se infectan.
El periodo de incubación del virus es de entre tres y siete días, con un máximo documentado de 13. Además, Sanidad explica que el periodo de recuperación se puede alargar entre 10 y 20 días tras el comienzo de la enfermedad. Durante este tiempo, que según el Ministerio "puede ser lento", se pueden manifestar "algunos síntomas como pulso débil, afectación de algunos nervios, dificultad para respirar, sensación boca seca, disminución de la agudeza visual, pérdida de audición y de memoria".
Ante estos datos son muchos los que ahora se preguntan cuáles son los síntomas de esta enfermedad. En general los pacientes reconocidos padecen fiebre de instauración brusca, dolor de cabeza, mialgias y mareos y se suelen alargar entre cuatro o cinco días. A estas señales se pueden sumar también diarrea, náuseas o vómitos, así como enrojecimiento de cara, cuello o tórax, congestión ocular o conjuntivitis. En los casos más graves, se desarrollan también síntomas hemorrágicos como hematomas, hemorragias nasales y hemorragias incontroladas en los puntos de inyección.
Las autoridades recomiendan cubrirse el cuerpo y vestir ropa clara
Los síntomas se tratan conforme aparecen en los pacientes, puesto que no hay un tratamiento concreto ni una vacuna para luchar contra ella. Por tanto, cuanto antes se detecta y se empieza a tratar más fácil resulta minimizar sus efectos. Para reducir sus consecuencias, que suelen afectar a personas de más edad o con patologías previas, resulta fundamental retirar la garrapata lo antes posible. Para poder identificarlo es necesario hacer unas pruebas específicas en el laboratorio.
Para evitar las picaduras, desde la Consejería recomiendan minimizar las zonas del cuerpo expuestas y con prendas de color claro para identificar rápidamente a la garrapata y usar repelentes. Así mismo subraya la importancia de pasar el menor tiempo posible en espacios potencialmente infectados, caminar por el medio de los caminos del campo para evitar la vegetación y revisar el cuerpo una vez terminada la exposición.
La Junta de Andalucía cuenta desde el año 2016 con un protocolo de vigilancia de esta enfermedad que establece las medidas de salud pública a llevar a cabo tanto de asistencia a pacientes positivos tanto como cuando son probables, estableciendo la fórmula para atenderlos dentro del sistema sanitario. Además, en abril, el Consejo de Gobierno andaluz aprobó el Plan Estratégico Andaluz para la Vigilancia y Control de Vectores Artrópodos con Incidencia en Salud (PEVA) cuyo objetivo es unificar e implementar medidas de carácter integral y horizontal en el territorio para la vigilancia y prevención de las enfermedades trasmitidas por vectores, como las garrapatas, presentes o con potencial de estarlo en nuestro territorio.
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