CATÁSTROFE EN VALENCIA

Un vecino de Pedralba: "Encontramos a mi hermano bajo los escombros de su casa"

“Lo último que supimos es que estaba paseando a las perritas”, explica su hermano Joaquín

Francisco Quesada murió en su casa de Pedralba

Imagen de Francisco Quesada

Imagen de Francisco Quesada / REDACCIÓN

Marta Rojo

Lo último que Joaquín supo de su hermano Francisco es que iba a salir a pasear a las perritas. Le mandó un vídeo a la familia a las dos de la tarde en el que mostraba los primeros efectos de las lluvias en el río a su paso por Pedralba: el caudal iba crecido. Luego dejaron de llegarle los WhatsApps. “Creíamos que podía estar incomunicado, y estábamos preocupados pero no tanto como estuvimos luego”, explica su hermano. Lo encontraron, después de una búsqueda desesperada, bajo los escombros, en su casa, y la familia denuncia la escasa colaboración del alcalde de la localidad, que no estuvo localizable en todo el festivo del 1 de noviembre, denuncia Joaquín.

“Nos enteramos como la mayoría; yo vivo en València capital donde no llovía y a las ocho y diez empezaron a sonar los teléfonos y lo primero que hice fue llamar a mi hermano porque sé que él vive allí arriba y allí llueve mucho”, explica. Francisco estaba en Pedralba, donde vivía y teletrabajaba como redactor e informático de páginas web y no le llegaban los mensajes.

"Pensamos que estaba en el coche"

Al dia siguiente, por la mañana, su hermano estaba viendo À Punt y escuchó al alcalde de la localidad decir que no había víctimas. “Pensamos que eso implicaba que no lo iban a buscar y eso nos dio la alarma”, explica. Recogió a su cuñada y se fueron a Pedralba. “A la casa no había ido nadie todavía, fuimos los primeros en llegar”, detalla. Se asomaron a las ventanas llamando a Francisco y solo vieron a una de las perras encima de un sofá. “Estuvimos mirando pero se hizo de noche; vimos que no estaba el coche y salimos a buscarlo, tocando con palos y todo por la vegetación”, relata.

Acudió toda la familia y amigos y siguieron la búsqueda río abajo. Buscaban un coche y pensaban que sería visible. “Peinamos el Turia palmo a palmo”, asegura Joaquín. A la vez intentaron contactar con el 112 y el teléfono de desaparecidos pero “estaban colapsados”.

No les dejaron usar drones

La familia, que pensaba que el coche podía estar en el río con Francisco dentro, pudo contactar con una empresa de drones que estaba preparada para ayudarles a buscar. “Pero necesitábamos permisos de las autoridades y no nos los dieron, y eso que la policía cuando llegamos a la casa por primera vez ni siquiera entró a buscar: en general no se han manchado de barro ni las botas en todos estos días”, lamenta.

El viernes, era festivo. “Todo el pueblo se volcó a ayudar pero el alcalde estaba desaparecido”, denuncia, cuando les hacía falta maquinaria pesada, capazos y palas. “Se habría cogido puente”, lamenta. Pero la familia sí recibió la ayuda de un concejal, y de la localidad natal de Joaquín y Francisco, Bigastro. La maquinaria, cuando al fin llegó, el sábado por la mañana, “empezó a tirar trozos de la casa para poder entrar”. Sobre la una de la tarde, los que buscaban vieron el coche río arriba, pero Francisco no estaba en él. Cuando volvían del río, un familiar comunicó a su hermano que lo acababan de encontrar bajo los escombros, en su casa, muerto. “La riada no fue solo de agua, sino de cañas, casas, coches, árboles de 50 metros, fue brutal”, explica.

Francisco tenía 44 años y “muchos proyectos”. Era, según su hermano, “un trozo de pan”. “Lo daba todo por los suyos, sé eso se dice de toda la gente cuando se muere pero esa es la realidad”, asegura. Pero además de “muy buena gente” era, dice Joaquín, “muy listo”: “Por eso decíamos que era imposible que le hubiera pillado allí”.

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