CATÁSTROFE EN VALENCIA
Por qué el centro de coordinación de emergencia en Valencia no actualiza las cifras de los fallecidos pese a los levantamientos
Un error al alza en el número de víctimas mortales el viernes, que no fue corregido ni admitido, llevó a no sumar más fallecidos desde el sábado. A partir de ahí, el bulo de que se ocultan los muertos se disparó.
El sábado por la mañana, cuando se cumplía el cuarto día de la catástrofe humanitaria provocada por la DANA, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, informaba en rueda de prensa de que el número de fallecidos ascendía a 211, solo 9 más que un día antes, pese a que de jueves a viernes habían aumentado en 47. Fue la primera señal de alarma. ¿Por qué ese frenazo en seco? Por la tarde, el president de la Generalitat, Carlos Mazón, le restaba uno y lo dejaba en 210. Y ahí se quedó anclada la cifra; segunda señal de alarma.
Nadie la volvió a actualizar, salvo el lunes para sumarle una víctima mortal, y dejarlo en 211, coincidiendo con un titular de Levante-EMV en el que, con fotografías, se documentaba el hallazgo y levantamiento del cadáver de una mujer en el garaje de una tienda de muebles de Sedaví.
Hasta ese momento, la única cifra de víctimas mortales (92, el miércoles; 155, el jueves; 202, el viernes; y los 211/210, el sábado) que se facilitaba oficialmente era la ofrecida por el Cecopi, el centro de coordinación de la emergencia, constituido la misma tarde del desastre, la del 29 de octubre, bajo el mando de Mazón porque el nivel (2) era autonómico. Eso sí, cuando el president se incorporó, claro, porque llegó dos horas y media después de que se formara ese núcleo de la crisis.
Ese estancamiento en la suma disparó todo tipo de especulaciones y bulos. Y fue la gasolina para incendiar el peor de todos: "Los políticos mienten y ocultan las cifras porque hay miles de muertos y los medios de comunicación son sus cómplices". En términos de seguridad: desinformación para provocar desestabilización.
Desde el domingo por la noche, tomó las riendas informativas el único órgano facultado por ley, el Centro de Integración de Datos (CID), constituido al día siguiente de la catástrofe y formado por médicos forenses y especialistas en identificación de cadáveres de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.
En su primera información pública, la del domingo por la noche, facilitada a través de la oficina de prensa del TSJCV ya que las muertes accidentales son competencia de los juzgados (son muertes judiciales por definición), dieron por fin las cifras reales de víctimas mortales: 188, es decir, 22 menos que las del Cecopi.
Al día siguiente, lunes, subió a 190; el martes, a 195; el miércoles, a 199; y el jueves, a 207. En teoría, seguían ‘faltando’ cuatro para igualarse con los del Cecopi. ¿Cómo es posible que no coincidan? Sobre todo, teniendo en cuenta que las cifras del CID son transmitidas a diario por la cadena de mando policial a los superiores, y que la Policía Nacional y la Guardia Civil está representada en ese Cecopi . Por cierto, esa célula de crisis ya no incluye, desde el miércoles por la noche, cuando cada vez más medios demandaban una explicación ante ese baile de cifras, esos 211 muertos en sus balances, pero sí lo hace Moncloa a través de la web InfoDana creada para informar sobre esta catástrofe.
¿Cómo es posible esa disparidad? En primer lugar, es necesario remarcar que el CID es una oficina técnica prevista en el Real Decreto 32/2009 , el protocolo nacional de actuación médico-forense y de Policía Científica en sucesos con víctimas múltiples. Esta es la tercera vez que se forma. Antes se hizo con el accidente del tren Alvia en Santiago de Compostela y con el del caza F-16 que se estrelló en Los Llanos (Albacete).
El funcionamiento es un simple conteo: se contabiliza cada cadáver a medida que es localizado, levantado y trasladado al Instituto de Medicina Legal (IML) de València, donde se le asigna un código alfanumérico hasta su identificación, los forenses le practican la autopsia y los policías o guardias civiles le toman las huellas y una muestra de ADN. Después, se traslada el cuerpo a la morgue de Feria València a la espera de su identificación completa. No hay más: ni cadáveres sin levantar, ni sospechados, ni nada.
Entonces, ¿en qué se basó el Cecopi? En un error. Un simple error en la trasposición de los datos, posiblemente el jueves o el viernes, que alguien decidió que era mejor mantener y no enmendar, sobre todo cuando ya arreciaban las críticas por la pésima gestión de la catástrofe. Y lo decidieron por mucho que ese estancamiento en la actualización estuviese disparando los bulos y calentando aún más si cabe la indignación de los damnificados (y del resto del país). ¿A_qué esperaban? ¿A que se equiparasen las cifras del Cecopi y del CID? ¿De verdad alguien pensó que era una buena idea fiar la torpeza a la capacidad mortífera de la DANA_antes que salir y explicar con humildad que un error es un error y ya está? Es más, ¿nadie pensó que en cuanto el TSJCV difundiese las cifras oficiales el castillo de naipes caería por su propio peso? Más y más preguntas y, como con el resto, pocas o ninguna respuesta
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