Entrevista | Paco Lobatón periodista y vicepresidente de la fundación QSDglobal

"Hemos tenido ejemplos de desapariciones convertidas en mercancías para la conquista de audiencia"

El famoso periodista y vicepresidente de la fundación QSDglobal participa este viernes y sábado en la I Conferencia internacional de personas desaparecidas que se celebra en Sevilla

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Jorge Jiménez

Carlos Doncel

Paco Lobatón (Jerez de la Frontera, 1951) es la voz periodística de los desaparecidos. Este comunicador presentó el famoso programa de televisión Quién sabe dónde allá por los 90, y desde entonces no ha dejado de escuchar a las familias. Ahora lo hace a través de la fundación QSDglobal, de la que es vicepresidente, una entidad creada con dos objetivos: "fomentar el acompañamiento recíproco" entre aquellos que buscan a sus seres queridos y "pelear con los poderes públicos para que se atiendan sus necesidades".

En España desaparecieron 15.126 personas en 2023, según el último informe del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES). Más de 40 al día. Tras ellos, cientos de familiares para los que su búsqueda "se convierte en una razón de vida, en un motor que les renueva la capacidad para albergar esperanza", tal como lo define Lobatón. Todo para que, en mitad de "la marejada negra que es la incertidumbre", aquella vez no se convierta en la última.

"Las familias siempre repiten lo mismo: 'Nadie nos puede entender mejor que quienes están en la misma situación'", señala el popular presentador. Por eso QSDglobal ha organizado en Sevilla la I Conferencia internacional de personas desaparecidas, que acoge la Fundación Cajasol este viernes y sábado, y en la que participan afectados y profesionales de diferentes ámbitos y países. Porque aunque cada caso es único, a todos les une un mismo dolor, una misma esperanza.

PREGUNTA. Esta Conferencia internacional reúne a familias de España, México o Italia. ¿La empatía entre personas que sufren este tipo de situaciones debe ser un gran nexo de unión, verdad?

RESPUESTA. Desde que empezamos en 2016, lo que ha marcado estos eventos es la conciencia de colectivo, de grupo humano. Las familias siempre repiten lo mismo: “Nadie nos puede entender mejor que quienes están en la misma situación”. Y ese acompañamiento recíproco es muy importante.

Nuestra misión principal como fundación ha sido desde el principio intentar que eso funcione, y por otro lado, pelearnos con los poderes públicos para conseguir que se atiendan sus necesidades.

P. ¿Cuánto desamparo hay en esa comunión?

R. Hay mucho. En la primera declaración que se hizo en Úbeda y Baeza en 2015 se hablaba de una manera rotunda de desamparo, de desatención, de agravio, de soledad. Todo eso se ha ido paliando en cierta parte porque ha habido muchos encuentros entre familias y porque se creó el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), que permitió que tuvieran un lugar de referencia al que dirigirse.

Este no es un asunto en el que quepa una respuesta general. Hay que hacer avances globales y dotar de los recursos necesarios, sí, pero luego cada caso es único. Recuerdo una ponencia en el Parlamento Europeo del responsable de la unidad especializada de la Policía belga en la que dijo: “Cada desaparecido es un caso personal e intransferible”.

"Hay que hacer avances globales y dotar de los recursos necesarios a nivel general, pero cada caso de desaparición es único"

P. ¿Los avances en España deben ir encaminados a crear una unidad policial especializada?

R. Me acuerdo que en el programa Quién sabe dónde, allá por los 90, escuché muchas veces a asociaciones como InterSOS pedir unidades de desaparecidos. Desde entonces ha habido algunos avances significativos: antes tenían grupos de trabajo con delitos muy diversos, y poco a poco, tanto en la Policía Nacional como en la Guardia Civil se ha ido focalizando.

La Benemérita, de hecho, cuenta sobre todo con la Unidad Central Operativa (UCO), que aunque no se dedique en concreto a esto, cuando se ha ocupado de desapariciones significativas -como las de Diana Quer, Gabriel Cruz o Manuela Chavero-, las ha resuelto. De hecho en Hornachos (Badajoz) he visto centenares de carteles con el lema “UCO ya” para el caso de Francisca Cadenas.

P. Estamos cerca de ello, por tanto.

R. En mi intervención en la conferencia voy a plantear que ahora mismo hay una posibilidad formidable de acercarse bastante a esa realidad. Tener unidades especializadas es un objetivo de máximos, pero se estaría muy cerca de eso con la figura de los coordinadores provinciales que ha propiciado el CNDES.

La organización reforzada entre los distintos cuerpos policiales a nivel de provincia podría dar lugar a unidades de acción para casos de desapariciones. Esta sería una dirección realista y absolutamente necesaria.

P. La gran mayoría de denuncias pertenecen a fugas voluntarias, mientras que un 4% se corresponde con las desapariciones involuntarias y un 1% a las forzosas. ¿Se le da la visibilidad necesaria a ese 5%?

R. Soy muy crítico con la categorización de las desapariciones, porque la voluntariedad es relativa. Solo cabría hablar de ello cuando una persona al ser encontrada declarase que se ha ido porque necesitaba marcharse, pero esto es una excepción.

Por eso se habla de desapariciones sin causa aparente, porque no hay una constatación. Cuando se dice “desaparición voluntaria” porque no hay una evidencia de que haya sido forzada se está comprometiendo el que se dispongan de todos los recursos necesarios. Si a un agente le llega una notificación de un caso así, va a atender cualquier cosa mínimamente urgente antes que eso.

"Cuando se habla de 'desaparición voluntaria' se está comprometiendo el que se dispongan de todos los recursos necesarios"

Pilar Muniesa, directora del CNDES, siempre comenta: “No es que las 24 primeras horas sean las más importantes, es que son las únicas”. Hay que responder inmediatamente, y una vez que se haga, tendremos la oportunidad de verificar el motivo. Pero no se puede retraer ninguna energía ni recurso sobre la premisa de la voluntariedad.

P. ¿Cuánto espacio ocupa el morbo en el tratamiento de los medios de comunicación en los casos de desapariciones?

R. Depende. Por desgracia hemos tenido ejemplos de desapariciones convertidas en mercancías para la conquista efímera de audiencia en televisión. El caso de Diana Quer es muy representativo de ese olvido de las tareas de los medios en estas situaciones, que deben ser contribuir a la localización de la persona y, si está en riesgo su vida, intentar salvársela.

En aquella ocasión nos llegaron muchos mensajes de familiares indignados porque no se había hablado de sus casos. A raíz de eso convocamos un foro en Madrid en el que participaron colegas que confesaron que se les había pedido informar constantemente, incluso cuando no había nada que contar. De estas charlas nació una guía de buenas prácticas para el tratamiento informativo.

P. Y usted que ha estado tantos años al lado de las familias, ¿los años acaban con la esperanza?

R. La experiencia que tengo como compañero de viaje es que no. Hay un desgaste enorme, pero la mayoría de familias siguen y siguen. La búsqueda de su ser querido se convierte en una razón de vida, en un motor que les renueva su capacidad para albergar esperanza. Y cuando además esas voluntades se conjugan, como ocurre en este congreso, se avanza mucho más.

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En 2022, durante un encuentro que hicimos en el Senado, vi un libro sobre navegación que hablaba de conquistadores de horizontes. En aquel momento me dirigí a las familias, y les dije: “Vosotros sois los auténticos conquistadores de horizontes. Frente a la incertidumbre, que es una marejada negra, veis que allí, al final, hay tierra. La esperanza de encontrarlos”.

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