Entrevista

Claude Béata, etólogo: "De los gatos podemos aprender a vivir al lado del otro, del diferente"

"Si tratamos al gato como no quiere, puede desarrollar trastornos de ansiedad y a veces el dueño no se da cuenta"

"No les entra en la cabeza la jerarquía, no la entienden; los humanos pensamos demasiado en jerarquía"

Claude Béata

Claude Béata / / Kitsune Books

Fidel Masreal

Claude Béata, etólogo de fama mundial, ha dado una lección de humanidad hablando de gatos en su último libro. De su manera de ser, de sus problemas de salud mental, de la manera de convivir con ellos, recordándonos siempre que no se trata de una especie social, pero de la que se puede aprender mucho en cuestiones como el respeto y su alergia a las relaciones verticales de 'ordeno y mando'. Hablamos con Béata en una videollamada con el apoyo de Fernando Á. Monteluna.

¿Qué le diría a las personas que creen absurdo dedicarse a la salud mental de los gatos, que eso no existe?

Por supuesto que podemos hablar de salud mental de los animales. Desde hace 30 años me bato el cobre por defender el término psiquiatría animal. Y hay gatos que sufren y a los que podemos ayudar a través de la psiquiatría. No es que sean misteriosos o incomprensibles, sino que son diferentes a nosotros, y tenemos que hacer un trabajo de empatía para intentar comprenderlos. Los felinos no son una especie social.

Desde hace 30 años me bato el cobre por defender el término psiquiatría animal. Hay gatos que sufren

Entonces, ¿Cómo nos tenemos que relacionar con ellos?

Los gatos pueden tener una relación de apego, por así decirlo, con otros individuos, sean personas u otros animales, pero no es una relación social.

¿Hay un creciente problema de salud mental en los gatos por no estar bien tratados en los domicilios?

Hay que enseñar al dueño que si tratamos al gato como no quiere, puede desarrollar trastornos de ansiedad y a veces el dueño no se da cuenta porque a veces simplemente el animal está inhibido, engorda, no hace cosas. Y hay un problema, fruto de la incomprensión de la especie felina. La clave es la inhibición de la conducta.

En Barcelona cada mes se producen varias llamadas a los bomberos de personas encerradas en una habitación porque su gato se ha vuelto violento. ¿Pueden sufrir también psicosis y esquizofrenia?

En Francia hay más personas hospitalizadas por ataques de gatos que de perros. El gato puede ser violento y tener conductas violentas. También hay violencia que no tiene que ver con una enfermedad mental sino con el hambre, por ejemplo. Pero sí hay problemas psiquiátricos, disociación. El gato se queda fuera de la realidad y se imagina al propietario como una gran rata rosa a la que atacar (ríe).

Al hablar de la salud mental de los gatos, en realidad está usted nos está dando una lección de humildad, porque creemos a menudo que sólo nosotros tenemos trastornos, conciencia, sentimientos...

Por supuesto, compartimos con los animales la posibilidad de sufrir enfermedades mentales pero se les consideraba objetos, obviando lo que veían sus dueños. Pero sí, hay conciencia animal, todo el mundo está de acuerdo en ello, y es diferente de la humana. Un psiquiatra francés, Henry Y, dice que si hay una psicología animal ¿Cómo no va a haber una psicopatología? Tienen conciencia, y si se desregula, pueden acabar sufriendo.

Compartimos con los animales la posibilidad de sufrir enfermedades mentales

Sobre la manera de ser de los gatos, usted explica que "no tienen mecanismos de reconciliación". ¿Si le hago algo mal a un gato no me perdonará nunca?

Puede pasar. La clave es que no son una especie social. Los humanos, las especies sociales, nos peleamos y reconciliamos. Los gatos, no. Pueden romper definitivamente y terminantemente una relación.

¿Podemos aprender algo de la psicología de los gatos?

Podemos aprender mucho. Tolerancia, empatía, la necesidad de comprender al otro y de vivir al lado de otros que son diferentes a nosotros. Hoy en día, con la situación política en Francia, nos iría muy bien aprender esto de los gatos (ríe).

Escribe usted que los gatos son alérgicos a la jerarquía y esto representa como nadie el siglo XXI

No, no les entra en la cabeza la jerarquía. No la entienden. Y no se le puede castigar porque no entiende qué se le intenta trasmitir, en cambio, nosotros, los humanos, pensamos demasiado en jerarquía, y sabemos muy bien qué es eso.

Con los gatos no podemos hablar. ¿Cómo son las psicoterapias con ellos?

Nunca un tratamiento se basa solo en los medicamentos. El medicamento sirve para la plasticidad cerebral, para que su cerebro se pueda adaptar a nuevos comportamientos. Pero si no hacemos una terapia comportamental no va a aprender nada nuevo. La terapia comportamental consiste en restaurar el territorio del gato.

Nunca un tratamiento se basa solo en medicamentos. Si no hacemos una terapia comportamental no va a aprender nada nuevo

Empieza por un punto fundamental que es no castigar, no se le pega, no se le grita, porque esto puede romper la relación, es peligroso e inútil. Estamos en un mundo de castigos, a los perros, a los niños... Con los gatos, esto no funciona.

Sufren indefensión aprendida cuando no ven una salida y caen en depresión, porque está descrito exactamente igual en los humanos...

Efectivamente, es un síntoma ligado a la depresión. Se cree que por vivir en interior tienen depresión. No es así, pueden vivir muy bien en un apartamento pequeño, a condición de que la casa tenga zonas de estimulación, juegos, zonas de sueño, excreción y alimentación.

Tenerlos aporta bienestar físico, baja el cortisol, se reduce la frecuencia cardíaca. Nos hace bien

La pregunta final, la más importante: Vivo en un apartamento y mis hijos me piden constantemente un gato, ¿qué tengo que responder?

Tendrá lugares para esconderse, falsas presas, jugará con los niños... El gato va a ser muy feliz y sus hijos también. Quizás usted un poco menos (ríe). A mí los gatos me aportan el valor la diferencia, el respeto. Tenerlos aporta bienestar físico, baja el cortisol, se reduce la frecuencia cardíaca. Nos hace bien. Y cuando le sonríes, el gato achina los ojos en reflejo.

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