Durante muchos años todo lo que hacían Amistades Peligrosas era éxito de ventas. Una banda a la que pertenecía Alberto Comesaña y que siempre tuvo a Cristina del Valle como imagen femenina. Ahora, con un proyecto discográfico entre manos titulado “Pacto de sal”, la intérprete vuelve a la carretera acompañada del gallego Marcos Rodríguez. Juntos se presentan con “Ya no vives en mí”, un proyecto con el que vuelven dispuestos a darlo todo...
- A Cristina muchos la conocimos antes de Amistades Peligrosas...
- (C) Mi nombre artístico era ‘Cris’, pero antes tenía tres años cuando ya era profesional. Mi escenario era una silla, donde cabía y me decían que cantara.
-¿Y no te cansas?
- (C) Lo llevamos en las venas.
- (M) Es verdad que te bajas de un escenario y estás agotado, pero si te gusta lo que haces no estás trabajando, estás disfrutando.
-Has compartido escenario con figuras como Paloma San Basilio...
-(M) Yo no sabía eso (risas).
-(C) Paloma es impresionante, un referente. En la compañía discográfica que compartíamos nos decían: “No tenemos a una, tenemos a dos, menudas personalidades...”
-Qué bonito que siempre tengáis cosas por descubrir el uno del otro...
-(C) Cuando perdemos la capacidad de emocionarnos y de descubrir, estamos muertos. Los artistas estamos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, sintiendo cosas. Todo te hace sentir y pensar. Somos un poco esquizofrénicos y vivimos en un desequilibrio emocional que provoca que salgan unas canciones maravillosas para que luego la gente las haga suyas porque has tenido la capacidad de traducir emociones que experimenta todo el mundo.
-¿Desde qué perspectiva se contempla todo el pasado y los comienzos? ¿La alegría, la tristeza de la nostalgia?
-(C) Yo vivo en el presente y el pasado es un aprendizaje. No me arrepiento de nada, pues todo me ha servido para estar aquí. La música me ha enseñado mucho sobre mí misma y me ha hecho crecer a través de equivocarme muchas veces. Ahora la madurez me permite la capacidad de disfrutar más, de tener una mirada como el vuelo del águila que abre sus alas y mira desde arriba.
-¿Qué tal se lleva Amistades Peligrosas con las nuevas generaciones?
-(M) Muy bien. Además, se sorprenderá mucho el público porque dentro de ‘Pacto de sal’ jugamos con todos esos ritmos latinos y hemos hecho fusiones. Amistades Peligrosas siempre se ha caracterizado por mezclar estilos.
-¿Vais a seguir en la misma tónica de las pasiones?
-(M) Hay de todo
-(C) Vamos a ser peores, es mucho más fuerte (risas).
-¿Casi pornográfico?
-(C) Una cosa es la imagen que tenemos de la pornografía mal entendida, machista y horrorosa, y otra es lo que nosotros hacemos en el escenario, que no tiene nombre (risas).
-(M) Yo siempre le he dicho a Cristina que yo no voy a cantar: “Hoy voy a ir al grano, te voy a meter mano”, sin que pase nada (risas).
-(C) Nos entregamos en cuerpo y alma literal.
-(M) No tenemos un guion ni una coreografía montada, nos dejamos llevar y nos entendemos mirándonos nada más. Todo el mundo dice que se nos ve una química... Nos han casado, nos han separado, nos han hecho de todo ya.
-¿Y en qué punto estáis ahora?
-(M) Casados, estamos casados (risas).
-(C) Estamos en la fase ya del poliamor (risas).
-Al final, uno de los secretos de Amistades Peligrosas ha sido siempre la pasión...
-(C) Todo está vivo, la relación musical, las canciones... Nosotros, cuando actuamos, mostramos esa vida, no voy a disfrazarme de nada, voy a gritar lo que siento, lo que me pasa, si nos apetece en ese momento apretarnos y abrazarnos, lo hacemos porque así nos lo pide el cuerpo.
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