Llum Barrera: «Lo único malo que tiene el monólogo es el antes y el después de hacerlo, que estás más sola que la una»
La actriz y humorista, Llum Barrera, llega, viernes y sábado, al sevillano Box Cartuja Center con su obra de teatro ‘La lista de mis deseos’, en la que nos plantea el dilema sobre qué haríamos si, en una lotería, nos tocasen millones de euros
No se puede estar quieta y pasa de un medio a otro asumiendo los riesgos que, según nos cuenta, conlleva dedicarse al humor en un país que valora tan poco a los personajes de comedia. Empezó en la radio, pero ha acabado triunfando en el cine y la televisión y llenando los teatros con su sola presencia sobre el escenario, con monólogos como “La lista de mis deseos”, donde tiene la suerte de hacer lo que de veras le gusta.
-Si te tocara la lotería, ¿sería una suerte o una desgracia?
-De momento, lo que me ha tocado es la suerte de defender un texto y un personaje maravillosos (risas). Respecto a lo de la lotería, mi chico siempre me dice: “Tú me lo das a mí, que ya lo gestionaríamos”, aunque yo prefiero que no me toque nada porque me agobiaría mucho. Diría: “¿y ahora qué hago? ¿A dónde voy? Y si viene el del banco... ¿qué le digo? Y luego los de Hacienda... ¿Y si me vuelvo una desgraciada?”. Esas grandes cantidades de dinero dan un poquito de miedo.
-Parece que no, pero el dinero, al final, termina cambiando a la gente...
-Pensamos que con el dinero vamos a dejar de trabajar, pero el dinero en sí mismo, y en esas cantidades, es un trabajo. Sobre todo, buscar a alguien que te lo mueva bien, e intentar que no se te acabe ni a ti, ni a las generaciones futuras de tu familia, a las que tendrás que dejarles bien cubierto el riñón (risas).
-Y que no te influya a ti mismo...
-El que ya ha nacido en la abundancia, pensará ahora: “¡qué pringados!”. porque ya sabe cómo llamar a Bautista para que le prepare el yate y todo eso, pero, el resto, no sabemos manejarnos ahí. Ya no solo es que te pongan muchos cubiertos en un restaurante (porque, quieras o no, la vida a veces nos ha honrado con una buena comida de ésas), sino es la vida del millonario en sí, que se nos aleja mucho de nuestra visión.
-De todo esto y más, trata ‘La lista de mis deseos’, que vamos a tener la oportunidad de disfrutar aquí, en Sevilla, ¿verdad?
-Se trata de una función basada en un ‘best-seller’ francés, ¡que por algo fue un ‘best-seller’! La gente empezó a leer la novela con mucha fruición porque todo el mundo se veía identificado en el personaje de Martina, que es esa mujer que jamás a jugado a la lotería y, de repente, un día echa un boleto y, sin siquiera llevar unos números pensados, le caen 18 millones de euros. Entonces, dice: “Madre mía, ¿qué hago con esto?”. Mientras tanto, decide guardar el cheque, esconderlo y no decírselo a nadie (es así de discreta ella). Lo que vemos es la felicidad que ya tiene y que no quiere perder por culpa de ese dinero. Así, se van lanzando preguntas al público, que entiende que hay veces que nos queremos complicar todo. La historia va evolucionando y ocurre algo que es el detonante real del cambio de la vida de Martina. Pero nos hace reflexionar y te cuestionas: ¿en realidad necesito tantísimo o con un millón ya nos bastaría?
-En tu caso, estamos acostumbrados a pensar en ti y que nos venga una sonrisa a la cabeza, pero aquí no todo es eso...
-Es verdad que en esta función se está siempre con la sonrisa ya que, el personaje de Martina es muy inteligente, tiene mucha ironía y mucho sentido del humor. Pero luego nos toca también el corazón porque habla de esas cosas que no se pueden comprar. Ella tiene a su padre con la cabeza en otro sitio y eso el dinero no lo cura. Hay tanto que no podemos arreglar con dinero... Y está tan bien escrito el texto, que el público se sorprende emocionándose con ella.
-En toda la trayectoria de una actriz hay proyectos que se hacen con mucho gusto y otros que son, más bien, como ‘de supervivencia’ ¿Cómo te lo pasas tú haciendo esta obra?
-Yo he tenido la suerte de, en el teatro, haber podido elegir lo que me mueve. Cuando me leo algo pienso: “¿Esto me va a emocionar?”. Si la respuesta es no, pues no lo hago. Me pongo en esa realidad. Aquí, en concreto, estoy yo sola y le preguntar al director: “¿No me vas a poner ni un músico ni nadie? ¿Cómo me voy a divertir yo sola?” Y me respondió que íbamos a hacer que me divirtiese contando la historia y que los espectadores se lo pasaran bien conmigo. La verdad es que lo único malo que tiene el monólogo es el antes y el después de hacerlo, que estás más sola que la una. Estás sola en los nervios de antes y en la celebración de después (aunque también es verdad que toda la gloria de los aplausos es para ti).
-Entonces, la lotería, en la parte laboral, ya te ha tocado.
-A mí, sí. Tengo trabajo... ¿Cuántos compañeros hay, que la están pasando canutas? Y más aún cuando es un momento en el que hay tantas producciones de teatro y tú no estas. Trabajamos mucho con nuestro cuerpo, con nuestra voz, nuestra imagen y eso es algo que va minando tu autoestima. Yo no me doy tiempo a que un ‘no’ me deprima porque ya estoy metida en otro proyecto. Siempre estoy haciendo radio, programas de televisión, ficción...
-De hecho, empezaste en la radio
-Empecé escribiendo en ‘ABC Cataluña’ y a la vez estaba en ‘La Ser’ en Barcelona. A mí es que me gusta muy poco hablar y por eso la radio es un medio que me viene muy bien... (risas).