Sociedad

Siete razones para recordar a Cayetana

Un personaje, único e irrepetible, nacido para marcar un antes y un después en nuestra historia

20 nov 2018 / 09:04 h - Actualizado: 20 nov 2018 / 09:09 h.
"Sociedad"
  • Cayetana de Alba. / Paco Cazalla
    Cayetana de Alba. / Paco Cazalla

Cuatro años se cumplen hoy desde que la duquesa de Alba se fuese, pero el amor que le tenía a Sevilla aún se siente en las calles. Aquí pasó gran parte de su vida, donde se instaló en el palacio de Dueñas, esa casa suya a la que tanto cariño le tenía. Muchos fueron, a lo largo del tiempo, los gestos que ha tenido Cayetana con su tierra y hoy somos nosotros los que repasamos siete razones para recordarla.

1. Su amor por la Feria

“Si se va con traje corto, el sombrero de ala ancha hay que llevarlo bien colocado y, si se va de gitana, los claveles o las flores que una se ponga hay que llevarlas en su sitio”. Así instruía la duquesa en 2003 tras ser preguntada por los medios. “A mí la Feria me gusta muchísimo y el baile me encanta”, aseguraba una entusiasmada Cayetana. Su presencia entre las casetas era tan típica que ningún sevillano se extrañaba cuando la veía.

2. Su carácter ‘hippie’ y jovial

Su armario estaba lleno de vestidos que le marcaban la cintura, coloridos y con estampados, volantes, plumas, brillos o transparencias. Una moda que reflejaba a la perfección su alma juvenil y su carácter ‘hippie’.

3. Su manera apasionada de entender la vida.

Ella vivió como sintió, fue una mujer libre y poco convencional. Evidencia de que las únicas órdenes que obedecía eran las de su corazón es que se casó tres veces, haciendo su penúltima locura a los 85 años y en contra de lo que la mayoría de sus hijos pensaban. En 2011 selló su amor con Alfonso Díez y no le importó nada más que lo que sentía por él. Pero Díez no fue el único. En 1947 se casó por primera vez con Luis Martínez de Irujo, la única en la que se vistió de blanco, y en 1978, seis años después de quedarse viuda, contrajo matrimonio con el exsacerdote Jesús Aguirre.

4. Su labor altruista ayudando a entidades como Hermandad de los Gitanos

Fue una gran devota, camarera de honor de María Santísima de las Angustias, medalla de oro, y gran benefactora de la Hermandad de los Gitanos, aunque los que la conocían, aseguran que era una hermana más que acudía a la Iglesia del Valle a rezar a los titulares.

5. La modernización que hizo de la aristocracia

Aunque por tradición familiar se considerara siempre monárquica “hasta la médula”, nunca ocultó que votó a un socialista sevillano, Felipe González, allá en los comienzos de los 80.

6. Su pasión por el flamenco

Ya fuese con sus clases de baile privado o apoyando espectáculos como “Cayetana, su pasión”, demostró, siempre que pudo, que fue la duquesa más flamenca de todos los tiempos.

7. Su cariño popular

Una mujer que siempre supo que sus apellidos o sus títulos nobiliarios no eran suficientes para impedirle mostrarse tal y como era: cercana, popular, sincera, rebelde y con un punto, incluso, de extravagante.

Son solo algunas de las razones por las que recordar a Cayetana. Un personaje, único e irrepetible, nacido para marcar un antes y un después en nuestra historia.

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