LOS EXPERTOS HABLAN

Radiografía de los primeros 50 programas de 'La Revuelta' (y de la guerra Broncano-Motos): ¿quién es más machista?

Retomando la típica pregunta que el formato de RTVE lanza a sus invitados, analizamo las cifras de mujeres que les han visitado: "La visión patriarcal de estos espacios sólo deja ver una parte de la sociedad"

La guerra entre David Broncano y Pablo Motos arrancó el pasado 9 de septiembre.

La guerra entre David Broncano y Pablo Motos arrancó el pasado 9 de septiembre. / EFE

Pedro del Corral

Hacía tiempo que la televisión convencional no monopolizaba la conversación. En la calle, en las redes sociales y, ojo, hasta en la barra del bar. Por si España no estaba ya suficientemente polarizada, una nueva dualidad ha llegado para quedarse. Y, como en tantas otras, no caben intermedios (ni primeras citas): ¿La Revuelta o El Hormiguero? ¿David Broncano o Pablo Motos? ¿Izquierda o derecha? La guerra de audiencias empezó el 9 de septiembre y, lejos de estabilizarse, se ha recrudecido. Lo que los expertos vaticinaban como meras turbulencias para el formato insignia del prime time han resultado ser una verdadera emergencia. Hay señales de mayday en San Sebastián de los Reyes. Ahora, cuando la gran apuesta de RTVE cumple 50 programas, suenan con más fuerza que nunca.

El espacio de El Terrat puso las cartas boca arriba desde la primera emisión: humor ácido, mucha interacción con el público y unos invitados que (sólo a veces) se salen de los márgenes eran sus grandes bazas. La química entre David Broncano, Ricardo Castella, Grison y Sergio Bezos se daba por supuesta, aunque es el tercero el que más elogios acumula. Nada que haya pillado por sorpresa a los fans de la antigua La Resistencia, pues el producto es 100% reconocible. Y ha cuajado en la televisión pública. Vaya que si ha cuajado.

Los números no mienten: en estricta coincidencia, La Revuelta ha sido lo más visto de su franja en 33 ocasiones. El 66% del total. Octubre fue, sin duda, el mejor mes del espacio de La 1, que firmó una aplastante victoria por 13 a 4. Incluso el día 15, que arrancó fuera de hora por la retransmisión de un partido de la selección española de fútbol, así como aquellas noches que siguieron a la DANA de Valencia. El plató de Trancas y Barrancas rozó la despresurización, al menos hasta que todo estalló. Noviembre no pintaba mal para Pablo Motos hasta que el 21 sufrió su particular desembarco de Normandía. Eso sí, en lugar de tropas aliadas, el suyo lo protagonizaron los ciervos que sustituyeron al piloto Jorge Martín, quien abandonó el plató tras la coacción El Hormiguero. Desde entonces, David Broncano suma triunfo tras triunfo. Las mascarillas de oxígeno están a punto de caer del compartimento superior.

No es el único dato que debería preocupar a Pablo Motos. En igualdad también sale perdiendo. Retomando la típica pregunta que el formato de RTVE lanza a sus invitados ("¿Eres más machista o más racista?"), El Periódico de España analiza las cifras de mujeres que les han visitado: desmenuzando las 50 jornadas en las que han competido, en El Hormiguero, ellas apenas suponen un 36,2% (25 frente 43 hombres). Pese a las críticas recibidas por la falta de paridad, La Revuelta puede presumir de dígitos más parejos: 50 de los 104 nombres que se han sentado en el sofá del escenario del Teatro Príncipe de Gran Vía se escriben en femenino. El 48%. Otro punto para David Broncano. Eso sí, este trofeo no quiere decir que las cosas no se puedan hacer mejor. Hasta en 13 ocasiones empezó y acabó sin que ninguna mujer hablase ante las cámaras (el 26%).

Buena culpa de esa cifra la tiene el hecho de que los fijos de La Revuelta sean hombres. Además del presentador, los ya mencionados Castella, Grison y Bezos han hecho pleno. Asimismo, Jorge Ponce, subdirector y guionista, es el colaborador más habitual: ha salido en 31 de estas 50 producciones. El resto están a años luz: Lalachús ha aparecido nueve veces; Pablo Ibarburu, siete, las mismas que Yunez Chaib. Más lejos quedan Valeria Ros (cuatro), Antonio Resines (dos), Pantomima Full (dos), Ernesto Sevilla (una) y Jorge Moncillo (una). Dos mujeres de 10. Muchos deberes por completar.

Cultura patriarcal y machista

“La cultura machista está muy presente en todos los espacios de la sociedad, incluidos los medios de comunicación. Seguimos pensando con una mirada androcéntrica en la que el mayor exponente es el hombre cis, blanco, hetero y exitoso. Por ello, salvo excepciones, el perfil de persona que acude a estos programas cumple mayoritariamente estos requisitos”, sostiene Irene Raya, profesora de Educación y alfabetización audiovisual con perspectiva de género en la Universidad Complutense.

En junio de 2023, Javier Cámara asistió El Hormiguero para promocionar la segunda temporada de Rapa. En principio, iba a acudir junto a Mónica López, coprotagonista de la serie de Movistar Plus+. Sin embargo, ella rechazó la oferta. Dos meses más tarde, en una entrevista a Ràdio Estel, descubrió el motivo: “No hay que ir, por ética. Ese señor blanquea el fascismo y a gente impresentable”. Desde entonces, distintas artistas han desvelado el veto de Pablo Motos hacia ellas: Najwa Nimri, Candela Peña y Rigoberta Bandini, entre otras. “Cada vez hay más personas que se salen de lo normativo y que se niegan a visitar El Hormiguero. La Revuelta, El Intermedio o Late Xou se están abriendo a otras formas de comunicar. El reto de estos es llegar a otras franjas de edad. Pasa también en la política: los discursos tradicionales van por un lado y los jóvenes por otro. La diversidad es parte de la vida y, como tal, tiene que aparecer en la televisión. No es algo exclusivo de un colectivo”, continúa la docente.

Actores, cantantes… y políticos

Virginia Maestro, Mónica Carrillo, Chenoa, Charlize Teron, Ana de Armas y Anastasia son algunas de las invitadas que han sufrido ataques machistas de la mano de Pablo Motos. Más de una buscó con la mirada la salida de emergencia más próxima. En cambio, cuando se ha tratado de Vicente Vallés, Luis Zahera, Omar Montes, Leo Harlem, David Summers y Bertín Osborne, las actitudes han sido otras. Formulándoles, incluso, preguntas en las antípodas: a ellos sobre trabajo y éxito, mientras que a ellas sobre familia y belleza. “Están perpetuando cánones de poder. ¿Y el resto qué? ¿Dónde quedamos? Si yo no me siento representada en pantalla, estoy fuera. En cierto modo, me están diciendo que no me pertenece ninguna parcela. La visión patriarcal con la que se conciben estos programas sólo deja ver una parte de la sociedad, que casualmente se corresponde con la de una masculinidad cerrada”, subraya Raya.

¿Por qué hay que dar voz a otras realidades que, tradicionalmente, han aguardado en los márgenes? ¿Cuál es el efecto que esto provoca? Laura Pacheco, investigadora en el grupo Análisis de medios, imágenes y relatos audiovisuales para el cambio social de la Universidad de Sevilla, da en la tecla: “Las mujeres tenemos el mismo derecho a identificarnos con lo que vemos, a que las bromas y los chistes impliquen realidades que nos competen. El humor, como todo, rara vez es universal. Se trata de buscar una representación que nos implique, que nos lleve a encender la televisión y nos sintamos igual de cómodas. Pues, si las niñas crecen sin modelos, les estaremos diciendo que no vale la pena intentarlo”.

En La Revuelta, por ejemplo, ha habido 13 actuaciones en vivo, una gran parte de artistas fuera del foco del gran público. De la industria musical han sido la mayoría de los invitados (34). La gente del cine se llevan la segunda posición (26) y los deportistas, la tercera (19). Pese a que han cosechado aplausos por dar voz a científicos, lo cierto es que sólo tres han tenido la oportunidad de dar a conocer su trabajo (Juan Luis Arsuaga, María José Galiano y Marcos de la Peña). Aunque en este grupo se podrían añadir las conexiones en directo con los responsables del Museo de Altamira y del Parque Nacional de Doñana. Por su parte, El Hormiguero, con perfiles similares, además ha recibido a dos políticos (Miguel Ángel Revilla y José Luis Martínez-Almeida), tres cocineros (Martín Berasategui, David de Jorge y Dabiz Muñoz) y un periodista (Vicente Vallés).

“Existe una concepción muy clara de que los productos audiovisuales liderados por hombres son globales, mientras que aquellos con presencia femenina resultan exclusivos para mujeres. De ahí que la industria piense que son menos rentables. A esta situación hemos llegado tras siglos de invisibilidad, por lo que han educado nuestra mirada: si queríamos sentirnos identificadas con un protagonista, debía ser con un varón porque no había alternativa. Por contra, ellos no han vivido este proceso”, sostiene Pacheco.

¿Catalizar a Pedro Sánchez?

La autopromoción es un clásico en este tipo de espacios. Y La Revuelta ya sabe lo que es trabajar en Prado del Rey: han publicitado siete series, películas y documentales con participación de RTVE o emitidos en alguno de los canales de la pública. También lo es el trasvase de personajes y, a pesar de que se ha generalizado la creencia de que Pablo Motos exige que todos los famosos pasen primero por El Hormiguero, la realidad es que hay excepciones. En concreto, tres: Eduard Fernández, Belén Esteban y Silvia Abril empezaron su ronda televisiva con las preguntas de David Broncano. Hay otros 11 que lo hicieron al revés: Ana Mena, Hovik Keuchkerian, Luis Tosar, Adriana Torrebejano, David Bustamante, Mario Casas, Carmen Machi y Jorge Martín.

Durante los últimos meses, la idea de posicionar La Revuelta como contrapunto ideológico de El Hormiguero, bastante crítico con el PSOE, ha acompañado a David Broncano en todas sus intervenciones. Tal y como han reiterado partidos y medios conservadores, ¿se trata de un catalizador del ideario de Pedro Sánchez? Aún sin respuesta a la pregunta, no hay duda de que el simple hecho de escoger entre un formato u otro ya conlleva una connotación. En especial, cuando se trata de encontrar referentes. Así lo sentencia Pacheco: “¿Cómo se puede cambiar la situación? Ahí entran las productoras, es una cuestión de mercado. En el cine, por ejemplo, a pesar de que cada vez hay más directoras haciendo películas extraordinarias y con multitud de premios que refrendan su valía, son ellas las que tienen los presupuestos más limitados. Es una evidencia. Afortunadamente, hay algo que como sociedad podemos hacer: tener en cuenta que, cuando encendemos la televisión y visualizamos un contenido, estamos realizando un acción activa y, por tanto, política”.

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