Al cura de Marismillas lo hace santo la lotería

Centenares de vecinos de Marismillas (1.600 habitantes), un poblado de colonización en medio de las marismas del Guadalquivir, dependiente de Las Cabezas de San Juan hasta hace dos décadas, han recuperado su fe en la Iglesia después de que el número 37.872, un quinto premio de la Lotería Nacional de este año, haya hecho el milagro de los panes y los peces pero con euros, pues al menos 6.000 euros al décimo les ha tocado a más de cien vecinos de esta Entidad Local Autónoma (ELA) gracias al número que se llevaba jugando en la parroquia, la de Nuestra Señora del Buen Aire de Marismillas, desde que consiguió convertirse en ELA, es decir, desde hace casi veinte años.

«La parroquia llevaba el 37.872 desde que lo puso un cura que estuvo aquí hace mucho tiempo; se llamaba Carlos. Y ya siempre hemos jugado el mismo», decía ayer la dueña del único estanco de la localidad, situado en la plaza y precisamente frente al templo, por donde revoloteaba ayer por la mañana un grupo de marismeños haciéndose fotos, brindando con champán y ostentando unas fotocopias enormes del décimo que había compartido casi todo el pueblo. Marta y Yeni, dos jóvenes empleadas de la gasolinera de Marismillas, trabajaban ayer con otro humor. «Habíamos compartido el décimo entre 15, pero al menos hemos cogido 400 euritos», decían.

«He notado un acercamiento a la Iglesia», decía ayer el párroco, Fredy Arias, un cura colombiano que aterrizó en Marismillas hace solo tres meses y que reconoce que su tarea es allí «difícil». «Muchos habían devuelto ayer el número y se lo han perdido», contaba el joven sacerdote a cuyos antecesores «les habían hecho pintadas en la casa y en el coche llamándolos fascistas». «Pero ayer mucha gente habíamos ofrecido una misa a San Judas Tadeo pidiendo su intercesión para que el Niño Dios ayudara un poquito», señaló. La misa se repitió por la tarde, «en acción de gracias».

«Yo he vendido 5.700 euros de lotería con ese mismo número», recordó el padre Fredy. «La mayoría, en Marismillas, pero también he vendido en Cádiz, en Gibraleón y en el poblado de Sacramento, así que ha estado muy repartido», aseguró.