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Congelar el tiempo reproductivo

Cada vez son más las mujeres que se someten a un tratamiento de vitrificación de ovocitos para poder ser madre en el momento en que lo consideren oportuno

02 jun 2018 / 11:09 h - Actualizado: 02 jun 2018 / 21:37 h.
"Sanidad","Salud pública","Ser madre 'sine die'"
  • El proceso de la vitrificación implica llevar los óvulos hasta una temperatura de 196 grados bajo cero para su preservación. / Fotos: El Correo
    El proceso de la vitrificación implica llevar los óvulos hasta una temperatura de 196 grados bajo cero para su preservación. / Fotos: El Correo
  • Esta técnica comenzó a utilizarse hace una década.
    Esta técnica comenzó a utilizarse hace una década.
  • Fernando Sánchez, codirector médico de Clínicas Ginemed.
    Fernando Sánchez, codirector médico de Clínicas Ginemed.

La edad media para ser madre primeriza se ha retrasado a los 31,5 años cuando hace diez o quince años estaba en torno a los 27. Una demora que, unida al dato que indica que la fertilidad femenina desciende un 50 por ciento de los 25 a los 35 años y a otro que señala que tres de cada cinco casos de infertilidad tienen su causa principal en la edad, está llevando a que cada vez más mujeres opten por someterse a un tratamiento de congelación de óvulos para así poder elegir el momento adecuado en el que se desea ser madre.

La vitrificación de ovocitos es una práctica en auge que se recomienda antes de cumplir los 35 y que en Sevilla la realizan siete clínicas privadas, en las que cada año cerca de mil mujeres se someten a una técnica cuyo coste ronda los 2.000 euros.

«En Sevilla fuimos los primeros que obtuvimos la autorización de la Junta de Andalucía para la vitrificación de ovocitos, que es un proceso en el que los óvulos se congelan muy rápido, a una velocidad de 800 grados por segundo, con lo que evitamos que se formen cristales hielo, el agua pasa a un estado vítreo, de modo que se evitan las posibles lesiones en los óvulos», explica Fernando Sánchez, codirector médico de Clínicas Ginemed.

Ese salto –antes ya se congelaban los óvulos en un proceso más lento– se produjo hacia 2007. «Con este cambio –matiza Sánchez– se han mejorado en más de un 50 por ciento los resultados. El ovocito está diez años después igual en el 97 por ciento de los casos y el embrión en un 99 por ciento, mientras que con la técnica clásica, los ovocitos se conservaban igual en un 40 por ciento y los embriones en un 70 por ciento». Se trata, por tanto, de una técnica «muy segura y que ha demostrado no tener ninguna incidencia negativa en los recién nacidos posteriores, se ha visto que incluso nacen más grandes que los niños obtenidos de forma natural».

La extracción de óvulos es un proceso sencillo, rápido e indoloro. Tras la punción folicular, los óvulos pasan a ser vitrificados en laboratorio a una temperatura de -196 grados y conservados en nitrógeno líquido. Cuando la paciente decide que ha llegado el momento de ser madre, los óvulos se desvitrifican y se fecundan. Los embriones permanecen en el laboratorio unos días hasta que estén listos para ser transferidos al útero materno.

«La gran ventaja es que nos ha permitido hacer algo fundamental como es la preservación de la fertilidad, que es una revolución en una sociedad actual en la que la mujer ha retrasado su maternidad para poder ser competitiva a la hora de unas oposiciones o en el mercado laboral», razona el codirector médico de Ginemed.

«Todo ese retraso hace que cuando se presenta un problema de calidad del ovocito se recurre a óvulos de donante, que puede ser una solución para una mujer de 42 años y de hecho el programa de donación funciona de maravilla. Pero al final, nadie quiere entrar de forma voluntaria, lo que quiere la gente es utilizar su carga genética, y cuando hay una reserva ovárica baja, entonces la preservación es una opción interesante», insiste.

Esta técnica tiene otra ventaja y es que «reduce los riesgos de que nazcan niños con síndrome de Down, malformaciones, etc., ya que si a una mujer de 40 años se le pone un óvulo que había sido congelado a los 32, los riesgos corresponden a los 32 años, ya que el útero no suele presentar mayores problemas con la edad».

La vitrificación sólo se hace en la sanidad pública, de forma gratuita, en pacientes oncológicas o con alguna enfermedad que comprometa su capacidad reproductiva. Pero la mayoría de mujeres que acuden a las clínicas privadas (un 95 por ciento de los casos) lo hacen por motivos sociales, esto es, retrasan su maternidad por estudios, trabajo o por no encontrar la pareja idónea, de manera que deben costearse un tratamiento que asciende a cerca de 2.000 euros, a los que se añaden los gastos de mantenimiento, unos 300 euros por cada año que los óvulos permanezcan congelados.

«Es un tratamiento que todavía se demanda poco, son un 5 por ciento de los casos que atendemos en la clínica», calcula Sánchez. La recomendación sería hacerlo antes de los 35 años, «pero cuanto antes mejor». En Ginemed apuestan por la prevención de la esterilidad y por ello realizan un estudio gratuito de la fertilidad a todas las mujeres entre 23 y 38 años. Consiste en un análisis de sangre y una ecografía para determinar la reserva ovárica. En función de ello, «se le dice si puede esperar más o menos tiempo. Es como un semáforo con la luz verde, amarilla o roja». Aunque siempre se puede congelar el tiempo...

SANIDAD PÚBLICA

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) no contempla la posibilidad de la preservación de la fertilidad a petición únicamente de la mujer para su uso diferido, sino que siempre debe haber una indicación médica por que haya un posible riesgo de pérdida de su capacidad reproductiva. Sólo en esos casos está indicada –y financiada, pues– la vitrificación de óvulos, que en Sevilla se realiza en el Hospital Universitario Virgen del Rocío en mujeres que van a tener exposición a tratamientos gametotóxicos (que dañan los ovocitos) como la quimioterapia en procesos oncológicos; o cuando la mujer padece una enfermedad con riesgo acreditado de fallo ovárico prematuro.

La Unidad de Genética, Reproducción y Medicina Fetal del Virgen del Rocío comenzó a realizar preservación de fertilidad (vitrificación de óvulos) a finales de 2013. Desde entonces se han realizado 48 ciclos y se han vitrificado 485 óvulos, lo que supone una media de diez ovocitos por paciente. La edad media de las mujeres atendidas en estos casi cinco años ha sido de 30,2 años.

La principal indicación para la preservación de la fertilidad ha sido el cáncer de mama, presente en 29 de las pacientes. El Linfoma de Hodgkin fue el motivo de la vitrificación en siete casos, mientras que dos fueron debidos a otro tipo de linfomas, otros dos al cáncer de ovario y el resto a otro tipo de patologías y causas diversas.

De esos 48 ciclos realizados en el hospital sólo una paciente ha solicitado utilizar los ovocitos vitrificados. El ciclo de descongelación, fecundación y posterior transferencia de embriones se realizó en febrero de 2018. Se consiguió el embarazo, pero desafortunadamente terminó en aborto.