«Hay mujeres que tras pasar la menopausia se consideran ‘menos mujer’»

Entrevista a Eva Iglesias, ginecóloga del hospital de Valme y miembro de la Unidad de Mama desde 2005, es experta en la materia por su vínculo con la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, que le ha otorgado formación extra

17 nov 2017 / 21:46 h - Actualizado: 18 nov 2017 / 13:56 h.
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Eva Iglesias no sólo es una de las mayores expertas en menopausia de Andalucía sino que está ampliando su formación como sexóloga para así ofrecer atención integral a la mujer, algo que no siempre se garantiza en el sistema sanitario público.

—La menopausia es más una etapa de la vida que una enfermedad, a pesar de que se caracteriza por una serie de síntomas, ¿verdad?

—En efecto, es una etapa de la vida que se caracteriza por el cese de la actividad ovárica y reproductiva. Forma parte de la vida de toda mujer y ocurre alrededor de los 50-52 años en la mujer española. Existe otra situación en la que se produce una menopausia no natural debido por ejemplo a tratamientos quimioterápicos en el contexto de una patología oncológica. En estos casos puede ser consecuencia de la enfermedad y producirse de forma más prematura y abrupta.

—¿Qué se entiende por premenopausia, qué riesgos tiene y qué hábitos o medidas preventivas se deben adoptar para que la menopausia en sí sea más liviana?

—La premenopausia, como su nombre indica, es la etapa previa a la menopausia, de duración y sintomatología variable y relacionada con el descenso de la producción de estrógenos ováricos. Habitualmente, se manifiesta con alteraciones del ciclo menstrual, y en algunas mujeres existe presencia de sintomatología climatérica (sofocos). El ovario va dejando de funcionar, y esto ocurre de manera paulatina. La premenopausia y la menopausia son momentos clave para incidir sobre estilos de vida saludables en la mujer, como el cese del hábito tabáquico y del consumo excesivo de alcohol, la dieta sana, el ejercicio físico y la obesidad. Con el descenso de los estrógenos ováricos, existen una serie de peligros para la salud. Se incrementa el riesgo cardiovascular ya que los estrógenos ejercen un papel protector que se va perdiendo. Además, se va produciendo una redistribución de la grasa corporal hacia localizaciones más androgénicas (cintura), un factor de riesgo añadido. Por otro lado, existe una pérdida progresiva de masa ósea que favorece con el tiempo la aparición de osteoporosis y fracturas por fragilidad. Y por último, aunque no directamente relacionado con la peri o menopausia, el riesgo oncológico en general aumenta con la edad, especialmente para el cáncer de mama, colon y endometrio. Todo eso hace que las medidas preventivas y hábitos saludables sean fundamentales en esta etapa.

—Hay un 25 por ciento de mujeres que apenas desarrollan síntomas, ¿cómo se las diagnostica entonces?

—Todas las mujeres pasan por esta etapa alrededor de los 50 años, lo que ocurre es que es cierto que hay mujeres con sintomatología muy florida y otras que no la presentan. Por ejemplo, en el caso de los sofocos, que quizá es el síntoma más típico, su duración e intensidad pueden ser variables, generalmente entre seis meses y cinco años, cediendo de forma gradual en la mayoría de mujeres. El diagnóstico de la menopausia se realiza cuando la mujer no presenta menstruación a lo largo de un año (menopausia establecida), aunque también se puede realizar un diagnóstico mediante dos determinaciones hormonales separadas un tiempo que incluyan hormona folículo estimulante (FSH) y estradiol (FSH>35-40 U/ml y E2<30 picogramos/ml).

—La menopausia se sitúa estadísticamente alrededor de los 51,4 años y en general entre los 48 y los 54. ¿De qué depende que se produzca antes o después y qué repercusiones tiene en la vida en función de ese momento?

—Hay factores genéticos y externos que podrían influir en que apareciera de forma más prematura. Evidentemente, si ocurre un evento como una cirugía pélvica (extirpación de los ovarios) o un tratamiento con quimioterapia o radioterapia pélvica, se produce una menopausia que llamamos yatrogénica (por causas médicas). Las repercusiones, al margen de las citadas, serían la atrofia urogenital, que puede afectar a la vida sexual, y en la calidad de vida secundaria a la sintomatología que aparece cuando esto ocurre.

—¿Cómo afecta a las mujeres la menopausia precoz (previa a los 40 años) o tardía (después de los 55)?

—En general, afecta a la fertilidad o capacidad reproductiva (antes o después). Cuando ocurre una menopausia por debajo de los 40 años, la sintomatología puede afectar a la calidad de vida y, de nuevo, existen riesgos sobre la enfermedad cardiovascular (alteraciones del perfil lipídico, sensibilidad a la insulina, función endotelial...), osteopenia-osteoporosis o disfunciones sexuales. Son quizá el grupo de pacientes que precisan mayor atención en cuanto a tratamientos que contribuyan a prevenir las consecuencias de la menopausia. La menopausia tardía, en general, no afecta a la calidad de vida, aunque suelen ser mujeres con una larga premenopausia y trastornos del patrón de sangrado asociados que van a precisar tratamiento para no desarrollar ninguna patología endometrial. En todo caso, son mujeres que pueden precisar anticoncepción hasta el cese de la menstruación.

—¿A qué se debe que la edad de la menopausia esté relacionada con la que han tenido familiares cercanos (madre, hermanas)?

—Parece ser que existe un componente genético que se relaciona con la edad de la menopausia, aunque no se observa de forma absoluta.

—Hablemos de los signos y síntomas de la menopausia.

—De entrada, aunque todo sea consecuencia del descenso de los estrógenos ováricos, hay que separar la sintomatología de las consecuencias. En cuanto a los síntomas, la verdad es que no todos los síntomas ocurren en todas las mujeres, siendo variable en su aparición, intensidad y duración. Destacaría especialmente los sofocos, por su repercusión en la calidad de vida y su frecuencia. Otros síntomas importantes son la afectación del estado de ánimo y el insomnio, que pueden presentarse con elevada frecuencia. Otro síntoma o signo que la mujer refiere con frecuencia es que «engorda». No es que la menopausia en sí se relacione con un incremento de peso, lo que ocurre es que la grasa se distribuye de otra forma, el porcentaje de grasa corporal suele ser mayor que la masa muscular si no se ejercita, y en general, con el paso de los años los requerimientos calóricos van siendo inferiores en función de la actividad diaria que realicemos.

—¿Cuáles son las principales consecuencias de ese descenso estrogénico?

—Son varias. En primer lugar, como decía, existe el riesgo cardiovascular, quizá el más importante porque constituye la primera causa de mortalidad en la mujer española por encima de los 50 años. Se debe a la alteración del perfil lipídico, la resistencia a la insulina que puede determinar también la aparición de diabetes tipo 2, a la disfunción del endotelio vascular, y se relaciona también con la redistribución de grasa corporal tipo androgénica. Otra es la osteoporosis, es una enfermedad muy importante ya que puede menoscabar la calidad de vida de la mujer si aparecen fracturas. Es una patología silente en tanto que es asintomática. Sólo se presentan síntomas en caso de complicaciones, como las fracturas vertebrales. La fractura de cadera, que suele aparecer por encima de los 70 años, afecta muy negativamente la calidad de vida de la mujer mayor, en ocasiones condenándola a una vida cama-sillón, y constituye una causa importante de mortalidad. Una tercera consecuencia es la atrofia vulvovaginal: la pared de la vagina se adelgaza, se vuelve menos elástica, el ph aumenta, existe una pérdida de los pliegues y la secreción disminuye como consecuencia de estos cambios, y de la menor vascularización. Por otro lado, la mujer suele presentar menor lubricación y por tanto las relaciones pueden ser dolorosas (dispareunia), con lo cual se genera una conducta evitativa ante las relaciones en forma de círculo vicioso, ya que el mantenimiento de las mismas contribuye a una menor atrofia vaginal.

—De hecho hay muchas mujeres que asocian el inicio de la menopausia con el fin o al menos el empeoramiento de sus relaciones, aunque también que hay casos en los que la liberación que supone eliminar el riesgo de embarazo no deseado permite a la mujer vivir su sexualidad más plenamente. ¿Es así?

—Es muy cierto que esto ocurre. La menopausia en sí misma no es un factor que disminuya el deseo sexual o la libido, ni el placer sexual. La sexualidad es un tema complejo en esta etapa de la vida ya que pueden influir múltiples factores en ella (biofisiológicos, aspectos socioculturales y psicoemocionales). Por un lado, la atrofia vulvovaginal puede ocasionar dispareunia y con ello conductas evitativas ante la penetración y las relaciones. Además, el estado de salud es importante, ya que el deterioro del endotelio vascular puede contribuir a la menor lubricación y trofismo, que repercute negativamente sobre el deseo y la excitación. Por otro lado, también pueden coexistir disfunciones en el varón secundarias a problemas de salud que afecten la relación de pareja.

En cuanto a los aspectos socioculturales, influye mucho la actividad sexual previa a la menopausia. Hay mujeres que siguen asociando sexo y reproducción, por lo que la menopausia, como «fin de la capacidad reproductiva», puede afectar negativamente y de forma no consciente a sus relaciones. Como preguntabas, sí que existen mujeres que atraviesan esta etapa como una liberación para la anticoncepción, por lo que mantienen una vida sexual activa tras la menopausia. Además, el sexo entre personas mayores continúa siendo un tema no aceptado del todo por la sociedad y, en función de la educación recibida o de los conceptos que tengamos, nos afectará esto en menor o mayor medida.

Por último encontraríamos los aspectos psicoemocionales. La autoestima es fundamental para la sexualidad. El cambio de imagen corporal o el sentirse menos mujer pueden afectar negativamente a la salud sexual. Además, la relación de pareja en caso de que exista también juega un papel importante. Una relación emocionalmente satisfactoria se asocia con una mayor satisfacción sexual, por el papel tan importante que juega la intimidad en el sexo. Si hemos tenido relaciones sexuales satisfactorias antes de la menopausia, es más fácil que sigamos intentando mantenerlas luego.

—¿Qué papel juegan la personalidad y la psicología de la mujer en la menopausia?

—Influyen sobre la vivencia de la menopausia, especialmente en cuanto a la autoestima. Hay mujeres que tras este periodo y debido a los cambios físicos, se consideran menos mujer simplemente por no tener la menstruación. Hay otras que lo viven con toda naturalidad y sin que afecte negativamente su autoestima o su calidad de vida. Además, en muchas mujeres es un momento vital en el que los hijos se han hecho mayores, aparecen problemas de salud, sienten pérdida de juventud, y todo ello afecta a la vivencia del momento. Por otro lado, es evidente que una sintomatología florida puede afectar el estado de ánimo, especialmente en casos de sofocos severos e insomnio.

—¿Hay un seguimiento adecuado de la menopausia en la Atención Primaria?

—El médico de Atención Primaria suele tener una elevada carga asistencial por lo que, quizá, en ocasiones preste mayor atención a problemas de salud en general y menor atención a problemas que afectan a la calidad de vida. Pero existen excelentes profesionales muy sensibilizados e implicados en el tema. Generalmente la paciente que realiza un tratamiento procede de la consulta de un especialista, pero es cierto que en numerosas ocasiones realizan el seguimiento los médicos de Atención Primaria. En definitiva, considero que es fundamental la formación y la implicación de todos los profesionales.

—¿Hay suficientes estudios y expertos sobre menopausia o es un ‘patito feo’ al que se presta poca atención?

—Hay estudios, hay expertos, hay asociaciones como la AEEM (Asociación Española para el Estudio de la Menopausia) o la FEEM (Fundación Española para el Estudio de la Menopausia), con dedicación exclusiva a la atención integral de la mujer pre y postmenopáusica. Sin embargo, creo que la formación es insuficiente entre los profesionales, un tema en el que estoy personalmente implicada a través de cursos y talleres. Quizá, para los especialistas en formación sobre todo, es un tema menos atractivo que la cirugía laparoscópica o la oncología por ejemplo, pero con el tiempo todos nos damos cuenta del problema tan relevante que puede ser para una paciente la menopausia y al final nos vamos sensibilizando.