La columna vertebral de La Vega

El Cercanías es el transporte prioritario para ir a Sevilla, a pesar de las quejas respecto a los horarios, la falta de capacidad y los precios

21 nov 2017 / 22:29 h - Actualizado: 21 nov 2017 / 23:02 h.
"Movilidad","Los Cercanías vuelven a llenarse"
  • Usuarios del Cercanías cruzan en Cantillana por las vías del tren al no haber un paso subterráneo, aunque ya está licitado. / F.J.D.
    Usuarios del Cercanías cruzan en Cantillana por las vías del tren al no haber un paso subterráneo, aunque ya está licitado. / F.J.D.
  • Vagón de tren lleno de viajeros. / F.J.D.
    Vagón de tren lleno de viajeros. / F.J.D.

La línea C-1 discurre de Lebrija a Lora del Río. Más de 100 kilómetros que conectan el norte y el sur de la provincia, pasando por la capital. Tal es su importancia que cuatro de cada cinco viajeros del núcleo la utilizan y hasta cuatro de sus paradas figuran entre las siete más utilizadas, como es el caso de Dos Hermanas (1,3 millones) o Utrera (1,2 millones). Pero para La Vega supone, además, la opción más rápida y directa de unión con Sevilla, aunque no siempre sea la más barata. Aún así estudiantes, trabajadores y multitud de personas para asuntos diversos optan por el tren. Incluso desde localidades por las que no pasa se desplazan hasta estaciones cercanas para aprovechar su servicio. Se erige así el Cercanías como el transporte que vertebra esta comarca.

A las 6.25 de la mañana sale el primer tren desde la estación de Lora del Río. En el inicio de la línea toma el tren Paco Sánchez. Maquinista de mercancías, opta por el Cercanías porque le permite llegar hasta su lugar de trabajo, la estación de La Negrilla, donde pasa de pasajero a conductor de tren. Es la forma más directa de llegar sin necesidad de usar el coche. Pero «es una línea escasa para las combinaciones, si pierdes un tren no tienes más opciones». Indica también que fuera del uso laboral «para ocio y en familia es complicado porque los precios son bastante caros. No lo uso más para desplazarme además porque no hay buenas conexiones con otros transportes para llegar a centros comerciales u otros sitios». Aún así defiende su uso, «hay que fomentarlo más abaratando precios, creando bonos para viajes o aumentando la frecuencia».

La segunda parada es Guadajoz, núcleo de Carmona. Apenas existen tres servicios diarios de autobús para ir a Sevilla, por ello, para los vecinos el tren es la mejor opción para desplazarse.

A Los Rosales llega el tren tras 15 minutos de viaje. Aún así, desde aquí ya salió un servicio antes de que llegase el primer convoy de Lora. Coincide en esta estación la C-3, que une Sevilla con Cazalla y Constantina. Aunque la línea ofrece solo tres trenes en cada sentido por día, junto con la C-1 posibilitan la plena conexión, creada al abrigo del tren.

En cinco minutos llega la línea C-1 a Cantillana. La queja unánime de los usuarios es la falta de un paso inferior que una los andenes y evite tener que cruzar por las propias vías. Unas obras que ya fueron licitadas por ADIF en junio de 2015, por un valor de casi dos millones de euros, pero que aún no se han ejecutado y para las que «no hay noticia alguna sobre su inicio».

Allí sube Manuel Jesús Tirado, estudiante de grado superior de Música en el conservatorio y Derecho en la Olavide. El tren le permite transbordar con el Metro para llegar a la Universidad. Asegura que es un transporte «rápido, cómodo y más económico que el coche y con más horarios que el autobús». Sin embargo, se queja de que cada vez más «en las horas puntas los trenes van masificados». En esos horarios «todos los asientos están ocupados. El aforo dice que pueden ir hasta 50 personas de pie, nadie los cuenta pero seguro que se supera. Vamos hacinados». El viaje de pie se contabiliza en los aforos por Renfe y es habitual en otros núcleos de Cercanías, como los de Madrid o Barcelona. Pero eso no quita que estos usuarios muestren su preocupación, ya que «ante un accidente o frenazo, con tanta gente de pie no quiero imaginar lo que podría pasar». Aunque plantea que sería necesario reforzar esas horas, resalta que «somos afortunados, hay buenas conexiones y un servicio que funciona realmente bien».

A Candeli Coto es posible verla en cualquiera de los dos andenes de la siguiente estación, Brenes. Por las mañanas en dirección a Sevilla, donde estudia maquillaje y estética. Y por las tardes y los fines de semana sube al tren con dirección a Lora, donde vive su pareja. «Es más cómodo, más práctico y más barato». El servicio «es mejorable», pero se decanta por su uso porque «hay mucha disponibilidad horaria. Aunque los fines de semana no hay trenes a todas las horas, lo que limita más». Señala cómo la falta de personal repercute negativamente. «Las taquillas son electrónicas y a veces no funcionan. Si coincide con que no hay nadie en la ventanilla te ves obligado a subir al tren sin billete».

La Rinconada cuenta con dos paradas, la de El Cañamo, de más reciente creación, y «la de siempre», donde prácticamente está el germen de San José de la Rinconada. En ella sube Luisa Velázquez, estudiante de Medicina. Vecina de Alcalá del Río, cada día se desplaza en su coche a esta estación para usar el tren hasta el hospital Virgen del Rocío.

«Es muy difícil aparcar allí», por lo que para realizar a diario sus prácticas tira del transporte público. «Es más caro que el autobús», explica. Aunque la combinación de horarios «es regular», lo prefiere porque si no «tendría que coger dos autobuses, que tardan mucho más». A pesar de «los retrasos y que va siempre lleno», es la opción más factible.

El tren efectúa 27 trayectos en cada sentido entre Lora y Sevilla a diario, reduciéndose hasta 17 los fines de semana. Con una amplitud horaria que abarca desde antes del amanecer hasta casi la media noche. Junto con la rapidez, la posibilidad de transbordos y conexiones, es la opción preferida y lo convierte, a pesar de algunas limitaciones, en la columna vertebral que une La Vega con Sevilla.