La moda flamenca, un sector por tasar

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07 abr 2018 / 21:48 h - Actualizado: 08 abr 2018 / 10:47 h.
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  • La moda flamenca, un sector por tasar
  • Una modelo desfila con uno de los diseños presentados en la última edición de Simof. / Efe
    Una modelo desfila con uno de los diseños presentados en la última edición de Simof. / Efe
  • Mantones y mantoncillos artesanos. / J. Barrera
    Mantones y mantoncillos artesanos. / J. Barrera
  • La moda flamenca, un sector por tasar

A una semana de que los volantes, los lunares y las flores conquisten el Real de la Feria, la moda flamenca reivindica su valor en la economía andaluza. Pasarelas como la Semana Internacional de la Moda Flamenca (Simof), que el próximo año cumple sus bodas de plata, le han dado una proyección al traje regional imposible de imaginar en otras fiestas. Es una de las modas locales más conocidas a nivel internacional, pero su impacto económico es una incógnita. No hay estudios recientes que dimensionen la moda flamenca. Cuantificar las empresas que se dedican a ella es una ardua tarea, más todavía conocer el volumen de facturación o el número de empleos que genera, y ya ni hablar de saber el peso en el Producto Interior Bruto (PIB) andaluz.

No es por falta de interés. Asociaciones y empresas dedicadas al sector reclaman a las administraciones un estudio exhaustivo para conocer la impronta de la moda flamenca en la economía. «Cada vez hay más productores, se exporta más y hay más consumidores, lo que demuestra que es una actividad que goza de buena salud», reflexiona la directora de la agencia Doble Erre y alma mater de Simof, Raquel Revuelta. Por ello, está convencida de que si se conocieran los datos «sorprenderían a más de uno». Así deja entrever los 120 millones de euros exportados, según datos facilitados por Simof al finalizar la edición de 2017. Pero «no somos capaces de responder a lo que se consume dentro», lamenta Revuelta.

Dinero mueve y «mucho», reconoce la presidenta de la Asociación de diseñadores de moda y artesanía flamenca de Andalucía (Mofanart), Pilar Vera. Pero los empresarios no pueden asumir la elaboración de este estudio «porque sería muy costoso», aunque Vera insiste en que sería de gran relevancia conocer «las cifras reales», y está segura de que ayudaría a «impulsar el sector».

Hace cerca de una década se realizó un estudio en el que se desvelaban algunos indicadores económicos de la moda flamenca, pero estos datos están «obsoletos». Desde entonces, ha pasado una crisis que provocó una caída de «entre el 30 y el 40 por ciento en las ventas» y ha obligado a bajar los precios «en torno a un 20 por ciento, a pesar de que los costos son mayores», según Vera. Aunque el consumo ha empezado a animarse, la diseñadora y presidenta de Mofanart dice que «no ha terminado de despegar».

Simof: punto y aparte

Estrenado el año y pasada la resaca navideña, las pasarelas flamencas se encadenan una tras otra para inspirar el que será el traje de esa feria. Pero, sin duda, la más importante es la que estrena ese mes tan andaluz como es el de febrero. Simof nació con la intención de ser un «revulsivo» para toda esa moda, recuerda Pedro González, presidente de la asociación Qlamenco, que nacía a principios de año con la intención de reinvindicar la artesanía de la moda flamenca. El objetivo «no sólo era competir con la moda urbana, sino crear un nuevo sector».

Antaño no existía. «Había mucha economía sumergida», asegura Revuelta. Había pequeñas modistas y muchos talleres irregulares, los diseñadores constituidos como empresa eran la excepción. Fueron los primeros en desfilar en Simof. Pero como era obligatorio darse de alta para participar en el salón, empezó a brotar la economía sumergida que había en el sector y empezaron «a ser conscientes de que existía una industria», relata Revuelta.

Pero Simof no sólo revoluciona el sector, también el traje. «Antes se hacían cambios mínimos: el volante más arriba o muchos y más pequeños, que si manga larga o de farol..., pero ahora hay cambios hasta en los tejidos e incluso los diseñadores se atreven a crear sus propios estampados», explica la directora de Doble Erre. «La moda flamenca se convierte en un reto. Eso sí, siempre siguiendo el rigor del trae de flamenca».

Entre Japón y Miami

Las tendencias y diseñadores internacionales han sucumbido a la moda flamenca. Los primeros en adaptar las formas andaluzas a la pasarela fueron Victorio y Lucchino, «quienes son los máximos exponentes», opina González.

La Agencia Andaluza de Promoción Exterior (Extenda) apoya desde el año 2001 la proyección internacional de la moda flamenca. Según la entidad, los países prioritarios para dar a conocer el sector son Japón, Estados Unidos y China. Aunque también se han abordado países como Polonia, Reino Unido, Marruecos, Rusia, alemania, Portugal, Francia y Chile.

El arraigo del baile flamenco en Japón, hace del mercado nipón el más importante para la moda flamenca. El país «ha demostrado un amor desmesurado por la forma de vida andaluza a lo largo de la historia», comenta Pedro González. Muestra de ello es la «proliferación de academias de baile», que se cuentan por más de 600, según datos de Extenda. En ellas en torno a 50.000 alumnos aprenden flamenco. De hecho, la agencia de promoción internacional organizó en noviembre de 2017 el Showroom de Moda Flamenca de Japón, en el que siete empresas andaluzas de moda y complementos pudieron hacer negocios con compradores nipones.

China es otro de los países que empieza a despuntar. Tal es el interés por la cultura flamenca que en la última edición, Extenda trajo a Simof a dos centros de enseñanza de flamenco, afincados en Beijing y Shanghái, para dar a conocer la oferta andaluza.

En Asia, la moda flamenca que se vende es pura. Sin embargo, la conquista del mercado estadounidense se ha hecho a través de la moda urbana con inspiración flamenca, explica el presidente de Qlamenco. Son especialmente importantes los clientes del área de Miami, donde los volantes y el lunar se adaptan a los vestidos de noche o cóctel.

Sin límites

En la moda flamenca todo vale. «Afortunadamente no hay límites», apostilla Pedro González. El horizonte es amplio en el sector, «significa que hay libertad, pluralidad, feminismo...», considera el presidente de Qlamenco. «No hay dogma ni atadura. Por eso cuando la oferta se aleja del patrón clásico hay más demanda», reflexiona. En la actualidad, «cualquier alma de la mujer encuentra su traje de flamenca», asegura Raquel Revuelta.