Los casos que conmocionaron a Sevilla

En los dos últimos años se han registrado varios casos de violadores múltiples, de asaltos grupales y también el de mujeres asesinadas tras ser abusadas sexualmente en parques y lugares apartados

30 nov 2017 / 16:14 h - Actualizado: 30 nov 2017 / 22:14 h.
"Sucesos","Violencia de género","Agresiones y violaciones"
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Las violaciones y las agresiones sexuales son siempre casos de gran repercusión e impacto social, entre otros motivos, por el miedo que generan, especialmente hasta que se produce la detención del autor o autores. Además, suponen un atentando a la libertad y a la igualdad de las mujeres.

Sin duda, el caso que ha generado más expectación, aunque no se haya producido en la ciudad pero sí está protagonizada por un grupo de sevillanos conocidos como la manada, que supuestamente violó a la una joven durante los sanfermines de 2016. El juicio ha quedado visto para sentencia esta misma semana después doce sesiones tras las que la Fiscalía y la acusación particular han mantenido los más de 22 años de prisión que solicitaba para cada uno de ellos por los delitos de agresión sexual, robo con intimidación y un delito contra la intimidad. Para el fiscal y la acusación ha quedado acreditado que la joven sufrió una agresión sexual grupal, que fue además grabada por los acusados. Unos vídeos que fueron visionados en el juicio e interpretados de diferente forma por las acusaciones y las defensas, que sostienen que la relación fue «consentida» e incluso uno de los letrados ha llegado a decir que «placentera».

Los hechos ocurrieron sobre las 2.50 horas del 7 de julio, después de que la joven, de 18 años y madrileña, conociera a uno de los componentes del grupo. Cuando ella quiso marcharse a buscar al amigo con el que fue hasta Pamplona el grupo decidió acompañarla, «si bien la intención de ellos era la de buscar un lugar donde mantener relaciones sexuales en grupo con ella», propósito que la joven «desconocía», según el relato del fiscal. En un momento dado, mientras ella se besaba con uno de los chicos, otros franquearon la puerta de un portal de donde salía una mujer y agarrando «a la joven por los brazo y la metieron en el portal, tapándole la boca y diciéndole que se callara y no gritara». Allí, fue donde ocurrió la supuesta agresión, que mantiene en prisión preventiva a los cincos, que fueron detenidos ese mismo día tras denunciar la chica los hechos y reconocer a los presuntos agresores por los tatuajes que llevaban en el cuerpo. La Policía localizó en los móviles de los detenidos conversaciones con otros amigos en un grupo de WhatsApp, llamado la manada, en el que aseguraban que los cinco habían mantenido relaciones con una chica. Cuatro de ellos, además, tienen abierta otra investigación por supuestos abusos a una joven de Pozoblanco, unos hechos que fueron descubiertos a raíz del caso de Pamplona, al encontrar la Policía Foral un vídeo en el que la presunta víctima parece estar drogada.


De la Cartuja a Valme

Ya en la ciudad también se registró hace unos meses un caso de una violación grupal, que supuestamente ocurrió en la zona del Estadio de la Cartuja. Los hechos ocurrieron la noche del 22 de abril, cuando la víctima accedió a que los supuestos agresores la llevaran a casa. Sin embargo, en el camino se desviaron hasta los alrededores del estadio, donde dos de ellos habrían violado a la chica, según el relato de la joven de 27 años.

La chica fue localizada por la mañana por unos operarios de Emasesa, que se la encontraron aturdida y en estrado de shock. Al escuchar el relato de la joven, de 27 años, que aseguraba haber sido violada por dos hombres llamaron al servicio de Emergencias 112, que dio aviso a la Policía Nacional y al 061, que trasladó a la chica hasta el hospital Virgen del Rocío.

La Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional se hizo cargo de la investigación y en cinco días detuvo a un total de cuatro personas, de edades comprendidas entre los 27 y los 30 años, residentes en las localidades de Camas y Guillena. Los cuatro fueron puestos a disposición judicial, tras lo que la jueza decretó el ingreso en prisión de todos ellos. La chica, que también ratificó su denuncia ante la magistrada, señaló a los cuatro en una rueda de reconocimiento llevada a cabo en el juzgado.

La defensa de los detenidos asegura que la relación sexual fue consentida, y sostiene que el relato de la joven no es coherente, sino más bien difuso, confuso y cambiante. Una de las cuestiones por las que pone en duda el relato de la chica es porque ella «ha dudado de si eran dos o tres los que la violaron».

Meses después, el 27 de julio, en el Parque Amate aparecía el cuerpo de una mujer de 39 años, con la mitad del cuerpo calcinado. La autopsia apuntaba a una posible violación, aunque este extremo está aún en investigación. Un mes después, el 28 de agosto, una chica era violada en el parque del Tamarguillo tras ser abordada mientras hacía deporte. Los dos casos están relacionados, ya que fue el mismo hombre el que supuestamente los cometió. Este se entregó a principios de septiembre a la Policía, que ya lo tenía identificado y sometido a vigilancia, siguiendo el consejo de su pareja después de haberle contado la agresión del parque del Tamarguillo.

En noviembre, la Policía ataba cabos y volvía a detener a esta misma persona, que estaba en prisión preventiva por la violación del Tamarguillo, por el crimen del Parque Amate. Las similitudes del modus operandi y los vestigios localizados en la escena del crimen llevaron a los agentes hasta esta persona que, en el momento de la primera agresión, hacía poco tiempo que había salido de prisión tras cumplir una condena de ocho años por otra violación cometida en la provincia de Badajoz.

Tras ser puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 14, el arrestado confesó ante el juez que había matado a la chica, pero negó que la violara. Según su versión ambos estaban intentando llegar a un acuerdo económico para mantener relaciones sexuales pero se originó una discusión entre ellos en el transcurso de la cual acabó estrangulándola hasta matarla y así lo relató una y otra vez. Después de acabar con su vida la quemó en un supuesto intento por ocultar pruebas. El magistrado incluso llevó a cabo una reconstrucción de los hechos, donde volvió a reiterar su versión. El juez decretó su reingreso en prisión también por estos hechos para el supuesto violador múltiple.


En el Parque María Luisa

Otra violación que conmocionó a Sevilla también tuvo como escenario un parque, en esta ocasión el de María Luisa. Un caso que ya ha sido juzgado y cuyo supuesto autor, Francisco Morillo, permanece en prisión preventiva a la espera de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) resuelva el recurso que presentó contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla que le condena a 39 años de prisión por el asesinato y violación de la joven Sara D. M. Los magistrados rechazaron entonces imponerle una pena de prisión permanente revisable como solicitaba la Fiscalía, que era la primera vez que lo planteaba en Sevilla.

La supuesta agresión sexual, que aún está a falta de una sentencia firme, ocurrió el 23 de febrero de 2016 cuando el acusado se encontró a la víctima en un banco del parque en estado de letargo tras haber consumido diversas pastillas, con el fin de quitarse la vida según comunicó ella misma a varios amigos a través de mensajes. Tras desnudarla, el agresor llevó a cabo «dos agresiones sexuales diferentes en tiempos distintos», dando así «rienda suelta a sus instintos más sádicos» y llevando a cabo un «acto de sadismo extremo», dándole «igual lo que le pasara» a la joven, según dijo la fiscal en su informe definitivo en el juicio. La joven «sufrió al 100 por cien», ya que murió dos o tres horas después de sufrir la agresión desangrada.

El verano de 2015 el miedo se extendió entre las profesionales y las usuarias del hospital de Valme, donde sucedieron varias violaciones en el aparcamiento en tan solo dos semanas. La Policía detuvo a un menor de 17 años de edad y residente en Bellavista al que le imputó siete agresiones sexuales. El menor presuntamente esperaba a sus víctimas en un solar próximo al centro sanitario que es utilizado como aparcamiento por el personal de este hospital y los familiares de los pacientes ingresados en el centro sanitario. Allí abordaba a sus víctimas y las forzaba a mantener relaciones sexuales con él.