Los videojuegos dan mucho que leer

Una editorial especializada. El sello sevillano Héroes de Papel publica desde hace cuatro años todo tipo de libros relacionados con la vertiente más lúdica de la informática. Público, desde luego, no les falta

18 nov 2017 / 22:12 h - Actualizado: 19 nov 2017 / 08:21 h.
"Libros","Literatura","Videojuegos","La cultura del vídeojuego"
  • ‘Tetris. El juego del que todos hablan’, de Box Brown, fue un éxito de la editorial. / El Correo
    ‘Tetris. El juego del que todos hablan’, de Box Brown, fue un éxito de la editorial. / El Correo
  • Una de las ilustraciones de ‘El viaje de Chiriko’, un videojuego que ha saltado a la literatura.
    Una de las ilustraciones de ‘El viaje de Chiriko’, un videojuego que ha saltado a la literatura.
  • La editorial también atienda la vertiente comercial de los videojuegos en obras como ‘Génesis’.
    La editorial también atienda la vertiente comercial de los videojuegos en obras como ‘Génesis’.
  • La editorial sevillana Héroes de papel publicó títulos señeros de la frances Pix and Love como ‘Final Fantasy IX’. /El Correo
    La editorial sevillana Héroes de papel publicó títulos señeros de la frances Pix and Love como ‘Final Fantasy IX’. /El Correo
  • La batalla entre Sega y Nintendo contada en un libro, ‘Console Wars’. / El Correo
    La batalla entre Sega y Nintendo contada en un libro, ‘Console Wars’. / El Correo

Es un lugar común consolidado: los amantes de los videojuegos no leen. Peor aún, la lectura es directamente incompatible con el vicio de los botones y de las pantallas. Sin embargo, sabemos que cada tópico tiene su desmentido. En este caso, se llama Héroes de Papel, es una editorial que lleva casi cuatro años publicando todo tipo de libros de temática relacionada con el género de los videojuegos, y con notable éxito. Y para más señas, ha nacido en Sevilla.

Uno de sus responsables, Isaac López, periodista de profesión, recuerda así cómo empezó todo: «Siempre he sido aficionado a los videojuegos, y con el tiempo fui dándome cuenta de que este sector había evolucionado muchísimo. Eso, sumado al hecho de comprobar que apenas se hablaba en los medios de este tema, a pesar de que facturaba millones y de que empezaba a ser considerado arte, me animó a plantear mi tesis doctoral sobre el tratamiento del videojuego en la prensa. Pero lo cierto es que apenas había bibliografía al respecto», recuerda.

Fue entonces cuando se cruzó en su camino Ricardo Martínez, quien tenía cierta experiencia en el campo de la prensa especializada. «No teníamos ninguna experiencia en el mundo editorial, pero al ver ese vacío pensamos, ¿por qué no lo hacemos nosotros?», añade López. De hecho, el primer título de Héroes de Papel, titulado Qué es un videojuego, fue una obra suya, y obtuvo una respuesta sorprendentemente buena.

Aliados a otros dos socios, Fernando González y Chelo Rodríguez, los recién nacidos Héroes de Papel se lanzaron a buscar posibles nuevas incorporaciones a su catálogo. «Como aquí no había mucho, nos fijamos en editoriales extranjeras y descubrimos una francesa, Pix and Love, que tenía unos libros estupendos. Nos pusimos en contacto con ellos de inmediato», comenta.

Esta comunicación arrojó como resultado algunos de los títulos señeros de la editorial sevillana, desde un volumen sobre la popular saga Final Fantasy a un ensayo sobre la historia de Nintendo. «Paralelamente, éramos conscientes de que en España hay mucho talento entre periodistas, investigadores, historiadores... Hablamos con un chico de aquí que trabajaba en la FNAC, José María Villalobos, y publicó con nosotros Cine y videojuegos. Un diálogo transversal, que es el primer libro especialmente dedicado a la relación entre ambas artes».

«La acogida de todos estos libros fue magnífica, desde el primer momento», prosigue López. «Tratamos de tener mucho feedback a través de redes, ya que este es un público exigente pero muy agradecido, y del que recibimos cientos y cientos de mensajes, además de tener más de 8.000 seguidores en Twitter».

Las tiradas de los títulos de Héroes de Papel –25 hasta la fecha, ahora con dos novedades al mes– son de 1.000 ejemplares en adelante, y el acceso a una gran distribuidora les permite llevar su trabajo también a Latinoamérica, «especialmente en Argentina», subraya. «Nos gusta cuidar de nuestros lectores y les regalamos de todo, láminas, postales, balones de playa, mochilas... Y cuando sacamos el libro Rompecabezas, les regalamos un puzzle de bolsillo como los que teníamos cuando éramos chicos», agrega.

Otros éxitos de la editorial han sido Tetris. El juego del que todos hablan, de Box Brown, una historia en viñetas del popular juego ruso, o Console wars, de Blake J. Harris, «la historia novelada de la gran batalla empresarial que se libró a principios de los 90 entre Sega y Nintendo. Nintendo tenía el monopolio mundial del sector, Sega apretó el acelerador, contrató a un tipo que venía de la industria del juguete –el creador del Ken de la Barbie y de los Masters del Universo, entre otros hitos–, y el resto tenéis que leerlo», resume Isaac López. También cita libros como De sombras y bestias: La travesía de Team Ico, de Mariela González y Daniel Matas; Génesis, guía esencial de los videojuegos españoles de 8bits, de José Manuel Fernández Spidey y Jesús Relinque Pedja; o, de los mismos autores, Continue play? Historia de las máquinas recreativas españolas.

Cosa de adultos

«Pretendemos ser impulsores del estudio y la cultura del videojuego», proclama López. «Es un producto cultural indiscutible. Bajo su apariencia de simple y puro divertimento, la mayoría ofrecen muchas capas de lectura. Genera cultura, riqueza y, en contra de lo que pueda parecer, también lectores».

No obstante, los responsables de Héroes de Papel advierten de que «el perfil de nuestro público no es el de un niño, ronda los 30 años. Nosotros no nos basamos en grandes estudios de mercado, sacamos lo que nos gustaría leer a nosotros, algunos con más éxito que otros, claro», dice. «El problema, en mi opinión, no es tanto la gente de 30 años para abajo, sino la de 20: no leen, cuesta mucho engancharlos. En las ferias a las que vamos, salvo honrosas excepciones, ni siquiera se paran en los expositores», apunta.

Como amante de este mundo, a Isaac López no le resulta fácil hacer crítica de este universo audiovisual, pero sí se anima a cuestionar su uso. «No me cansaré nunca de decir que el videojuego no es cosa de niños, sino que también es para niños. Hay que tener en cuenta que están concebidos para un público adulto. ¿Cómo se toma conciencia? Atendiendo al código de autorregulación PEGI, suscrito por muchos países. Ahí se advierte de la edad mínima adecuada para cada juego, y si contiene lenguaje soez, violencia, sexo explícito...», enumera.

«La industria ya es otra cosa. lo más criticable son determinadas prácticas o modelos de negocio que se están imponiendo, sobre todo en lo que se refiere a contenidos descargables, desde trajecitos para los personajes a cofres con regalos».

En todo caso, López hace una defensa muy decidida de los videojuegos como fenómeno capaz de convivir con el cine, la música o los libros, sin anularlos. «Después de cinco décadas, el videojuego ha ido buscando su camino como producto artístico, dando forma a su propio lenguaje. La tecnología ha permitido que lo que eran meros gráficos para representar personajes han ido cobrando con el tiempo un realismo desbordante. y el sonido que ayudaba a hacer un poco más real el juego ha dado paso a la implementación de bandas sonoras maravillosas. Y a nivel puramente narrativo, ha dejado de ser abstracto para empezar a contar historias de gran complejidad».

«Ha bebido mucho del cine, pero también ha buscado nuevas fórmulas», concluye López. «En el fondo, se está produciendo un encuentro de todas las artes que se ve claramente en los últimos videojuegos. Las superproducciones conocidas como Triple A suelen tener un trabajo narrativo de guionistas profesionales muy sesudo, un apartado gráfico con infinidad de artistas, y por supuesto música: muchos compositores de prestigio, como Gustavo Santaolalla –el de la banda sonora de El jardinero fiel, que ha puesto música a un videojuego como The last of us– están sintiéndose cada vez más atraídos por este medio. Y esto no ha hecho más que empezar», apostilla.