Mininos bajo control en la isla de la Cartuja

El Ayuntamiento extenderá al resto de la ciudad el método de esterilización puesto en práctica en dos colonias felinas en colaboración con asociaciones en defensa de los animales

Iñaki Alonso @alonsopons /
08 jul 2018 / 08:48 h - Actualizado: 08 jul 2018 / 08:51 h.
"Animales","¿Qué hacemos con las mascotas?"
  • Tres gatos callejeros descansan sobre restos de un sofá en una zona de arbustos de la provincia de Sevilla . / El Correo
    Tres gatos callejeros descansan sobre restos de un sofá en una zona de arbustos de la provincia de Sevilla . / El Correo
  • Los cuidadores de las colonias se encargan de alimentar en zonas concretas a los felinos. / El Correo
    Los cuidadores de las colonias se encargan de alimentar en zonas concretas a los felinos. / El Correo

Sevilla corta por lo sano para acabar con los quebraderos de cabeza de las colonias de gatos existentes en la capital. Y lo hará siguiendo los pasos de ciudades como Barcelona y Zaragoza, que han centrado su estrategia en la esterilización de poblaciones felinas para que no se multipliquen y evitar que generen problemas de convivencia. El Consistorio hispalense se ha decidido después de los excelentes resultados de un proyecto piloto puesto en marcha a finales del año pasado en la isla de la Cartuja, donde se actuó en una colonia de 35 gatos –que se dividió en dos– y que, tras aplicar un método denominado C.E.R. (captura, esterilización y retorno) no han causado ninguna incidencia ni a empleados ni a vecinos.

El proyecto piloto se aplicó a través de una subvención a la Plataforma Gatera de Sevilla –que aglutina un buen número de asociaciones defensoras de los animales–. Esta entidad se encargó de capturar, identificar mediante microchip, esterilizar, desparasitar y vacunar a los gatos, que luego fueron retornados a su lugar de captura. Al respecto, aunque fue en la Cartuja, los cuidadores son muy celosos a la hora de indicar la zona concreta, para evitar, entre otras cuestiones, que a a alguien se le ocurra abandonar allí a su mascota –que los hay– aprovechando que hay una colonia. «Eso pondría en riesgo el trabajo de control de la colonia», señala Isabel Rodríguez, una de las encargadas de esta plataforma.

El retorno, en cualquier caso, no lo hacen solos, sino que cuentan con un número de cuidadores que vigilan su evolución, los alimentan y velan por su bienestar. El proyecto piloto, que se hizo con ciertas prisas ya que solo contaban con mes y medio de plazo, no solo esterilizó a los 35 felinos de la colonia, sino que encontraron una familia de acogida para cinco gatos «que tenían un carácter más social». Han pasado más de seis años desde el trabajo de campo y no se han registrado quejas de ciudadanos por la presencia de estos animales, ya sea por higiene –orines o restos de basura– o ruido –maullido–. Sobre esto, los gatos, según los estudios, cambian a un comportamiento más dócil cuando son esterilizados, ya que no sufren esas épocas de celo donde proliferan los aullidos, las peleas en la calle o el aumento de orines para marcar su territorio. Pero el descenso de las quejas también viene, según la Plataforma Gatera, de la labor de divulgación del proyecto a las personas que conviven y trabajan cerca.

El éxito del proyecto piloto ha hecho que el Ayuntamiento piense en aplicarlo al resto de la ciudad. De momento, ya han sacado a concurso una nueva subvención, esta vez dotada con 6.000 euros, para continuar la línea de cooperación con las asociaciones protectoras de los animales, que son los que tienen localizadas las colonias felinas para aplicarles el método CER. En paralelo, el Consejo Municipal Protección y Bienestar Animal del Ayuntamiento de Sevilla está trabajando en la inclusión de estos procedimientos en la ordenanza municipal antes de que finalice este año.

Trabajo de campo

Los animales son capturados siguiendo los principios de bienestar animal y trasladados a clínicas veterinarias donde se procede a la desparasitación y esterilización; una vez recuperados, son devueltos a sus lugares de procedencia. Las ventajas de este método es que las colonias se estabilizan en el número de individuos y a lo largo del tiempo comienzan a disminuir y, además, tienen un carácter más afable y menos molesto para el vecindario.

Este modelo, de hecho, se ha aplicado en municipios del entorno, como La Algaba, Utrera y, más recientemente, Camas. Sin embargo, no es la panacea. Hay ciudades como Zaragoza que, tras un lustro de trabajo, ha visto que las colonias han ido en aumento. El último censo dado a conocer por el Consistorio zaragozano era de 1.500 ejemplares en las colonias, cinco veces más que el de 2014. Entre las razones, están el abandono de sin esterilizar, los gatos errantes que los dueños dejan salir de casa y que tampoco están esterilizados, el rápido ciclo reproductivo de las gatas que paren cada tres meses y la falta de personal. En Sevilla, aunque están contentos con la iniciativa, alertan de que el modelo no puede ser solo de subvenciones, sino que tiene que ser continuidado «y plenamente gestionado» por el Consistorio hispalense.