Normas de convivencia para los pisos turísticos

Negocio. Los administradores de fincas aseguran que, en general, en Sevilla no hay problemas entre turistas y vecinos

11 mar 2018 / 08:00 h - Actualizado: 11 mar 2018 / 08:40 h.
"Turismo","Vivienda","Comunidades de vecinos"
  • Un grupo de turistas en los alrededores de la Catedral. / Manuel Gómez.
    Un grupo de turistas en los alrededores de la Catedral. / Manuel Gómez.

«No dejar objetos en los descansillos de la escalera: zapatos, paraguas, coches de niño o bolsas de basura. No colgar ropa ni toallas en los balcones de la fachada principal y patio central. No dejar bolsas de basura en ningún punto de la finca ya que nadie la recoge. No hacer ruido ni hablar en voz alta pasadas las 12 de la noche...». Estas son algunas de las normas que comunidades de vecinos con apartamentos turísticos hacen llegar a propietarios y usuarios, sobre todo porque muchos de ellos, como los alemanes, tienen costumbres distintas y, por ejemplo, suelen dejar sus zapatos o los carritos de los niños fuera de casa.

Los administradores de fincas de Sevilla aseguran que no hay problemas de convivencia entre los turistas y los vecinos. Sólo en el barrio de Santa Cruz hay residentes que han denunciado molestias por la acumulación de turistas.

«Yo estoy a favor. No pasa nada. Tenemos varias comunidades con apartamentos turísticos, hablamos con el propietario y le facilitamos una serie de normas de convivencia. He hablado con otros compañeros administradores y tampoco han recogido quejas de los vecinos. Por lo general son personas que están todo el día viendo la ciudad, llegan cansadas, se duchan y se acuestan. Para mi gusto, es mucho peor un piso de estudiantes, que sí que dan guerra». Eso es lo que opina el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Sevilla, José Feria, para quien este tipo de turismo es una «buena inyección económica para la ciudad».

«Sí que es verdad que en el Centro se están disparando los precios de los alquileres porque cada vez hay menos pisos para arrendamiento normal, pero ese es otro problema», apostilla Feria tras mostrar uno de los folletos con las normas de convivencia: «Cerrar siempre la cancela y la puerta de acceso a la azotea, no dejar bicicletas ni motos junto a la escalera, no desplazar maletas con ruedas a horas de descanso porque el ruido molesta considerablemente...».

Y para los limpiadores de los aparcamientos turísticos: «Mantener cerrada la puerta mientras se limpian los pisos, no dejar bolsas ni objetos en los descansillos...». Según Feria, los vecinos «están por la labor».

Un ejemplo, en la calle Vidrio hay una comunidad con unos 18 pisos y cuatro alojamientos turísticos y éstos pagan un dinero extra por usar un habitáculo para las maletas. «Si llegan por la noche los acompañan y le meten allí las maletas para que, con las ruedas, no molesten a altas horas de la noche. Es como una consigna. Por la mañana las recogen. La llave sólo la tiene la limpiadora y el responsable de la agencia de los alojamientos turísticos», explica Feria.

El presidente del Colegio de Administradores de Fincas sevillano asegura que los turistas que se alojan en este tipo de pisos no consumen ni más agua ni más luz que una familia. ¿Por qué? Porque no todos los días están ocupados, «lo normal es tres o cuatro días a la semana». Para Feria, este turismo «deja mucho dinero en bares, restaurantes y comercios y no se puede despreciar o maltratar».