Hay un dato incontestablemente negativo del que partir, más de la mitad de personas LGTBI oculta su orientación sexual en el trabajo, según reveló el Informe Aequalis 2016. Sería prudente pensar que, dos años más tarde, algo habrá cambiado a mejor, pero con seguridad, la losa del qué dirán sigue encima de nuestras cabezas. Salir del armario (del que sea, pues no hay uno, si no decenas) no debería ser visto como una actitud de militancia, es más bien una reivindicación de uno mismo.
La Asociación Estadounidense de Psicología asegura tajante que la orientación sexual se ubica a lo largo de un continuo. En otras palabras, alguien no tiene que ser exclusivamente homosexual o heterosexual, puede sentir diferentes grados de ambos. Una realidad que los más conspicuos y retrógrados garantes de la heteronormatividad impositiva combaten con argumentos sociológicos, políticos y religiosos pero nunca psicológicos ni científicos.
Es cierto que, al albur de las redes sociales y la imperante necesidad de etiquetado, la identidad de género lleva algunos años adentrándose en un camino poco didáctico y donde puede acabar reinando la confusión. Una de las ciudades más ideológicamente abiertas del mundo, Nueva York, reconoce 31 identidades posibles. Pero, hace dos años, Vitit Muntarbhorn, experto independiente sobre la defensa del colectivo LGTBI y ex miembro independiente de la ONU elaboró una lista en la que se detallaban 112 identidades de género.
A menudo la confusión también se instala cuando se habla de orientación sexual e identidad de género, dos conceptos diferentes que habitúan a mezclarse. El primero se refiere al sexo hacia el que una persona se siente atraído en el plano emotivo, romántico, sexual y afectivo; mientras que el segundo señala la conciencia de una persona de sentir pertenencia al sexo masculino o femenino.
Aunque todo este conglomerado de géneros, atracciones e identidades pueda resultar complejo, los profesionales consideran que clarificarlo es una obligación con la que debe cumplir el sistema educativo. Por ejemplo, tener síntomas de disforia de género (transexualidad) en la infancia puede provocar incertidumbre, desconcierto y mayores conflictos a la larga. Y se calcula que alrededor de 500 escolares andaluces podrían actualmente estar experimentando este conflicto. «A pesar de todos los avances en sensibilización el rechazo social y la discriminación por parte de la sociedad hacia estas personas que se perciben como distintas, o como una realidad distinta a la de la inmensa mayoría sigue siendo muy amplio», explica la psiquiatra María Jesús Mardomingo.
En todo caso, y aunque existen escalas de gravedad, continúa imperando una amplia resistencia a aceptar cualquier categoría que desborde el contenedor LGTBI. Esto está propiciando conflictos dentro incluso del propio movimiento reivindicativo. El próximo 23 de junio, por ejemplo, coincidirán en Sevilla dos manifestaciones festivas, el Orgullo Gay y el Orgullo Crítico Gay. Aunque su leit motiv es el mismo difieren en cuestiones de imagen y fondo. Pero también se ha abierto un debate en el seno de las organizaciones que vehiculan en toda España este tipo de actos ya que cada vez son más los colectivos identitarios que quieren sumarse. La Asexual Community España ha adquirido en muy poco tiempo una considerable presencia y peso en el debate, pero también asociaciones que engloban a practicantes de tal o cual deriva sexual (como la comunidad BDSM) quieren visibilizar ante la sociedad su quehacer con total naturalidad. La diversidad sexual se hace más y más amplia a pasos agigantados.
GÉNERO, ATRACCIÓN E IDENTIDAD
Heterosexualidad:
Es la atracción romántica, atracción sexual o comportamiento sexual entre personas de diferente sexo. El término heterosexual se suele aplicar a los seres humanos pero es una conducta común entre los animales no humanos.
Homosexualidad:
Es la atracción romántica, atracción sexual o comportamiento sexual entre miembros del mismo sexo o género. La homosexualidad [término que dada de 1869 debido a Karl-Maria Kertbeny] femenina se llama lesbianismo.
Bisexualidad:
Es la atracción romántica, atracción sexual o comportamiento sexual hacia tu género y todos los demás. Es común, aunque no indispensable, que exista una preferencia marcada, pero no exclusiva, hacia uno sobre otro género.
Intersexualidad:
Es la persona que nace con una combinación de características biológicas masculinas y femeninas, como cromosomas o genitales, lo que complica a los médicos la tarea de asignarle un sexo restringido masculino o femenino.
Transgénero:
Se refiere a las personas cuyas identidades de género son diferentes del sexo o el género que se les asignó al nacer. Por esta razón habitúan a rechazar las categorizaciones hombre / mujer adoptando una mezcla de ambas.
Transexual:
Es la persona que contempla una seria y profunda disconformidad entre su sexo psicológico y la identidad que señalan sus genitales. El transexual es consciente que su cuerpo pertenece a un género y su cerebro a otro.
Género binario:
El binarismo de género es la clasificación del sexo y el género en dos formas distintas y complementarias de masculino y femenino. Quienes se identifican con el género binaro lo están haciendo con las categorías clásicas.
Género no binario:
Es uno de los términos más utilizados para describir a las personas cuya identidad de género no es totalmente masculina o femenina. Pueden usar otros términos como género no conforme, queer o genderqueer.
Género fluido:
Cuando alguien no se identifica con una sola identidad de género, sino que circula entre varias. Comúnmente se manifiesta como transición entre masculino y femenino o como neutralidad, sin embargo puede comprender otros géneros.
Género neutro:
O tercer sexo. Personas que no se identifican con los géneros masculino y femenino, pero que tampoco tienen por qué hacerlo con categorías de orientación sexual. O, al contrario, reconocen varios sexos en uno mismo.
Queer:
Queer es un término global (del inglés queer, «raro», peyorativo) para designar a quienes no son heterosexuales pero que tampoco se sienten bien en las grandes corrientes del movimiento LGTBI. Lo queer es también una cultura propia.
No ajustado:
Personas que no se quieren identificar con las etiquetas de género binarias. Algunas sinónimos son Gender questioning y Gender variant. Rehuyen el etiquetado y todo tipo de encasillamiento en cuanto a la orientación sexual.
Cisgénero:
Cisgénero es un tecnicismo de origen alemán que es utilizado para hacer referencia a aquellos individuos cuya identidad de género coincide con el sexo que les fue asignado al nacer. Lo opuesto sería transgénero.
Intergénero:
Se utiliza como un término general para las personas que no encajan en el marco del género binario masculino o femenino. Describe a una persona que puede ser una mezcla de géneros, agénero, generofluido...
Skoliosexualidad:
Persona que experimenta atracción sexual hacia personas identificadas como no binarias o aquellas que no se identifican como cisgénero, es decir, por quienes no se identifican como mujer o hombre en su totalidad.
Dos espíritus:
En la cultura amerindia los homosexuales eran considerados de «fuera de este mundo». Se les asignaba tanto el rol masculino como el femenino, por lo que se les llama «dos espíritus». Hoy hay quienes reivindican esta catalogación. Sapiosexualidad:
Aunque no es aceptada como una orientación sexual, estaríamos refiriéndonos a quienes consideran a la inteligencia como el principal factor de atracción sexual. Este fenómeno afecta, por igual, a hombres y mujeres.
Autosexualidad:
Es la ausencia de deseo sexual por otras personas pero no por uno mismo. Puede tener una relación romántica y aún así no sentirse atraído en el terreno sexual por su pareja. Es una orientación conocida hace muy poco.
Heteroflexibilidad:
Es una forma de orientación sexual o comportamiento sexual situacional que se caracteriza por la actividad homosexual limitada a pesar de una orientación fundamentalmente heterosexual imperante.
Arromántico:
Una persona en cualquier lugar del espectro sexual puede ser arromántica. Es alguien que no experimenta atracción romántica. Para un arromántico no hay necesidad de emparejarse con otra persona por razones románticas.
Alosexualidad:
Es lo opuesto a asexual. La categoría define que una persona alosexual es alguien que experimenta atracción sexual hacia otras personas. Puede ser un heterosexual, homosexual, bisexual, pansexual u otros varios.
Asexualidad:
Es la falta de atracción sexual hacia otros, o el bajo o nulo interés en el deseo de actividad sexual. Se considera a veces como la ausencia de orientación sexual. No confundir con abstinencia y el celibato, que son decisiones personales.
Gris-asexualidad:
Son aquellas personas que se encuentran entre la asexualidad y la sexualidad, es decir, aquellas personas asexuales que en ocasiones sienten la necesidad de tener un encuentro sexual aunque sea de forma muy esporádica.
Demisexualidad:
Según la Red para la Educación y la Visibilidad Asexual, que acuñó el término en 2006, el demisexual es una persona incapaz de sentir una atracción sexual a no ser que haya forjado un profundo vínculo emocional con alguien.
Antrosexualidad:
Es un término aplicado a aquellas personas que desconocen su orientación sexual, pero existe una flexibilidad sexual que les permite desarrollar vínculos amorosos con cualquier persona de cualquier género e identidad.
Pansexualidad:
Es una orientación sexual caracterizada por la atracción romántica o sexual hacia individuos al margen de su género y/o sexo. Consideran que el concepto del género no es un elemento que entra en juego a la hora de sentir atracción.
Polisexualidad:
Es la orientación sexual consistente en la atracción sexual, emocional, o estética hacia personas de más de dos géneros y/o sexos pero no necesariamente todos los sexos y/o géneros, ya que esto sería pansexualidad.
Lithsexualidad:
El lithsexual experimenta una atracción sexual hacia otra persona sin necesidad de ser correspondido, prefiere una atracción platónica antes que una relación convencional. Se basa en la satisfacción de desear sin ser deseado.