«Salí del armario con 18 años y me tuve que ir»

Francisco Manuel Castaño y otros afectados sociales coinciden en que hay más problemas de aceptación en el medio rural

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
20 jul 2017 / 08:50 h - Actualizado: 21 jul 2017 / 08:35 h.
"LGTBI","Informe sobre la homosexualidad"
  • Reunión en la sede del PSOE de Los Palacios. / El Correo
    Reunión en la sede del PSOE de Los Palacios. / El Correo

El joven palaciego Francisco Manuel Castaño había preparado un folleto para los presentes que incluía un breve recorrido por la historia de la lucha del colectivo. En el escrito repartido, se hacía referencia a la primera manifestación por los derechos de gais y lesbianas en las Ramblas de Barcelona en 1977, al Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH) que tanto combatió la Ley de Vagos y Maleantes (desde la II República) y la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, que incluía a los homosexuales. El documento echaba de menos esa continuidad en el liderazgo español en la defensa de los derechos de las personas LGTBI que publica la Asociación Internacional de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intergénero (ILGA), por la que España ha bajado de la segunda a la novena posición desde que gobierna el PP, en un ranking que encabezan hoy Malta y Noruega y cierran Rusia y Azerbaiyán. «En España, el primer ayuntamiento que colocó la bandera multicolor fue el de Sevilla, en 2009, cuando gobernaba Monteseirín», recordó el presidente de Adriano Antínoo, Pablo Morterero, que hizo una especial defensa del PSOE en esta lucha inacabada.

Castaño contó su experiencia yéndose precisamente a Sevilla «para hacer vida social», dijo. «Yo vivía y trabajaba aquí en Los Palacios, que tiene fama de pueblo abierto pero es solo la fama», explicó, y añadió: «pero cuando salí del armario, me tuve que ir a Sevilla». Otros participantes en la mesa redonda explicaron experiencias parecidas, y Agustín Burgos incidió en que son los transexuales los más agredidos, sobre todo en el medio rural. «La mayoría no sale del armario por miedo a defraudar a su familia; a sus padres; porque su abuela tenía ilusión en verla casarse», comentaban algunos de los presentes. «Y otros pueden salir porque los apoyan en casa, pero no se tienen que ir del pueblo porque luego está la escuela, el grupo de amigos, los sitios de marcha, y solo el anonimato de la ciudad puede ayudar», sostenían otros.