Sevilla encara 2018 pidiendo más estabilidad laboral

Empobrecimiento masivo. Los sindicatos apuntan que el nuevo año será «el año de los trabajadores» y aseguran que actuarán para poner fin a los ‘empleados pobres’

Manuel Pérez manpercor2 /
28 dic 2017 / 23:13 h - Actualizado: 30 dic 2017 / 16:27 h.
"Economía","Empleo","Las predicciones para 2018"
  • Juan Bautista Ginés (UGT) y Alfonso Vidán (CCOO), ambos en el centro, en la cabecera de la manifestación celebrada en Sevilla el pasado 1 de mayo por el Día Internacional de los Trabajadores. / Jesús Barrera
    Juan Bautista Ginés (UGT) y Alfonso Vidán (CCOO), ambos en el centro, en la cabecera de la manifestación celebrada en Sevilla el pasado 1 de mayo por el Día Internacional de los Trabajadores. / Jesús Barrera
  • Pepe Álvarez (UGT) y Unai Sordo (CCOO) firman el acuerdo social para el SMI. / Efe
    Pepe Álvarez (UGT) y Unai Sordo (CCOO) firman el acuerdo social para el SMI. / Efe
  • Minuto de silencio por un trabajador fallecido en La Rinconada en mayo. / Europa Press
    Minuto de silencio por un trabajador fallecido en La Rinconada en mayo. / Europa Press

El año 2017 se despide con el nombre de Murillo resonando en las calles de la judería de Santa Cruz. Es un año que pasará a la historia por sucesos tan desagradables y lamentables como las carreritas de la Madrugá o por medidas tan polémicas como la ampliación de la Feria de sábado a sábado o la actuación municipal para controlar la proliferación de veladores en las principales calles del centro. 2017 ha sido un año de recuerdos y memorias imborrables de una ciudad que ha experimentado un cambio abismal en los últimos 25 años gracias a la celebración de la Exposición Universal de 1992. También ha tenido noticias positivas, como la apertura del Caixafórum, que ya ha recibido la visita de más de 100.000 personas.

No parece que 2017 haya sido un mal año para la capital hispalense, si bien sus gobernantes ya piensan en clave de Año Nuevo. ¿Qué quiere ser Sevilla en 2018? Sevilla será lo que quieran que sea los sevillanos, pero también lo que decidan sus capitulares. Por ello, el Gobierno municipal maneja una serie de previsiones y predicciones de cara a 2018, el último año del actual mandato de Juan Espadas como alcalde.

LA PRIORIDAD DEL EMPLEO

No solo el Ayuntamiento maneja predicciones para el próximo año. También los agentes sociales hacen sus cábalas para 2018. El empleo sigue siendo la piedra angular en todos los buenos deseos. Muchos llegarán atragantándose a la última uva pidiendo un contrato en 2018 o conservar el que ya tiene. Sea como fuere, los sindicatos aprovechan para reclamar que «la recuperación económica que se pregona por todos los rincones también caiga en el bolsillo de los trabajadores», como afirma el secretario general de CCOO de Sevilla, Alfonso Vidán.

En la misma línea se expresa UGT de Sevilla. Su secretario general, Juan Bautista Ginés, asegura que «2018 tiene que ser el año de la consolidación real», es decir, una recuperación económica que «se sienta en el bolsillo de la gente». Sin embargo, esto solo será posible si se actúa sobre la «precariedad del mercado laboral», que es «el origen real del problema» según UGT.

En líneas generales, 2017 cierra con buenos datos en lo que a empleabilidad se refiere. En concreto, el número de parados en Sevilla alcanza las 74.169 personas en noviembre de 2017 y una tasa de paro del 23,10 por ciento, es decir, 15.163 parados menos –4,43 por ciento menos– que en 2012, año en el que se alcanzó la friolera de 89.332 desempleados y una tasa de paro del 27,53 por ciento. En este sentido, el Ayuntamiento defiende que las políticas municipales de empleo han llegado a más de 4.000 personas y asegura que mantendrá, e incluso reforzará, los recursos destinados a esta materia. Ejemplo de ello es la puesta en marcha de la segunda edición del Plan Integra, el plan de adecuación de locales para emprendedores, el pliego de cláusulas sociales, el programa de subvenciones Empleados en tu barrio, el Andalucía Oriental, las contrataciones del Emplea Joven, Más 30 y Paca o la escuela social de hostelería de Torreblanca y el convenio de Acción contra el Hambre.

A pesar de todo, la calidad del empleo sigue centrando la acción de los sindicatos. Según Ginés, la «pésima gestión» de la crisis ha generado «un masivo empobrecimiento de la población de Sevilla», la cual no deja de ser pobre aun disfrutando de un contrato. Sin embargo, desde UGT no quieren lanzar un mensaje pesimista y abogan por «mejorar la calidad de vida del conjunto de la ciudadanía sevillana». En este sentido, Vidán apuesta por hacer de 2018 el año en el que «aumentar la estabilidad en el empleo».

Este anhelo de empleo estable solo es posible, y así lo reconocen los sindicatos mayoritarios, a través de la mejora de las condiciones laborales. Por esta razón, CCOO apunta que la contratación debe responder «al principio de causalidad». Esto es, «que donde haya un empleo fijo haya un contrato fijo». Para Vidán, reforzar este tipo de contratos es fundamental para lograr la estabilidad en el empleo, que es «un elemento absolutamente necesario». De lo contrario, los trabajadores y, sobre todo, la gente joven, «no podrán realizar un proyecto de vida».

Esta demanda también es compartida por el especialista y catedrático de Economía de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), José María O’Kean, quien incide en la necesidad de acometer reformas en la normativa laboral, «pero no creo que se hagan», lamenta.

O’Kean afirma que «el mayor desastre» de la economía actual es que los contratos temporales reciban más incentivos que los fijos. «Son trabajadores que despides a los seis meses, con lo cual las empresas no gastan dinero en formación», advierte el catedrático al tiempo que añade los graves perjuicios que acarrean la temporalidad laboral: «Nunca cogen capital humano [los trabajadores], nunca cogen una profesión, siempre tienen unos salarios muy bajos durante toda su vida...». Para O’Kean, «la clave» es «hacer que los incentivos sean parecidos para contratar a un trabajador temporal o a un trabajador con un contrato fijo». E incluso llega a afirmar que, llegado el caso, lo idóneo sería «que un contrato temporal tuviera un despido mucho más elevado de lo que sería un contrato fijo y que las empresas contrataran fijo a todo el mundo».

Por su parte, UGT denuncia que «96 de cada 100 contratos son temporales», lo cual precariza el empleo y, además, repercute en las prestaciones sociales que percibe el trabajador cuando pierde su empleo. «Actualmente hay 75.065 sevillanos desempleados que no reciben ninguna prestación, es decir, el 36,68 por ciento no reciben ninguna ayuda», lamenta Ginés, quien añade que «la precariedad en el empleo se esté convirtiendo en algo estructural que forma parte de la realidad del mercado laboral sevillano».

En este sentido, el líder ugetista asegura que 2018 será el año de los trabajadores. «2018 tiene que ser el año de la dignificación de los trabajadores y trabajadoras y el fin de la precariedad», afirma el secretario general de UGT de Sevilla, quien añade que el sindicato trabajará «por la derogación de las dos últimas reformas laborales».

La principal predicción de UGT para 2018 pasa por «potenciar sectores como el agrícola, la construcción residencial sostenible o el turismo responsable con el medio ambiente» y coincide con CCOO al pretender una industrialización de Sevilla durante el próximo año. De esta manera, Vidán encuentra en el Puerto de Sevilla «una esperanza justificada» para alcanzar ese anhelado deseo y empeño de recuperar en la capital hispalense un foco industrial atractivo.

Además, otro de los deseos de UGT para el nuevo año que entra es reducir la siniestralidad laboral. A punto de terminar 2017, el tajo se ha cobrado la vida de 28 trabajadores. Un dato que ha experimentado una subida respecto del 30 por ciento respecto a 2016 y que preocupa con dilección a los sindicatos. En este sentido, Ginés afirma que UGT prestará especial atención al cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales para evitar dicha siniestralidad.

Por su parte, CCOO quiere que 2018 sea el año en el que el convenio colectivo del campo «sea una realidad». Según Vidán, unos 130.000 trabajadores de este sector están siendo «víctimas de una situación de casi explotación». Por ello, el sector agrícola debe contar con un acuerdo colectivo que busque «normalizar esta situación»

EL AÑO DEL ‘BREXIT’

2018 trae consigo la incógnita del brexit. Para el catedrático de Economía, José María O’Kean, aún «hay muchos flecos» por resolver. No obstante, el principal efecto que se dejará notar en la economía española, y en especial la andaluza, es la relación comercial entre Gran Bretaña y España. El establecimiento de aranceles hará que los productos españoles sean más caros allí, al tiempo que los productos británicos eleven su precio aquí para salvar dichos tributos comerciales.

«Lo que vamos a ver, en mayor o menor medida, es que el comercio que hemos tenido hasta ahora con Gran Bretaña se va a ir frenando», afirma O’Kean, quien avisa de que esta reducción del flujo comercial con el mercado británico afectará fuertemente a Andalucía, por ser una de las regiones que más productos exporta al país anglosajón.

Por otro lado, O’Kean también cree que el brexit afectará negativamente al tránsito de personas. En este sentido, el catedrático reconoce que aún no se saben los detalles a este respecto, aunque admite que «parece que va a ser más suave de lo esperado». Sin embargo, «no se sabe si el pasar a Gibraltar va a ser un lío administrativo», lo que haría que muchos trabajadores optaran por no desempeñar sus labores en el peñón, lo que supone «un problema», según O’Kean.

En cuanto al turismo, el catedrático de la UPO afirma que «dependerá de los acuerdos finales», si bien aún no se ha avanzado en esta línea. No obstante, O’Kean prevé un fuerte resentimiento del turismo y recuerda que «el turismo francés y el británico son los dos principales que tiene España».

Además, tampoco está clara la situación de los británicos que veranean y que tienen residencias en España –muchas de estas se encuentran en la andaluza Costa del Sol–. «Van tener que vender esas residencias porque ya no les van a permitir estar en España y cobrar su pensión en Gran Bretaña», advierte O’Kean, que avisa de que estas personas tendrían que irse.