«Si hiciéramos una encuesta, el ICAS sacaría un suspenso»

Antonio Muñoz, delegado municipal de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo. El responsable de la cultura en el Ayuntamiento explica por qué hay que acabar con el ICAS, qué problemas estaba generando, qué viene a ocupar su lugar y cuándo comenzará a funcionar para resolver la actual congestión

24 sep 2017 / 20:40 h - Actualizado: 24 sep 2017 / 20:43 h.
"Cultura","Entrevista","Zafarrancho cultural"
  • El concejal delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz.
    El concejal delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz.
  • Muñoz, con la directora general de Cultura del Ayuntamiento, Isabel Ojeda.
    Muñoz, con la directora general de Cultura del Ayuntamiento, Isabel Ojeda.

Antonio Muñoz dice estar dispuesto a aceptar todo el chaparrón de críticas fundadas que le quieran arrojar en lo alto. Pero lo que no piensa aguantar, dice, es que le echen en cara no haberlo intentado todo. Dinamitar el ICAS era menos cómodo que dedicarse a programar festivales y salir en las fotos de las inauguraciones, pero hacerlo forma parte de la voladura de unos esquemas de gestión inservibles para una cultura que, según él, se ha propuesto dejar de ser provinciana.

—¿Por qué quiere usted cargarse el ICAS?

—Si nosotros queremos seguir creciendo, y crecer significa tener una agenda diversa, ocuparnos de los nuevos públicos y ocuparnos también de las fases de producción, que hasta ahora era la gran ausente en las políticas culturales que se han llevado en esta ciudad, nosotros necesitamos un nuevo instrumento de promoción de la cultura. Necesitamos un ente de acuerdo con los requerimientos del siglo XXI. Yo no quiero denostar el ICAS ni muchísimo menos; fue una buena idea, nació, se ha desarrollado pero quizá, en mi opinión, no sirve para los tiempos que corren en una ciudad como Sevilla. Yo podía permanecer perfectamente de brazos cruzados, impasible, con esa agenda cultural que me garantiza un brillo por así decirlo y una presencia en la ciudad, y desatender las estructuras internas, desatender la cocina. Pero me parecería una irresponsabilidad. Por eso, después de una reflexión sobre cómo funciona el ICAS internamente, no tengo más remedio que plantear un nuevo instrumento pensando siempre en cómo puedo dar el mejor servicio a los ciudadanos y cómo puedo atender al entramado cultural.

—¿Con qué lo va a sustituir?

—Si hiciéramos una encuesta entre el tejido cultural de la ciudad, yo estoy seguro de que el funcionamiento del ICAS podría sacar un suspenso. Y yo no quiero eso. Yo quiero que el instrumento de la cultura que tenga Sevilla esté en la mente y en la ecuación cada vez que un programador, que un creador de la ciudad, quiera realizar algo. No nos pueden ver como un ente lento, torpe y que más que ayudar a veces constituye un lastre. Y por eso he planteado un nuevo instrumento que estamos estudiando de manera acelerada para plantearlo lo más pronto posible. Yo en este momento podría decir lo sé, pero no te lo digo, pero no es así: lo estamos reflexionando. Pero vamos, que la semana que viene hay una reunión ya bastante decisiva. Hay un procedimiento que luego acaba en Pleno, aquí hay una serie de plazos. Pero tener un expediente constituido que dé cobertura al nuevo instrumento de Cultura, en el mes de octubre va a estar. Puede estar aprobado, según me comentó el secretario, a lo largo de este último trimestre, de tal forma que empecemos el 18 con el nuevo instrumento.

—¿Qué personalidad jurídica tendrá?

—Ahora mismo estamos estudiando el mapa de los instrumentos jurídicos al servicio de la cultura en el estado español. Hay organismos autónomos, entes públicos empresariales, fundaciones, delegaciones? y con todo eso, tenemos que ver cuál es el modelo que se adapte mejor a la realidad de Sevilla. Lo que está claro es que el ICAS, como idea, está bien, porque es un ente público, pero no se desarrolló del todo. Y ahora mismo, con las nuevas cortapisas, no podríamos desarrollarlo, que fue nuestra primera iniciativa. No se puede porque para que tú desarrolles un ente público empresarial tienes que tener un 50 por ciento de ingresos propios, no de transferencias del Ayuntamiento, sino de ingresos que tú generes, por ejemplo, mediante taquilla. Y eso no se entiende en una realidad cultural, donde no se trata de hacer números, porque si no al final acabas con una programación exclusivamente comercial.

—¿Qué los condiciona a ustedes para hacer una cosa o la otra?

—La Ley de Hacienda, la Ley de Organismos Autónomos, eso es lo que nos condiciona. Porque tú podrías pensar ahora mismo: creo una empresa pública, al igual que existen Lipasam o Emvisesa. Bueno, esa decisión no hay que tomarla tan a la ligera, porque tienes que ver esos condicionantes. Lo que sí es cierto, y a lo mejor comprendo que es un tema farragoso para la mayoría de la gente, es que el ICAS fue concebido como un ente público empresarial, y como idea es fantástica, pero eso nunca ha funcionado.

Lo que sí tenemos claro es que aquí hay una parte de prestación de servicios públicos municipales, que es lo que tiene que ver por ejemplo con bibliotecas, con el Archivo Municipal, que no tendría sentido llevarlo a una empresa de gestión. Bueno, es nuestra opinión. Pero hay toda la parte de la agenda cultural que desarrollamos: Circada, Nocturama? toda esa agenda cultural tiene que tener un funcionamiento mucho más rápido. No puede estar metida como si fueran los expedientes siguiendo el procedimiento administrativo común. ¿Cuál es la respuesta que vamos a tener la semana que viene? Pues que con esa finalidad, vamos a tener una respuesta de los servicios del Ayuntamiento que me digan: mira, pues para desarrollar de una manera efectiva, dando una respuesta y todo lo demás, la mejor forma es un organismo autónomo, por esto, por esto y por esto, o una empresa pública.

—Y todo esto, en este año.

—La decisión de en qué nos convertimos la vamos a tomar en el mes de octubre. Tendrá una tramitación que se llevará a Pleno, yo tengo que negociar con los grupos políticos, y espero que a principios de enero el nuevo organismo, se llame como se llame y tenga la personalidad jurídica que tenga, ya sea efectivo. ¿Se altera con ello la agenda cultural? ¿Eso está influyendo en la programación? Rotundamente, no. Yo entiendo que pueda haber inquietud por parte de los trabajadores. Y yo seré el primero que me reúna, igual que hice con Turismo, para dejar claro en qué voy a convertir el ICAS. La primera reunión la voy a tener con los trabajadores. Y a continuación con los grupos políticos. A los trabajadores: tranquilidad, que no tienen en juego su puesto de trabajo. A mirar para adelante.

—Si el fallo era del sistema y no de las personas, ¿por qué quitaron a Paco Cerrejón de la gerencia del ICAS?

—El motivo es que el ICAS necesitaba un perfil para la gerencia no tanto que conociera el entramado cultural de la ciudad, que era el perfil de Paco, como que supiera de números. Entre otras cosas porque con el ICAS sucede lo siguiente: el reconocimiento de crédito que se ha producido este año, por una confluencia de factores de los que no eludo la responsabilidad, como dije en el Pleno, eso ha supuesto trasladar la factura del 16 al presupuesto del 17. ¿Alguien me puede decir si se ha resentido la programación del Ayuntamiento? No. A mí nadie me puede reprochar que se haya caído un festival, una programación, porque todo ha seguido funcionando conforme a lo previsto. Si tú incrementas la actividad cultural, como nosotros creo que es palpable y notorio que hemos hecho, la cocina acaba saltando, y yo no quiero que eso vuelva a ocurrir. Eso supone, entre otras cuestiones, cambiar muchas conductas que estaban arraigadas en el ICAS. Porque, ¿qué es lo que ocurre con el ICAS con respecto a otras delegaciones del Ayuntamiento? Tú tienes una exposición que se inaugura el 15 de septiembre en el Casino, y tú esa exposición si está anunciada la inauguras sí o sí. Y a veces, el expediente no estaba a tiempo. Y hay que hacer las cosas como son. Y si tú tienes un presupuesto de ocho no tienes un presupuesto de diez. Y si tienes que hacer expediente, pues lo tienes que prever. Entonces, yo necesitaba una persona de un perfil muy gerencial que supiera de números, que supiera de gestión, y pusiera orden en el ICAS. Para eso sustituí a la jefa de servicio y sustituí al gerente. ¿Eso quiere decir que yo culpe a uno y a otra? No, sería injusto si yo digo eso. Porque esos hábitos estaban allí. Nosotros no hemos innovado en eso. Esos procedimientos estaban muy arraigados y había que cambiarlos. Hay departamentos donde esto podría no notarse pero en el ICAS se ha notado. Porque los funcionarios del ICAS no es que sean mejores ni peores. Te pongo otro ejemplo: solo la Bienal de Flamenco generó en la última edición 169 expedientes. Eso es más que muchas delegaciones del Ayuntamiento. Eso son procedimientos de contratación. Son 3.000 o 4.000 facturas. Tú puedes comparar el ICAS con otro organismo autónomo. A lo mejor, en otra delegación, con siete millones de euros lo que hago es un polideportivo y de una tacada me los gasto, pero ¿cuántos expedientes genera el Festival de Cine? ¿Y el Femás? Claro, tú te pones a sumar? ¡y había una persona en contratación! Esa persona era un cuello de botella, pero no por ella. Hubo un momento en que me dijo que ya no podía más. Y había bajas de personal que no se podían cubrir por las tasas de reposición. Fue la tormenta perfecta, se juntaron muchas cosas.

Paco Cerrejón a lo mejor no era la persona idónea para una gerencia empresarial, y él lo sabe también y además me lo dijo: Antonio, yo estoy mucho más cómodo en lo que me gusta hacer, que es coordinar programas. Ahora, las funciones de estar pendiente de la contratación, de la gestión presupuestaria? él fue honesto, y me dijo que no era él la persona que debía estar ahí. Y a medida que nosotros íbamos incrementando más actividad, se producía un cuello de botella muy considerable. El mismo interventor se ha percatado de que efectivamente el volumen de contratos que tiene el ICAS es una barbaridad, y que por tanto necesitamos reforzar esos servicios horizontales: contratación, gestión económica? Con una persona en contratación es que no llegas. No llegas. Yo no sé si esto convence o no convence, pero esta es la verdad. Y nuestro papel es que mientras tanto, en la calle, esta penuria que tenemos dentro no se note.

La transformación del ICAS en otra cosa no es algo que hayamos hecho como objetivo político al tuntún, sino que eso se hizo a partir de un plan director que se consensuó con el sector, que una de las principales demandas que nos hicieron cuando llegamos fue: por favor, cambien este instrumento que no funciona. Que llevamos muchos años así y nadie le ha metido mano. Era una obviedad. No es que nosotros hayamos reventado el ICAS. La necesidad de renovar el ICAS en su concepción es un tema que a mí me decían muchísimo estando en la oposición. La gente de la calle que organiza cosas en la ciudad me decía eso, que aquello hay que zamarrearlo. Y es verdad: el ICAS hay que zamarrearlo. El ICAS necesita un zamarreo y un giro importante de 180 grados.