Un plan a cuatro años para actualizar las señales

Señalización. Para lo poco que se gasta y lo obsoleta que está, la promesa municipal de renovar placas, inventariarlo todo, actualizar las indicaciones y poner geolocalizadores suena de película. A ver si no es de ciencia ficción

16 mar 2017 / 07:00 h - Actualizado: 16 mar 2017 / 20:46 h.
"Temas de portada","Aquí faltan mejores señales"
  • Un plan a cuatro años para actualizar las señales
  • Un plan a cuatro años para actualizar las señales

«¿Eres de los que ven señales, de los que ven milagros, o crees que la suerte de la gente es aleatoria?». Esta pregunta se la hacía Mel Gibson a Joaquin Phoenix en la inquietante Señales, de M. Night Shyamalan. La cosa iba de extraterrestres, pero este mismo interrogante se les podría formular también a los sevillanos. Y bajo ese mismo título. A veces, las señales de la ciudad consiguen que uno se entere de adónde va, qué es lo que tiene que hacer, dónde debe girar, en qué carril ha de colocarse y cómo se llega a su destino. Pero en otras muchas ocasiones, solo un milagro puede explicar que uno salga ileso de la señalización viaria, si es que no se pierde antes y acaba en Las Hurdes cuando lo que quería era ir a Espartinas. Pero en política la excusa nunca son los extraterrestres, sino su derivado más prosaico: los presupuestos. ¿Señalética inadecuada y antigua? ¿Indicaciones que lo llevan a uno a la Expo, 25 años después? ¿Líneas en el suelo que no existen? ¿Indicaciones descabelladas? El Ayuntamiento lo achaca a la dotación económica del actual contrato de señalización, que «se encontraba muy ajustada», según explica el director general de Movilidad, José Lorenzo. Ahora que la crisis ha perdido agresividad, el plan es corregir todo eso en cuatro años.

Ha sido por esa razón, explica el técnico, por lo que no ha habido más remedio que «alargar al máximo la vida útil de la señalización, especialmente la horizontal. Esto ha provocado que en muchas ocasiones no se haya podido actuar hasta que el deterioro de las marcas viales ha sido tan acusado que se ha tenido que llevar a cabo su renovación de forma urgente». Hasta ahora el contratista tenía obligación de corregir las deficiencias pero no de anticiparse a ellas y evitarlas, por lo que el trabajo se ha centrado «casi exclusivamente en el mantenimiento correctivo, yendo a remolque del deterioro de la señalización».

Sevilla es una ciudad bien señalizada... para quien se la conoce. Ordenaciones kafkianas –José Laguillo, por no ir más lejos–, placas anticuadas, señalización turística deficiente, marcas viales que no se ven, prohibiciones extravagantes, privilegios arcaicos –reserva de estacionamiento para el coche del consulado o de tal o cual organismo–, indicaciones harto discutibles... conforman una ciudad donde la hiperabundancia de señales de todo tipo se hace tan mareante como ineficiente. Para subsanarlo, el Ayuntamiento se encuentra ahora abriendo los sobres y estudiando las ofertas presentadas por los licitantes de su nuevo contrato de señalización para toda la ciudad, por un importe de 10,08 millones de euros en un plazo de cuatro años. Las claves, aparte de arreglar desaguisados, son completar un inventario de todas las señales de Sevilla, organizar su geolocalización para facilitar el mantenimiento y la renovación de los elementos que lo requieran, quitar los obsoletos, combatir el vandalismo y hacer la vida más fácil a las personas con movilidad reducida y a los repartidores (y, por extensión, al común de los mortales).

Explica Lorenzo que, además de todo esto, hay que echarle un ojo a la señalización informativa, la que dice cómo ir de un sitio a otro, «que data en muchos casos de principios de los años 90» y que se ha quedado desfasada a causa de las diferentes reorganizaciones del tráfico conocidas desde entonces, «por lo que muchos usuarios siguen manteniendo las viejas costumbres a la hora de acceder a determinados puntos de la ciudad sin conocer que existen otras alternativas mucho más eficientes que permiten llegar al mismo destino en menor tiempo y que son por lo tanto más sostenibles», explica el director general de Movilidad. Lo importante, ahora, es saber qué hay que poner y dónde. «Un ejemplo muy claro es la falta de señalización de forma generalizada de los barrios de la ciudad, limitándose a recoger calles o avenidas que en muchos casos son desconocidas para parte de los usuarios, o la existencia de numerosas señales en la ciudad que dirigen el tráfico hacia las grandes carreteras de acceso a Sevilla a través del interior del propio casco urbano, en lugar de dirigirlo a la ronda de circunvalación para evitar tráficos de paso por la misma».

Es curioso, porque precisamente la falta de presupuesto para señalización ha impedido racionalizar el tráfico, de modo que a partir de ahora, según anuncia el citado responsable municipal, se podrán acometer «actuaciones de remodelación de cruces y reordenación de calles que actualmente no podían ejecutarse debido a las restricciones presupuestarias». Ese es el futuro tal y como lo pinta el Ayuntamiento, entendiendo el verbo pintar como señalización horizontal que a ver si se respeta.

10,08 millones es nada menos que el 20 por ciento más que el contrato en vigor. El adjudicatario tendrá la obligación de hacer «inspecciones cuatrimestrales masivas» de todos los elementos y emprender acciones preventivas donde se requiera, y especialmente en las vías con mayor intensidad de tráfico. La idea no es solo mejorar la circulación en todas sus acepciones –ojalá también la sanguínea, para los peatones que vayan por la calle Águilas jugándose la vida–. «No se trata solo de cambiar o renovar, sino hacer que el cambio y la renovación incidan en una mejora de la movilidad», más sostenible y eficiente, «y, lógicamente, en un ahorro de tiempo y de energía». Cuatro años se da el Ayuntamiento para que las señales dejen de ser un asunto de ciencia ficción. A ver cómo acaba la película.