«Ya estoy pagando mi pena, y más de lo que corresponde»

El joven acusado de robar una bici ingresó voluntariamente en un centro

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
21 oct 2016 / 22:04 h - Actualizado: 21 oct 2016 / 22:07 h.
"Educación","Segundas oportunidades"
  • Adrián Moreno antes de entrar en el centro de inserción Luis Jiménez de Asúa el pasado mes de junio. / P. Herrera
    Adrián Moreno antes de entrar en el centro de inserción Luis Jiménez de Asúa el pasado mes de junio. / P. Herrera
  • El joven Adrián abraza a su madre. / Raúl Caro (Efe)
    El joven Adrián abraza a su madre. / Raúl Caro (Efe)

{Todo apunta a que pronto saldrá del centro de inserción social donde ingresó voluntariamente hace cuatro meses esperando un indulto que no terminaba de llegar. El caso de Adrián Manuel Moreno es neorrealismo en pleno siglo XXI. Su historia comienza una noche de copas en una parada de autobús. Era junio de 2008 y Adrián y otro amigo cuentan que ven una bici del servicio público de alquiler (Sevici) sin custodiar. La cogen para aligerar su regreso a casa pero la Guardia Civil les sorprende y les detiene.

Pasan los años y, en octubre de 2015, Adrián recibe la notificación de que debía presentarse en la cárcel por una condena de seis meses, porque desde entonces había cometido otros pequeños delitos que obligan a ejecutar la pena. Sin embargo, la situación había cambiado abismalmente. Adrián tiene entonces una familia y un puesto de trabajo fijo. «Si él se va a prisión, cómo voy a pagar los pañales, la comida, la ropa, las cosas de los niños», llegó a explicar desesperadamente Valme, su novia y madre de sus dos hijos pequeños.

Desde un primer momento Adrián ha luchado por evitar la prisión por las consecuencias que conllevaría a su familia: «El mundo que tenemos se viene abajo», ha afirmado siempre. Su caso ha acaparado los titulares de la prensa local y nacional durante varios meses. Todo han sido apoyos para este padre de dos hijos. Sus jefes lo hicieron públicamente, incluso a las cámaras de televisión, ante las que se comprometieron a guardarle el puesto en el establecimiento de hostelería donde sigue empleado. También Sevici, e incluso el Ayuntamiento, mostraron su solidaridad y respaldo a la concesión del indulto: «Si hace falta, les compro una bici nueva», refería Adrián en varias ocasiones, lamentando no obstante que «hay muchas que se tiran al río, que están abandonadas por ahí y que voy a ser el único que pague por todas las bicicletas de la ciudad».

Adrián defiende su inocencia e insiste en que aquella noche no robó la bici: «Mi amigo desapareció unos segundos y vino a buscarme con la bici, que ya había sido robada», relata al describir la noche de autos. Y añade lo siguiente: «Yo lo único que hice fue montarme en la cesta hasta que nos encontramos con la Guardia Civil». Aunque su amigo lo exculpó de todo, en el juicio le condenaron por haber coaccionado a su amigo, entonces menor de edad. «Cómo pueden pensar que yo le amenazaba, si era un armario empotrado de grande...», ha asegurado.

Pese a todo, Adrián siempre ha reconocido que cometió lo que define como «chiquillerías». Está totalmente convencido de que tiene que pagar su culpa pero no a costa de la vida de sus niños pequeños. Eso sí, ha señalado lo siguiente: «Ya estoy pagando mi pena, y más de lo que corresponde».

El pasado mes de junio el joven de 26 años ingresó voluntariamente en el centro de inserción social (CIS) Luis Jiménez de Asúa, en Sevilla, donde acude cada noche a dormir. El abogado del joven, Ángel Luis Bordas, explicó entonces que «Adrián cumplirá la pena en el CIS, aun así, todavía tenemos esperanza de que resuelvan el indulto lo antes posible».

El joven, por su parte, ha confesado que está arrepentido: «Lo que se hace se paga, entiendo eso, pero después de tantos años no, me tenían que haber cogido en su día y no tenía que haber recurrido al Supremo». La petición de indulto de Adrián cuenta con un obstáculo de partida. La Fiscalía de Sevilla se opone a concedérselo alegando su «peligrosidad delictiva». Y es que el motivo por el que el juzgado de lo Penal 13 de Sevilla ha pedido la ejecución de la pena es porque aunque el joven no es un reo habitual» acumula otras tres condenas que, si bien, son todas penas menores.