Isaac Fonseca corta dos orejas incontestables en la Maestranza

El novillero mexicano cuajó al gran ejemplar de Curro Núñez que saltó en sexto lugar en un festejo que también sirvió para confirmar la solidez de Martínez

Isaac Fonseca. / Arjona - Toromedia / Álvaro R. del Moral

Álvaro R. del Moral

La plaza de la Maestranza retoma un ansiado sosiego cuando llegan las novilladas de abono. Era otro reencuentro esperado después de dos años de excepcionalidad. Los tendidos mezclan estos días la baraja de cabales con la cuota foránea y se respira una familiaridad que se pierde en los días grandes. Y cualquier día, sin esperarlo, puede saltar la sorpresa en forma de ese triunfo, el de Isaac Fonseca, y la sólida dimensión de Jorge Martínez que invitan a contemplar con ilusión el futuro inmediato del escalafón menor.

Fonseca, nuevo en esta plaza, llegaba precedido de un buen ambiente. El novillero azteca toreó de capa al tercero con corte clásico y personalidad y se entregó sin fisuras en una faena -brindada a su compatriota Eloy Cavazos- que inició de hinojos. Es la misma entrega que le faltó a un novillo que nunca se empleó de verdad en la muleta. El utrero de Curro Núñez frenaba antes del embroque haciendo imposible el hilván de un trasteo culminado por una especie de ceñidas bernardinas sin ayuda que precedieron a un trepidante espadazo.

Le quedaba el gran sexto, saludado con dos largas a portagayola que dieron la medida de su ambición. El bicho llegó a derribar con estrépito pero el manito sabía que había que seguir apretando y lo hizo toreando con importancia desde los primeros muletazos de rodillas –excelentes los naturales arrastrando la muleta por el suelo- hasta el toreo fundamental, aprovechando un importante ejemplar -el mejor del envío- que le sirvió para formar un verdadero lío. Fue una faena variada, fresca, también muy bien vendida, que levantó la tarde y terminó de amarrar un triunfo incontestable. El chaval sabía que había que poner la guinda y se tiró a matar como un jabato agarrando un estoconazo de libro. Los buenos aficionados pidieron la vuelta del novillo. No hubo sensibilidad para concederla.

Ojo, no hay que olvidar que Jorge Martínez ya había dejado una excelente impresión en su presentación en el coso del Baratillo, en la pasada Feria de San Miguel. Este domingo no le faltaron seguidores, de esos que no tienen empacho en hacerse un porrón de kilómetros para comprobar los progresos de su torero, que este mismo lunes tiene que pasar el fielato de Madrid. El caso es que el almeriense lanceó con exquisita cadencia y dibujo nítido al castaño que hizo segundo, un torete de muchos pies en banderillas y un punto de picante que engañó por su movilidad. Martínez le buscó las vueltas, siempre templado y asentado, dando la impresión de novillero resolutivo, capaz y cuajado que apuró las posibilidades de una embestida discontinua y rebrincada. Le pidieron la oreja sin demasiados clamores y se tuvo que conformar con la vuelta al anillo.

El quinto, que tenía sus teclitas, fue banderilleado de forma magistral por José Chacón. Martínez brindó a la parroquia y le obligó desde el primer muletazo, toreando muy por bajo, siempre hacia dentro. La embestida tenía picante y el aire tampoco dio demasiada tregua pero la labor del almeriense gozó de una maciza solidez en el toreo fundamental. La principal dificultad era templar una embestida en la que había más disparo que ritmo pero Jorge, comprometido y reunido con el animal, acabó metiéndolo en la canasta. La espada espada entró al tercer envite. Perdió la oreja que se había ganado a ley...

Había roto plaza un ejemplar escurrido y terciado, abantito y distraído que apenas dejó estirarse a Manolo Vázquez. A pesar de todo no tenía mal aire el bicho y el nieto del maestro de San Bernardo lo pasó sin molestarlo demasiado en los primeros compases de su faena. Fue una labor tibia, que no logró resolver los problemas de una embestida andarina y un punto informal pero posiblemente potable. La estocada, que cayó corta y contraria, fue fulminante. Si el primero había tenido aire de eralón, el cuarto fue un toro por presencia y armamento que mostró su dureza en los primeros tercios y atropelló al banderillero Fernando del Toro, que se 'vengó' con un soberbio par. El escaso bagaje de Manolito no era el mejor aval para ponerse delante de un bicho que, pese a todo, se acabó entregando en la muleta. Habría necesitado otros resortes, un mayor camino recorrido. Otra apuesta...

Ficha del festejo

Ganado: Se lidiaron seis novillos de Núñez de Tarifa, muy desigualmente presentados. El escurrido primero pecó de andarín; se movió con demasiados defectos el segundo; deslucido el tercero; se entregó en la muleta el imponente cuarto; tuvo más disparo que ritmo el quinto y muy buena condición el alegre quinto.

Novilleros: Manolo Vázquez, de aguamarina y oro, silencio y silencio tras aviso

Jorge Martínez, de geranio y oro, vuelta tras petición insuficiente y vuelta al ruedo

Isaac Fonseca, de Macarena y oro, ovación y dos orejas

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Incidencias: La plaza registró un cuarto de entrada en tarde agradable y primaveral. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Miguel Báez 'Litri' fallecido la pasada semana. Destacaron Fernando del Toro banderilleando al cuarto y José Chacón pareando al quinto.

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