Fallece el veterinario taurino Fernando Carrasco Lancho

El veterinario Fernando Carrasco Lancho ha fallecido en Sevilla en las primeras horas de la mañana de este viernes, 13 de enero, a los 90 años de edad. Se trataba de una persona muy querida en el ambiente taurino sevillano y un facultativo especializado en el toro de lidia. Nacido en 1932 la localidad abulense de Candeleda –a la que permaneció vinculado toda la vida- estudió la carrera en la facultad de Córdoba, ciudad en la que conoció a su mujer antes de trasladarse a Sevilla donde montó su propia familia y se desarrolló profesionalmente.

Carrasco Lancho, que se jubiló como jefe de área en la dirección general de Salud Pública de la Junta de Andalucía, ejerció durante un cuarto de siglo como veterinario de la plaza de toros de Sevilla y fue el primer presidente que, sin pertenecer al Cuerpo Nacional de Policía, se subió al palco maestrante. Fue en aplicación de la llamada ley Corcuera, puesta en marcha en 1992, que permitió el acceso a la presidencia de los festejos de aficionados de reconocido prestigio. Su criterio moderado, fiel reflejo de su bonhomía, le granjeó grandes simpatías en los estamentos del mundo del toro a los que aportó, entre otras publicaciones, un libro fundamental escrito al alimón con Miguel Criado: ‘El toro de lidia, encastes y ganaderías’.

Carrasco Lancho, que se mantuvo en el palco del coso sevillano hasta 2003, iba a desaparecer bruscamente de la escena taurina y social de Sevilla a raíz del repentino fallecimiento de su hijo Fernando en 2016, el recordado periodista de ABC tan estrechamente vinculado al mundo de las cofradías y al ambiente taurino de la ciudad. El mazazo familiar le hizo alejarse del tendido del coso maestrante y de su papel como jurado de los trofeos ‘Puerta del Príncipe’ del Corte Inglés en el que era uno de los miembros más queridos y veteranos.

Sus restos están siendo velados en la sala 15 del tanatorio de la SE-30 de Sevilla. El funeral por su eterno descanso se celebrará este sábado, 14 de enero, a las doce del mediodía en la parroquia de San Bernardo, a cuya hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Refugio pertenecía.