Espartaco: «quiero hacer un canto a la tauromaquia, al toro bravo y la libertad»

El veterano diestro de Espartinas ha recibido del alcalde José Luis Sanz el VIII Premio del Ayuntamiento de Sevilla con un emocionante alegato en defensa del mundo taurino

Espartaco ha recibido del alcalde José Luis Sanz el VIII Premio del Ayuntamiento de Sevilla / Álvaro R. del Moral

Álvaro R. del Moral

“Este premio lo voy a pasear por la dehesa y los toros bravos en agradecimiento a todos los animales que estáis allí en libertad; gracias a ellos he podido conseguir este premio que está dando valor a la tauromaquia, a vuestra raza, a que podéis vivir en libertad para dar esa bravura que propicia el gran espectáculo que es el toreo. Este premio del Ayuntamiento de Sevilla está ayudando a que los más fuertes de aquí podáis ser lidiados en una grandiosa plaza de toros con la oportunidad de ser indultados y permitir que mueran en el campo los bisabuelos, los abuelos, sus padres, sus madres, sus hermanos, sus hermanas... ésa es la belleza de la fiesta del toro, y ese es mi agradecimiento: enseñarle este premio a la camada de toros y de vacas en el campo; esto es por todos ustedes y por eso quiero hacer un canto de verdad a la tauromaquia, al toro bravo pero fundamentalmente a la libertad...”

Fue el corazón de la emocionante intervención –sin papel alguno- con la que Juan Antonio Ruiz Román, el gran Espartaco de los 80 y los 90, agradeció la entrega del VIII Premio Taurino del Ayuntamiento de Sevilla. El galardón estaba materializado en la estatuilla de May Perea que le entregó el alcalde José Luis Sanz en un extenso e intenso acto celebrado en la noche de este jueves en el Salón Colón de la Casa Grande. El toreo, la tauromaquia, es Fiesta Mayor y Patrimonio Cultural e Inmaterial de la ciudad tal y como recalcaron en las sucesivas intervenciones las distintas autoridades que arroparon al maestro de Espartinas en un día cargado de connotaciones que también suponía la recuperación del espíritu fundacional de un galardón que había quedado eclipsado en las brumas de la pandemia y cierta profilaxis que ya ni viene a cuento.

Compromiso de la ciudad con el toreo

Espartaco había hecho este peculiar paseíllo a los sones del pasodoble ‘Plaza de la Maestranza’, interpretado por la Banda de Tejera. Estaba acompañado del propio alcalde y el consejero de Interior, Antonio Sanz, además del delegado de Fiesta Mayores del consistorio sevillano, Manuel Alés, que fue el encargado de introducir el acto resaltando que se abría una nueva etapa. “El premio que se da hoy es de una absoluta importancia para el Ayuntamiento” señaló Alés repasando las distintas etapas de la concesión de un galardón que se estrenó, a título póstumo, reconociendo la figura de Pepe Luis Vázquez. “Este premio refleja un compromiso absoluto, rotundo, contundente del Ayuntamiento de Sevilla con la tauromaquia y la fiesta de los toros” proclamó Alés sentenciando que “Sevilla es la Roma del toreo y la Maestranza su gran templo”.

El pasodoble ‘Gallito’ precedió a las palabras del crítico y escritor taurino Carlos Crivell que ofició como portavoz del jurado instituidopor Fiestas Mayores para hacer un cumplido repaso de la carrera de Juan Antonio Ruiz Román. Otro pasodoble, el que lleva el nombre de ‘Espartaco’, prologó la entrega y tras ella ese sentido discurso del maestro que iba a contener otras perlas. “Todo en la vida ha valido la pena; por estos momentos, por este premio y lo de Sevilla –en alusión a su reaparición puntual de 2015 en el fragor de la ausencia de las primeras figuras- fue algo muy especial...” Espartaco se refirió a su padre, refractario a esa vuelta que, según sus propias palabras, “podía echar por tierra toda una vida en un día”. Pero Espartaco tenía clara la motivación de esa cita. “Todo lo que se hace con amor y agradecimiento es muy difícil que salga mal”, fue la respuesta. Pero hubo más: “Sevilla, la plaza de la Maestranza y su empresa me han dado tanto que si todo se iba a pique en un momento habría merecido la pena”. Ahí llegó la definitiva motivación para torear aquel Domingo de Resurrección de 2015, definitiva lección de un gran maestro.

“Aquella tarde no sólo ofrecía mi vida, también mi agradecimiento y toda mi vida, todo aquello que había conseguido en el mundo del toro”, añadió el diestro de Espartinas. “Si he sido bueno en esta profesión, si he sido bueno en algo es porque los demás fueron mejores”, añadió emocionado el torero sin que sus hijas Alejandra e Isabel, todos los suyos, perdieran ripio de un emocionante alegato que ganó el corazón de los presentes. “Quiero que los compañeros vean en mí un eslabón más que un premiado para que todas las personas que aman la tauromaquia puedan disfrutar de lo que hoy estoy disfrutando”, sentenció Espartaco.

Tejera se unió al retablo de emociones interpretando ‘Suspiros de España’ y el consejero Sanz alabó esa “lección de humanidad que nos hace sentir orgullosos de defender la fiesta”. Pero aún quedaban las palabras del alcalde José Luis Sanz que reincidió en el hilo argumental de todo el evento: “Volvemos a manifestar públicamente la unión que existe entre los toros y la ciudad de Sevilla” señaló el regidor ubicando la recuperación de este galardón “en los mismos criterios que se concedió por primera vez”. En esa línea Sanz volvió a proclamar la condición de Fiesta Mayor de una fiesta, la de los toros, “que forma parte indisoluble de la ciudad de Sevilla y de la cultura de este gran país que es España”.

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La entrega de este VIII Premio Taurino del Ayuntamiento de Sevilla convocó al Salón Colón a gran parte de las fuerzas vivas de la ciudad, los ediles Juan Bueno o Fernando Rodríguez Galisteo, el delegado del Gobierno andaluz en Sevilla, Ricardo Sánchez; el consejero de Cultura de la Junta de Andalucia, Arturo Bernal; el teniente de Hermano Mayor y el diputado de plaza de la Real Maestranza, Santiago León y Luis Manuel Halcón; los matadores de toros Emilio Muñoz y Borja y Javier Jiménez; los fieles banderilleros del maestro Rafael Sobrino y Guillermo El Ecijano, su apoderado Rafael Moreno, sus hermanos Francisco y Manuel, también Espartacos.... Pero sobre todo, sus hijas Alejandra e Isabel Ruiz Rato que le vieron torear en plenitud aquel Domingo de Resurrección de 2015 que sirvió para saldar tantas cuentas íntimas.

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