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Alejandro Talavante. / El Correo
“Alejandro Talavante se retira por tiempo indefinido”. Era el brevísimo y sorprendente mensaje publicado en las redes sociales por el servicio de prensa del matador extremeño, acompañado de la célebre fotografía de Urmeneta que le retrata luciendo barba, vestido con un terno negro bordado en azabaches y liado con el capote de paseo.
La noticia se solapó con los parabienes a Juan José Padilla, con el que había compartido el cartel estrella de la Feria del Pilar de Zaragoza. Tenía que haber sido la última corrida de su temporada pero, por ahora, será también la última de su carrera. Hay que recordar que el jerezano cumplía su postrera tarde en España en el mismo ruedo en el que estuvo a punto de perder la vida hace siete años. Aún le quedan algunos bolos americanos antes de entonar el adiós definitivo a una profesión en la que hubo un antes y un después de aquel gravísimo percance.
Pero el ‘Tala’ acabó acaparando toda la atención del mundillo taurino con esta inesperada retirada que sigue a varios aconteceres de su vida profesional: primero fue la ruptura con la casa Matilla que, de alguna u otra forma, le acabó orillando de algunas ferias y otros carteles a pesar de su salida a hombros en la pasada feria de San Isidro, que habría pretendido usar como aval de un nuevo caché. A partir de ahí llegó la soledad y, pocos meses despuéses, la reciente y fallida apuesta otoñal, de nuevo en Madrid y apuntado al famoso bombo de Simón Casas. El ‘productor’ y la suerte le colocaron ante las corridas de Victoriano del Río y Adolfo Martín sin que acompañara un nuevo triunfo que pretendía convertir en palanca definitiva para elevar su cotización y su sitio en el circuito.
Hay que recordar de forma apresurada los distintos apoderamientos del torero extremeño, que ha cumplido trece temporadas como matador de toros envuelto en aura de genio pero sin lograr la regularidad de la cuadra de primeras figuras en la que desea verse incluido. Talavante saltó a la palestra a mediados de la pasada década en manos de Antonio Corbacho, el fallecido y recordado gurú del tomasismo. Corbacho le recubrió de un traje impostado que acompañó al extremeño en sus primeras andanzas antes de vestirse con distintas pieles y adoptar otros lenguajes. Después llegaron otros mentores. En el recuerdo reciente está la historia de sus apoderamientos con Manuel Martínez Erice, Curro Vázquez, la FIT de Bailleres y... Matilla, dando bandazos entre las grandes empresas y una supuesta independencia que le ha dado más disgustos que satisfacciones.