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Toros

Anodina novillada para despedir las jornadas dominicales

La solitaria vuelta al ruedo de Álvaro Burdiel no logró redimir el escaso resultado de un festejo en el que se echó de menos ambición en la terna y raza en los novillos

30 may 2022 / 09:55 h - Actualizado: 30 may 2022 / 10:01 h.
"Toros","Real Maestranza"
  • Álvaro Burdiel. / Fotos: Arjona - Pagés
    Álvaro Burdiel. / Fotos: Arjona - Pagés
  • Anodina novillada para despedir las jornadas dominicales
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La memoria suele ser la prueba del algodón de cualquier espectáculo. En el caso de los toros, muchísimo más. Si aplicamos ese test del recuerdo al festejo de ayer encontramos escasas fotos fijas dignas de ser archivadas. Era la segunda novillada de mayo y será, también, la última que se celebre en jornada dominical antes del intermedio rociero. Con la llegada del mes de junio las novilladas se mudarán a la noche de los jueves buscando fresco y mayor concurso de público. Estaremos para contarlas...

Pero hay que ir al turrón para tratar de poner en pie el escaso argumento de un festejo en el que se lidiaron seis utreros de Villamarta, una divisa habitual en la Maestranza –ha lidiado ejemplares de excelente nota con y sin picar- que en el encierro dominical mezcló los pelos y las hechuras más habituales –negros, girones, bragados, axiblancos- en el este hierro histórico a capas y morfologías de otro aire. Y en el envío de Federico Molina hubo de todo pero también una común falta de alma que impidió que los ejemplares más potables –caso del segundo o sexto- rompieran de verdad hacia delante para propiciar una prueba más fiable del estado de forma y fondo de la terna.

El primero del cartel era el rondeño Pablo Páez, un novillero ya veterano que se enfrentó en primer lugar a un burraco correoso al que recibió a portagayola antes de instrumentarle lances de todos los colores sin demasiado orden ni concierto. La verdad es que el bicho, que parecía que podía humillar, no llegó a empujar nunca en la muleta. El trasteo del chaval hubo tanta voluntad como escasez de brillo. Tampoco iba a poder ser con el cuarto, un novillo suelto en los primeros tercios –eso no suele ser malo en este encaste- pero definitivamente corto de viajes. La verdad es que el animal no tenía un pase y el rondeño, que había brindado a la parroquia, acabó abreviando. Se le agradeció.

González-Écija, uno de los novilleros más placeados de la actualidad, tenía el derecho y el deber de mejorar la impresión mostrada en este mismo ruedo, no hace tantos meses, con aquel excelente envío de El Parralejo que acabó convirtiéndose en un regalo envenenado para la terna que lo despachó. ¿Lo consiguió? El ecijano se iba a encontrar con un segundo más que potable al que entendió mejor por el pitón derecho en una faena discontinua e intermitente en la que sobraron algunos tirones. Lo mejor, ya está dicho, llegó sobre la diestra cuando fue capaz de ligar e imprimir ritmo a sus muletazos. Pero el asunto no llegó a concretarse ni contó con la rúbrica de la espada. El quinto, muy en tipo de la casa, engañó en los primeros muletazos por su movilidad pero acabó acortando drásticamente sus viajes después de un extraño por el pitón izquierdo. Se le concede el beneficio de la duda.

El tercero del cartel, finalmente era Álvaro Burdiel, de nacimiento sevillano pero crianza madrileña. Lidió un tercero mansurrón, de embestidas seguidas y muy pegajosas que nunca se despedía en los embroques. Anduvo profesional y resolutivo hasta el punto de dar la única vuelta al ruedo del festejo tras una petición insuficiente. Sembró muchas más dudas con el sexto, un animal manejable por el pitón izquierdo que no terminó de convencer al novillero que anduvo más bien espesito.

Ficha del festejo

Ganado: Se lidiaron seis novillos de Villamarta, correctamente presentados. El primero, que nunca rompió, resultó correoso; potable el segundo; mansurrón y muy seguido el tercero; corto de viajes y muy deslucido el cuarto; de más a muy menos el quinto; el sexto se dejó por el pitón izquierdo.

Novilleros: Pablo Páez, de tabaco negro y oro, ovación y silencio

Jaime González-Écija, de crema y oro, ovación tras aviso y silencio

Álvaro Burdiel, de geranio y oro, vuelta tras petición y ovación

Incidencias: La plaza registró un tercio de entrada en tarde agradable y primaveral.