Chacón y Simón: puerta grande de distinto peso en el debut utrerano de los ‘victorinos’

El diestro gaditano realizó la labor de mayor peso técnico y artístico en la tarde de la presentación de los antiguos ‘albaserradas’ en la llamada cuna del toro bravo

05 sep 2022 / 09:10 h - Actualizado: 05 sep 2022 / 09:11 h.
  • Octavio Chacón y López Simón compartieron puerta grande en la corrida de Consolación. Foto: Fernández Bernabé
    Octavio Chacón y López Simón compartieron puerta grande en la corrida de Consolación. Foto: Fernández Bernabé

Para qué vamos a andar por las ramas: la química del cartel era escasa y atendía a vínculos y compromisos de la empresa que comanda Carmelo García. Pero el empresario sanluqueño, para qué vamos a negarlo también, le tiene la cogida la medida a las plazas que gestiona y supo vender bien el atractivo que suponía la presentación de los toros de Victorino Martín en la tierra del mostachón que también es una de las cunas indiscutibles del toro bravo contemporáneo. Con esos mimbres, amarrar media plaza en los tiempos que corren no es ningún fracaso, ni mucho menos. La corrida, que servía de prólogo a las ansiadas fiestas de Consolación fue más de alimañas que de verdaderos toros boyantes y se demoró unos minutos con los alguaciles esperando a las cuadrillas en aras de esa absurda moda -imperante en la torería actual- de ir acumulando minutos a la vez que se rompe el ritmo del espectáculo que, además, no se libró del ruidoso coro de un reducido grupo de antitaurinos en el exterior de la plaza.

Abría cartel el veterano diestro gaditano Octavio Chacón que se encontró en primer lugar con un ejemplar entrepelado y de pitones escobillados que humilló en su capote sin terminar de desplazarse. Mantuvo ese comportamiento, casi olisqueando las bambas del engaño, antes de quedarse corto, cortísimo, en la muleta y buscando los tobillos del torero. Si había alguna opción era por el pitón izquierdo, lado por el que Chacón quiso ver alguna posibilidad de lucimiento antes de que la faena, en la práctica, acabara convirtiéndose en una auténtica sesión de esgrima. Afortunadamente la espada -al segundo viaje- entró pronto y entró bien para poner en sus manos una benevolente oreja que abría el marcador del festejo. Chacón lanceó con sabor al serio cuarto, un toro de sobrado trapío para una plaza grande, que no aceptó el puyazo en la distancia larga. La faena, planteada a izquierdas, se basó en el temple y el juego de distancias, perdiendo los pasos que era preciso, para trazar un notable, entregado e inteligente trasteo que tuvo la virtud de solventar las muchas dificultades que planteó su enemigo. Fue, con mucho, lo mejor de una tarde interminable.

Pepe Moral era la única concesión del cartel a la cuota sevillana. Para él fue un 'victorino' negro y hondo, el segundo, que recibió un fuerte puyazo antes de ser colocado sin demasiado sentido en los medios para un segundo viaje que acabaría aceptando a regañadientes, casi al relance de un capote. El animal, que volteó sin consecuencias a Felipe Peña, tercero de la cuadrilla, en una duda imperdonable, acabaría acusando el castigo sin terminar de emplearse ni entregarse -a medio viaje, desentendido y con la cara por las nubes- en una faena en la que hubo más deseos que resultados. La espada tampoco ayudó. El quinto, otro ejemplar de fuerte presencia, tampoco iba a dar ninguna facilidad en la muleta por más que Pepe Moral escenificara un trasteo animoso en el que trató de robarle un puñado de muletazos por el pitón izquierdo. El acero, una vez más, se iba a encasquillar antes de agarrar la estocada definitiva.

López Simón, por su parte, iba a sortear un tercero 'alimaña' sin rumbo ni recorrido, frenado y orientado, con el que pasó un mal rato antes de irse a por la espada. El desigual sexto iba a ser uno de los ejemplares -dentro de lo que cabe- más toreables del áspero encierro de Victorino Martín. Simón le dio algunos muletazos estimables a favor de ambiente sin terminar de entenderse con él por más que el público, beatificable, le animara sin descanso. La espada, que cayó muy baja, no impidió que cortara dos generosos trofeos que se sumó a la insólita vuelta al ruedo que premio al 'victorino', que pese a su indudable interés no había sido de escaparate

FICHA DEL FESTEJO

Ganado: se lidiaron seis toros de Victorino Martín, de correcta presencia. El primero, de pitones escobillados resultó complicado, orientado y corto de viajes; el segundo, muy castigado en varas, tampoco sirvió; orientado e imposible el tercero; complicado pero importante el cuarto; deslucido el quinto y potable a medias el sexto, al que le dieron la vuelta al ruedo.

Matadores: Octavio Chacón, de blanco y plata con los remates negros, oreja y dos orejas

Pepe Moral, de pistacho y oro, ovación y vuelta al ruedo tras aviso

López Simón, de pizarra y plata, silencio y dos orejas.

Incidencias: La plaza registró media entrada en tarde fresca y ventosa.