Observatorio taurino

Con ganas de ver toros

Los nuevos porcentajes de aforo –en manos de las respectivas comunidades autónomas- podrían posibilitar la reanudación del espectáculo taurino. Las empresas tienen la palabra

22 jun 2020 / 13:19 h - Actualizado: 22 jun 2020 / 13:22 h.
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¿Nueva normalidad?

Con el fin del estado de alarma abrazamos este nuevo tiempo que los próceres que nos pastorean han llamado “nueva normalidad”. No merece la pena adentrarse en la malicia y las derivaciones de la denominación. La vida que surge de estos tres meses largos de incertidumbre, miedos, ruina y muerte será todo lo que se quiera menos normal. Dejémoslo ahí. Mientras el mendaz presidente Sánchez devuelve la batuta a las respectivas comunidades autónomas arrecian las ganas de ver toros y, sobre todo, recuperar el pulso de un negocio que no había vivido una situación parecida ni en esa Guerra Civil que divierte tanto a nuestros políticos. Qué les vamos a contar: al inevitable parón profesional se ha sumado el indisimulado ataque del incansable lobby antitaurino, aprovechando todos los resquicios disponibles. Pero hay algo que hemos aprendido en esta batalla. A esa política de acoso hay que responder con armas parecidas. Así lo entendió la Fundación del Toro de Lidia que ha sabido definir perfectamente su papel para batallar en dos frentes principales: el plano sociopolítico y el ámbito jurídico, más allá de esos encomiables ‘paseos’ que ya han cumplido su función pero necesitan de una acción más contundente, eficaz y fundamentada.

Donde se comen las papas enteras

Ahí van contando los resultados. La FTL ha logrado que el ministro de Cultura se reúna con el sector –compartiendo risas con Victorino, El Juli o Cayetano-, se retrate en el más amplio sentido del término y empeñe su palabra, asegurando que la abracadante ley de bienestar animal no afectará a las esencias del espectáculo taurino. Y hablando de esas esencias, el compañero Álvaro Acevedo publicaba días atrás en su valioso blog de ‘Cuadernos de Tauromaquia’ que la casa Matilla parece dispuesta a remangarse en Jerez de la Frontera en el puente del Pilar, incluyendo cierto experimento que impulsa Morante. Serían dos corridas de toros a celebrar en torno a la festividad de San Dionisio, patrón de la ciudad. Se recuperaría la corrida concurso –manteniendo al de La Puebla y El Juli en el cartel sumados a un tercer espada- y otro festejo más con nombres de la primera fila. En la concurso –y ahí vamos con las esencias- se probarían los nuevos trebejos taurinos ideados por Manolo Sales. Se trata de una puya menos lesiva que permitiría que el toro entrara más veces al caballo –del peto nada dicen- y unas banderillas en las que se sustituiría el arpón clásico por una especie de punzón cónico. De la misma forma, el estribo derecho de los picadores se forraría con una protección para evitar lesiones en los toros. Ya hablaremos de todo ello. Y bienvenidos sean los festejos...

Cuestión de porcentajes

No sabemos qué porcentaje de aforo regirá entonces en los cosos andaluces. El gobierno autónomo, sinceramente implicado en el naufragio taurino, ha fijado un tope del 50% del boletaje. Hay que reconocer que es justito aún para tirarse a la piscina según dónde, cuándo y cómo... Pero como la cosa va de números hay que recordar que los profesionales taurinos han alcanzado un consenso para bajarse el sueldo un 25% en las plazas del sur de Despeñaperros. Hay que resaltar un dato: ese acuerdo ha sido catalizado en el seno del Consejo Andaluz de Asuntos Taurinos (CATA) que ha revalorizado su papel después de amagar con un borrador que apuntaba a la reducción de los efectivos de las cuadrillas para desgravar la organización del espectáculo. Aquel anuncio, en cualquier caso, sirvió para que los representantes de las cuadrillas dejaran a un lado el cortoplacismo sindicalista y presentaran un proyecto definitivo. Y todos contentos. El recorte en los salarios se suma a otras medidas coyunturales que podrían servir de experiencia para el futuro. Hablamos de la limitación del número de veterinarios, de los gastos de seguros, exención de tasas, flexibilización burocrática... Ése es el camino, especialmente en el ámbito rural que ya andaba derramando combustible antes del glorioso debut del virus.

¿Vivimos un cambio de época?

Todo este jaleo, de alguna manera, huele a fin de ciclo. El previsible derrumbe de los emolumentos de ciertos toreros podría ser la puerta definitiva a su pase a la reserva. De la misma manera, la gran patronal empresarial tiene ante sí un reto tan difícil como hermoso: no dejar pasar en blanco esta temporada que ya dábamos por perdida. En medio de este panorama relumbran iniciativas –que está ganando la mano a los grandes- como las de José María Garzón. Málaga, El Puerto, posiblemente Córdoba... serían los escenarios en los que el emergente empresario sevillano podría organizar distintas corridas de relumbrón que vuelvan a encender la llama. Garzón, que abandonó hace algunas semanas la directiva de ANOET, anda visiblemente impaciente ante la prudencia –o inmovilismo- de su gremio. Es hora de apostar y recuperar el tiempo perdido, dejando ciertas estrategias y el más nefasto tacticismo para la tropa que nos (mal)gobierna.

Algunos brotes verdes y otras plantas marchitas

Y mientras comienzan a anunciarse algunos festejos –el de Osuna se presentará oficialmente este mismo jueves- se siguen cayendo otras fechas emblemáticas del calendario taurino. Ya sabemos que no habrá feria, ni fiestas taurinas en La Algaba, población donde late el corazón más popular del toreo en la provincia de Sevilla. Pero hay lugar aún para la esperanza. Todo esto pasará y los toreros volverán a hacerse esa ropa de luces que brilla en las tardes de sol y toros. Eso sí, las consecuencias del parón también hayan llegado hasta las clásicas sastrerías taurinas. La de Pedro Algaba ha optado por cerrar las puertas de la tienda que mantenía abierta al público. Los encargos seguirán cosiéndose en el taller pero ese escaparate de la calle Adriano ha desaparecido del paisaje taurino del Arenal. Llegados a este punto nos preguntamos si veremos abrirse las puertas de la plaza de la Maestranza por San Miguel. Y nos marchamos ya, enviando un fuerte abrazo a los compañeros de la revista 6 Toros 6, que no ha logrado resistir este último tsunami después de retratar tres décadas de la historia del toreo. El cierre de una publicación taurina no es una buena noticia para nadie de este oficio.