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De repente, José Tomás...

El hermético diestro madrileño volverá a la palestra el próximo 12 de junio en la plaza de Jaén estoqueando cuatro toros de distintas ganaderías

08 mar 2022 / 11:25 h - Actualizado: 08 mar 2022 / 11:27 h.
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  • El torero de Galapagar, al término de su triunfal encerrona en Nimes en septiembre de 2012.
    El torero de Galapagar, al término de su triunfal encerrona en Nimes en septiembre de 2012.

Hace justo dos años. El 6 de marzo de 2020 se había anunciado a bombo y platillo que José Tomás volvería a revelarse en carne mortal en la plaza de Nimes. Se trataba de un doble bolo cocinado por Simón Casas para el coliseo de Nimes repitiendo idéntica fórmula a la que ya se había experimentado en la plaza de Granada, escenario de su última actuación pública en el Corpus granadino de 2019: cuatro toros para él solo acompañado de un telonero ecuestre. El primero de esos pases nimeños tenía que haberse celebrado por Pentecostés y el segundo, en la Vendimia. No hace falta decir que la llegada de la pandemia envió todo al cuerno...

Aquel 2020 fue un desolador año taurino en el que las grandes plazas permanecieron cerradas a cal y canto. En 2021, según avanzaba la temporada, se pudo recuperar cierta normalidad sin tener noticias de Tomás. Pero será este 2022 en el que, definitivamente, la campaña recupere el pulso y el hilo de las grandes ferias. Y en medio de ese panorama de esperanzas, José Tomás ha vuelto a sorprender a propios y extraños anunciando una nueva venida. Será el próximo 12 de junio en la plaza de Jaén, un escenario difícil de llenar que en la actualidad pertenece a la órbita de la empresa Tauroemoción, la emergente firma taurina que conduce Alberto García que ha sabido conducir las negociaciones con la preceptiva discreción –basta comentar que Tomás torea en éste sitio o aquel para que no lo haga- para llevarse el gato al agua.

José Tomás va a estoquear cuatro toros de distintas ganaderías y, según se comenta, prescindiría en esta ocasión de la cuota de caballería que nada añade a un acontecimiento de protagonista único. Los hierros escogidos son los de Juan Pedro Domecq, Victoriano del Río además de la flamante divisa de Álvaro Núñez del Cuvillo, que ya habrá debutado algunas semanas antes en la feria de Córdoba. Ya habrá tiempo de hablar y comentar del sentido, la oportunidad y los condicionantes de esta nueva aparición. La expectación está asegurada...

Poniendo el retrovisor...

García -con permiso de Casas que se quedó compuesto y sin novio- sucede al empresario sevillano José María Garzón como exclusivista puntual del imprevisible diestro de Galapagar. Ya lo hemos escrito en otras ocasiones. El torero madrileño escribirá otro capítulo de su intermitente historia taurina. El penúltimo –y absolutamente triunfal- fue en esa corrida del Corpus de Granada en la que detentó el único protagonismo por más que se anunciara con el rejoneador Sergio Galán, del que nadie se acuerda. Un año antes se había asomado a la Feria Real de Algeciras, actuando mano a mano con el matador extremeño Miguel Ángel Perera, que indultó un toro de Jandilla. Entonces no lo sabíamos pero fue la última vez que alternó con un compañero a pie. ¿Volverá a hacerlo algún día?

En una y otra ocasión rebrotaba la pregunta en torno a la última función del torero que, después de cumplir ambos contratos, volvió a decir basta. No hubo más corridas en 2018 y la de Granada fue también la única fecha en la que Tomás salió de su zona de confort en 2019. Antes de Algeciras había actuado por última vez en España en septiembre de 2016, en el ruedo de Valladolid. Eso año sólo cumplió siete funciones después de dejar 2015 prácticamente en blanco con una única comparecencia en el coso mexicano de Aguascalientes, el mismo ruedo en el que estuvo a punto de perder la vida en abril de 2010 abriendo, de paso, la penúltima etapa vital y taurina en su intransferible carrera.

Pero antes de la brutal cornada del toro ‘Navegante’, que pudo ser su verdugo, José Tomás ya era un torero de culto que había manejado como nadie los tiempos y hasta una extraña -y efectiva- política de comunicación basada en no decir nada. Desde entonces es una leyenda viva que ha espaciado al límite sus comparecencias públicas para seguir convirtiendo cada una de sus salidas a la palestra en una ocasión única.

Antes y después de ‘Navegante’

Pero hay que seguir dándole a la moviola: José Tomás reapareció en la Feria de Julio de Valencia de 2011, un año después del gravísimo percance mexicano, en medio de un clima de impresionante expectación. Aquella temporada se redujo a nueve funciones y tampoco fue demasiado pródiga en triunfos. Hay que anotar que la cerró en la clausura de la Monumental de Barcelona, que permanece chapada a pesar del estéril recurso ganado en el Constitucional. El diestro madrileño toreó mucho menos en 2012, tan sólo tres corridas de toros en las que incluyó la mitificada encerrona nimeña que marcaría la cumbre de este tramo de su vida torera. 2013 quedó en barbecho y cuatro fueron las corridas apuntadas en 2014, que se redujeron a una sola en 2015: la nombrada reaparición en Aguascalientes.

Tomás ya ha rebasado las Bodas de Plata de su alternativa que tomó en México el 10 de diciembre de 1995 en México, su segunda casa y el lugar en el que ha estado a punto de morir dos veces. Hay que recordar el cornadón de Autlán de la Grana, en enero de 1996. Aquel brutal percance -como en Aguascalientes- obligó a hacerle varias transfusiones de sangre para salvar su vida. Pero aún no se había convertido en la leyenda que hoy es y la sangre derramada no se rodeó del despliegue literario que siguió a la cornada de la ciudad hidrocálida. Su totemización había empezado después del paréntesis que siguió a su marcha en 2002.

La reaparición de 2007

A partir de ese año, la hipotética reaparición de José Tomás se había convertido en la comidilla de los inviernos hasta que, sorprendiendo a todos, decidió volver a vestirse de luces un lustro después de desaparecer de la escena pública. Lo hizo llenando hasta los topes la Monumental de Barcelona el 17 de junio de 2007 iniciando una nueva etapa de su trayectoria marcada por la cuidada elección de las plazas, el ganado y los compañeros y el escaso número de paseíllos cumplidos desde entonces, casi siempre fuera de los cosos de mayor trascendencia y siempre lejos de la Maestranza sevillana, que no ha vuelto a verle anunciado.

Ha pasado el tiempo y cada una de sus actuaciones es también una menos para el fundido a negro que se producirá cualquier día, en cualquier plaza y sin anuncio previo. El diestro de Galapagar, que ya se acerca al medio siglo de vida, estará en el coso de La Alameda de Jaén. Llenará la plaza, los hoteles, los restaurantes... Mientras tanto, se seguirá especulando si el silente diestro de Galapagar está dispuesto a hacer otros paseíllos. En realidad ni siquiera sabemos cuántos quedan. Una cosa sí es segura: ya no habrá temporadas al uso. Nadie sabe cuándo será la última...