Observatorio taurino

De Vistalegre, la decisión de Morante y algunas efemérides

El pasado domingo concluyó el agridulce serial organizado en Carabanchel en coincidencia con la noticia de la ruptura del apoderamiento del diestro de La Puebla y la casa Matilla

24 may 2021 / 12:45 h - Actualizado: 24 may 2021 / 12:49 h.
"Observatorio taurino"
  • Grandioso muletazo rodilla en tierra de Morante en su primera tarde en Vistalegre. Foto: EFE
    Grandioso muletazo rodilla en tierra de Morante en su primera tarde en Vistalegre. Foto: EFE

Algunas preguntas por contestar

Ha concluido la llamada feria de San Isidro, organizada por la casa Matilla en el impersonal coso madrileño de Vistalegre dejando una amplia nómina de triunfadores, una moderada lista de toros de nota, otro reguero de toreros heridos y demasiadas preguntas por contestar. La primera e inevitable sensación es que el ciclo –por más que se hablara y comentara en el mundo virtual de las redes- no ha interesado a casi nadie en algunos de sus capítulos. El aspecto desolador de los tendidos hormigonados del recinto de Carabanchel ha brindado una imagen pésima para el negocio en estos tiempos de pan llevar.

Los carteles estaban bien trabajados, quién lo duda... Pero en estos momentos no basta con abrir la taquilla, poner unos precios alejados de la realidad, y esperar a que el personal se retrate sin rechistar. La tradición taurina de la actual plaza de Vistalegre es cada vez más difusa y las fechas de San Isidro, ésa es la verdad, están indisolublemente ligadas a otra plaza, la de Las Ventas, que cierta pareja de conveniencia es bastante reacia a reabrir. Podemos añadir los tres cuartos largos de hora en metro, los rescoldos de la pandemia, la falta de promoción y trabajo extrataurino, la presencia de las cámaras de televisión...

Gloria y sangre

La taquilla, al final, ha dado la medida de los toreros que interesan al gran público pero, más allá de todo eso, hay que reconocer que el ciclo sí ha sido brillante dentro del ruedo. Roca ha levantado su estandarte de primer actor; Luque ha reivindicado su vuelta a la primera línea; Marín ha expedido su propia fe de vida; El Juli se resiste a abandonar el estado mayor; Juan Ortega está preparado para instalarse en la primera línea; Morante es uno de los mejores toreros de nuestra vida; Aguado es capaz de volver la tortilla con tres lances; Urdiales sigue detentando el secreto de la naturalidad... Podríamos añadir otras notas destacadas a este apretado resumen –la memoria es selectiva- en el que también hay que incluir el tremendo parte de bajas: las tremendas cornadas del novillero Manuel Perera y el banderillero Juan José Domínguez han sido las más cruentas de un serial en el que Aguado tampoco se libró de la ración de metralla. Afortunadamente todos se recuperan satisfactoriamente.

De Vistalegre, la decisión de Morante y algunas efemérides
Los tres toreros heridos en Vistalegre posan en la clínica del Rosario de Madrid junto a Juan José Padilla.

Pero los resultados de Vistalegre también invitan a hacer algunas reflexiones. La indudable atracción que ejercen ciertos toreros –Aguado, Ortega o Urdiales a la cabeza- no debe ser excusa para condenar a otros –pongan ahí a El Juli y especialmente a Roca Rey- que basan su tauromaquia en el poder y la regularidad. Siempre fue así. Unos tiraron del carro y otros embelesaron cuando se encuentran en vena pero el toreo tendría que haber cerrado la tienda si hubiera tenido que prescindir de los primeros. Una vez más hay que invocar la célebre frase: “El mejor aficionado es aquel al que le caben más toros y más toreros en la cabeza”. Hay sitio para todos.

Cambio de timón en Huelva

Pero hay más noticias que contar que, de alguna forma, delatan la efervescencia del negocio taurino a pesar de las dificultades en las que sigue navegando. Una de ellas tiene que ver con el nuevo golpe de timón en la plaza de la Merced de Huelva. La saga empresarial –o una parte de ella- es la misma pero los afectos los dejamos para su intimidad. El caso es que José Luis Pereda López, hijo del empresario del mismo nombre que alentó la recuperación del viejo coso de la Vega Larga, ha tomado sus riendas después de un complejo –y doloroso- proceso familiar y jurídico en el que no vamos a entrar ni salir.

Nos interesa mucho más que Huelva volverá a tener sus Colombinas, al menos en la vertiente taurina. Ya las gozó el año pasado en unas condiciones muy complejas sin saber que serían las últimas que montaría la otra facción familiar. Fue, ésa es la verdad, la única feria digna de tal nombre al Sur de Despeñaperros, sujeta a ese efímero 50% decretado por la Junta de Andalucía que ha vuelto a ser autorizado en ciertas zonas sanitarias. Ay mi Huelva...

Morante y cosas que recordar

Podemos contar más asuntos de calado, como la recentísima ruptura –calentita y posiblemente previsible- entre Morante de la Puebla y su apoderado de las últimas temporadas, Toño Matilla. Hace justo una semana hablábamos del enigmático brindis que había dedicado a José María Garzón en Córdoba, un ciclo privado del concurso de las cámaras de televisión y sometido a ciertas presiones externas que no dejan de ser reflejo del enrarecido clima que se vive detrás de las bambalinas del empresariado taurino. ¿Qué le diría Morante a Garzón, colocado en el punto de mira de los pesos pesados de ANOET? El monterazo olió a apoderamiento amortizado. El diestro de La Puebla asumirá a partir de ahora la gestión directa de sus asuntos. Siempre lo ha hecho en realidad y, por otro lado, la reducción de honorarios de las huestes del toreo invita a pensar que ciertas comisiones es mejor dejarlas en La Puebla. Quién sabe...

Pero estos días del florido mayo que se fueron también han servido para anotar algunas efemérides que ya forman parte de nuestra íntima historia de aficionados y que, de alguna forma, también marcan en el corazón las horas de una vida que siempre entendimos ligada al toro y su mundo. Ahí están los 25 años de la encerrona goyesca de Joselito, de la célebre faena de Ponce al toro ‘Lironcito’ o aquella grandiosa corrida de los quites –con Arroyo, Ponce y Rivera en el cartel- que sirvió para dar carta de naturaleza al célebre cartel de ‘Los tres tenores’. También han pasado 30 años -sí, tres décadas ya- de la revelación de César Rincón en la feria de San Isidro –se convirtió en figura indiscutible con cuatro puertas grandes en una sola temporada- y de la alternativa de Finito de Córdoba, un torero que revolucionó a Córdoba desde sus cimientos, esa ciudad del silencio que escribiera Villaespesa. Les espero en una semana. ¡Viva María Auxiliadora!