Del patinazo de Pablo Hermoso a la memoria televisa del toreo

Abrimos fuego con las recientes, calientes y más que desafortunadas declaraciones de Pablo Hermoso de Mendoza –al suelo que vienen los nuestros- abriendo la puerta a una lidia incruenta y un espectáculo sin sangre que sólo sería la antesala de la abolición o la desnaturalización extrema de la lidia. Choca que esas palabras salgan de un hijo del cuerpo al que también habría que demandar otros vetos que han empobrecido hasta el extremo el espectáculo ecuestre, reducido a la primacía exclusiva de un jinete de la Puebla del Río que hace su cruzada prácticamente en solitario. Pero ésa es otra historia.

Vamos a lo que nos ocupa, tirando de un ejemplo recurrente para el que firma estas líneas. Ciertas interpretaciones –sesgadas e interesadas- de la reforma litúrgica que siguió al Concilio Vaticano II pretendían hacer una misa que le gustara a los que nunca habían ido a la iglesia. El resultado fue la deserción de muchos que sí iban. Los otros siguieron sin meter la mano en el agua bendita. El caso sigue siendo idéntico: no podemos hacer un espectáculo para el que no le gustan los toros o deplora la sangre ni podemos sucumbir a ese paternalista despotismo –tan progre- que nos dice cómo debemos hablar, pensar y hasta tocarnos... las narices. Pues ahí dejo el asunto.

Leemos que la novillada celebrada en Madrid este domingo sirvió de ensayo más o menos general de las retransmisiones de Mundotoro-TV que deben estrenarse oficialmente el Domingo de Resurrección desde la plaza de la Real Maestranza de Sevilla. Parece ser que el evento ya pudo verse en América por la aplicación Plaza de Toros TV que ya daba ese mismo servicio en los tiempos del canal de Movistar, fundido definitivamente a negro el pasado jueves. Deja atrás una trayectoria marcada por la calidad de sus emisiones y productos pero lastrada por algunos errores estratégicos que pusieron a las empresas a la contra. Hasta ahí.

¿Seguirán contando los toros en Movistar de una forma u otra? Son dudas que siguen sin despejar Herr Roever y su socio Díez de la Cortina, al que todo el toreo identifica ya por su célebre mote: Piticlín. Este martes hay nueva rueda de prensa pero no sabemos si será la definitiva para saber qué, cómo, cuándo, dónde...

Y hablar de la tele nos lleva a las órbitas de José María Garzón que no deja de estar en candelero. El empresario sevillano, gerente de Lances de Futuro, ha enviado una extensa y documentada carta a Elena Sánchez, directora de RTVE, en la que demanda una información y programación acorde con la importancia e implantación de la tauromaquia, que brilla por su ausencia en la parrilla de la tele de todos. La memoria de los aficionados que ya peinan demasiadas canas –los más jóvenes no lo han visto ni por el forro- es inseparable de aquellas retransmisiones iniciadas con el pasodoble ‘Puerta Grande’ que nos trasladaban a la luminosidad de una tarde de farolillos, a la corrida albaceteña de Asprona o la Beneficencia madrileña.

¿Recuerdan aquel glorioso mano a mano de Ortega Cano y César Rincón en 1991? La dimensión y trascendencia de aquel espectáculo pertenecía a una España desacomplejada en la que un muchacho colombiano era capaz de hacerse figura en tres tardes gracias al retorno mediático que entonces gozaba el fenómeno taurino. Hoy puedes salir por la puerta grande de Las Ventas y al día siguiente no te conoce en la calle ni el portero del bloque.

Aquella corrida –fue el mejor año de Ortega; la eclosión de Rincón- fue repetida hasta la saciedad por auténtica aclamación popular. Sólo dos años antes se había televisado desde Sevilla otro festejo, de la feria de Sevilla, que sirvió para que Julio Robles ‘entrara’ definitivamente en el gusto del aficionado maestrante. ¿Recuerdan los ‘victorinos’ del Capea en el 88? Podríamos referir muchas más... Son tardes que permanecen, de una u otra forma, en la memoria colectiva gracias a esas cámaras de todos que un día se marcharon de las plazas. No sabemos si para no volver...

Pero hay que seguir hablando de Garzón que hace pocos días presentaba una ajustada y bien planteada Feria de la Salud para la plaza de los Califas de Córdoba, ese inmenso coso de hormigón y ladrillo que tanto cuesta llenar. Los carteles, perfectamente hilvanados y adecuados a la demanda de la compleja afición cordobesa, ya los esbozamos en el Observatorio Taurino anterior pero ahora nos interesa el envoltorio de esta oferta que el gerente de Lances de Futuro ha sabido rodear de excepcionalidad organizando una gran gala en el Gran Teatro de la ciudad califal que congregó a bastante más público que otros acontecimientos recientes como el concierto de Cuaresma –con la banda de Tejera en el cartel- o el pregón de la propia Semana Santa. No queda otra si queremos devolver el toreo a los parámetros de la sociedad actual. Conviene tomar nota..

Y de Córdoba nos volvemos a Sevilla, felicitándonos por la llegada de ese Bono Cultural que ya puede ser utilizado por los jóvenes que estrenan su mayoría de edad para ir a los toros en la plaza de la Maestranza. ¿Los toros son cultura? Pues claro que sí... Y ahora sí que nos marchamos, deseando una buena, feliz y provechosa Semana Santa, seguramente la fiesta global que más y mejor vertebra ese mosaico de costumbres, tierras y sensibilidades –también fervores- de este trozo del mundo que seguimos llamando España. Este Observatorio se toma un descanso en los días santos pero volverá con las pilas cargadas para contarles toda la parafernalia taurina que se genere a la vez que se enfrían las candelerías y los pasos vuelven al secreto de los templos. El clarín volverá a sonar...