Eduardo Osborne: «¿Qué tienen que ver los toros con Metallica?»

El escritor, articulista y abogado sevillano lanza un libro, ‘La música cantada del toreo’, que traza un interesante recorrido de los nexos e influencias de la tauromaquia con la cultura pop

19 dic 2022 / 09:26 h - Actualizado: 19 dic 2022 / 09:29 h.
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  • El autor y su obra en el velador de un café sevillano. Foto: Rodríguez de la Vega
    El autor y su obra en el velador de un café sevillano. Foto: Rodríguez de la Vega

El libro ya está circulando pero aún aguarda a su puesta de largo definitiva, este mismo 22 de diciembre y en la Fundación Caja Rural, presentado por Fernando Iwasaky. Eduardo Osborne Bores (Sevilla, 1970) ha alumbrado un interesante y novedoso trabajo que traza asombrosos paralelismos y nexos entre el universo taurino y la cultura pop española y anglosajona, desde los Beatles a Gabinete Caligari, pasando por Calamaro o Madonna.

El libro se titula ‘La Música cantada del toreo’ –el guiño a Bergamín es evidente- y es el resultado de la revisión de un ensayo que ganó el accésit del premio Enrique Ponce-Club Allard de Madrid en enero de 2020. La publicación, además, inaugura la editorial El Paseíllo junto a un libro de entrevistas de Vicente Zabala de la Serna y el fotógrafo José Aymá y otro titulado ‘El Cordobés y el milagro pop’ de Fernando González Viñas que, con David González, se han embarcado en esta aventura editorial que apuesta de forma específica por la cultura taurina.

No ha podido escoger una portada más icónica...

Siempre pensé en esa foto para la portada del libro y así se lo propuse al editor porque sí, se trata de una imagen icónica y demuestra que un grupo como Los Beatles, tan alejado de la tradición taurina, rompedor y que llegó a España con la reticencia del propio régimen, decidió bajarse del avión para tocar Barcelona con las monteras y los avíos. Dice mucho de la personalidad y el influjo de la tauromaquia en la propia historia de España.

Eso nos lleva a otro terreno: el de un mundo con muchos menos complejos...

Totalmente... Y además tocaron en dos plazas: la de Las Ventas y la Monumental de Barcelona. Hay que destacar la importancia de las plazas de toros en los conciertos de rock. Miguel Ríos asistió al concierto de Los Beatles en Barcelona y después organizaría aquella gira, ‘Rock en el ruedo’, tocando exclusivamente en plazas de toros. La plaza de Las Ventas es el escenario más icónico de cantantes como Sabina... esos recintos siempre han sido un buen escenario para los conciertos. El propio Sting decía que le impresionaba mucho tocar en las plazas por lo que pasaba en su ruedo; le imponía respeto.

Si lo pop es popular, no hay cultura más popular que el toreo...

Lo pop remite a lo popular. Recoge la cultura musical popular, de personas que sin ser grandes músicos, ni tener una gran preparación, trasladan a su terreno la música y la hacen más accesible y más cercana al pueblo. Al fin y al cabo es de lo que se trata...

Si nos vamos a la Movida Madrileña tuvieron entre sus iconos más identificables a Antoñete.

Es que Antoñete casa muy bien con la imagen de aquella España de los 80. Era un hombre bohemio, nocturno, taciturno... que encaja perfectamente con los intelectuales de aquella época. De alguna forma, su vuelta al toreo se incorpora al resurgimiento, al avance de aquellos años, a una expresión moderna. Hay un libro titulado ‘Antoñete, el torero de la movida’ que certifica que muchos artistas y cantantes lo adoptaron como referente.

Eduardo Osborne: «¿Qué tienen que ver los toros con Metallica?»
Foto: Rodríguez de la Vega

Belmonte había sido agasajado por Valle Inclán y su tropa y Manolete, entre otros, por Agustín de Foxá en el célebre homenaje de Lhardy.

La intelectualidad de cada época ha tenido su torero. Eso se daba antes mucho y se está perdiendo, ese concepto de partidario que sigue a un matador. Se dio con Belmonte, con Manolete, con El Cordobés, con Antoñete, aquí en Sevilla con Romero y ahora se está dando con Morante o José Tomás.

Joaquín Sabina es uno de los autores contemporáneos que ha mantenido una postura más desacomplejada con el toreo.

Me interesa mucho Sabina desde el punto de vista de su cancionero. Aparte de su afición a los toros, que está muy ligada a la figura de José Tomás, ha introducido siempre en sus composiciones muchos giros taurinos, metáforas muy interesantes: desde sus primeras canciones hasta las más conocidas como ’19 días y 500 noches’. Siempre ha tenido muy presente la tauromaquia en su discografía además de ser un gran defensor de la fiesta y no haber renunciado nunca a su afición.

¿En 2022 podemos considerar que el toreo pertenece a la cultura pop española?

Me lo comentaba Calamaro. Los 80 fueron años de una gran creatividad y en los 90 aún no había penetrado en España esa cultura antitaurina provocada por las corrientes animalistas y el nuevo ecologismo. La izquierda se ha agarrado mucho a eso. La socialdemocracia murió de éxito y las nuevas izquierdas se han agarrado a ese tipo de filosofías, que en realidad son minoritarias, pero ha hecho que muchos artistas y cantantes no sean aficionados o se guarden de expresar esa afición. Lo que se ve afectada es la creatividad. Antes había más libertad; cada uno decía lo que quería pero ahora todo el mundo es más precavido, pendiente de lo que le pueda decir la distribuidora, el agente, la discográfica... Todo eso influye.

Ya no se puede decir que lo pop sea sinónimo de libertad...

Mucho menos que antes. Los autores que más defienden la tauromaquia son gente como Sabina, Aute... vienen de vuelta y ya no tienen nada que ganar o perder en el empeño. Ellos mismos lo dicen pero a otros más jóvenes les cuesta más trabajo.

Jaime Urrutia, con Gabinete Caligari, hicieron del casticismo y el toreo una de sus señas de identidad

Gabinete es el grupo que mejor ha reflejado la tauromaquia en la cultura pop española. No sólo porque tenga varias canciones con letras o referencias taurinas sino también por el propio estilo del grupo, que fusiona el rock con elementos del folklore español. Pero es que Urrutia, seguramente, es el mejor aficionado de todos. Es hijo de un célebre crítico taurino, abonado de Las Ventas... si leemos cualquier entrevista suya nos damos cuenta de que es un buen aficionado. Eso hace que cualquier elemento taurino esté muy presente en su discografía y en su estética.

Eso nos lleva a otro terreno más lejano: la figura, más actual, de Rosalía que también ha recurrido a la parafernalia taurina.

Y además lo ha hecho en el ámbito de la imagen. Rosalía, con los matices que podamos poner, hace lo mismo que Madonna. Coge de los toros lo que le conviene a su estilo. En el vídeo de ‘Malamente’ intervienen maletillas y alumnos de la escuela de Jaén. Son chavales toreando de salón que enseñan sus comienzos y se mezclan con los propios comienzos de Rosalía.

Si Madonna escogiera hoy el mundo del toro para hacer un videoclip se formaba una buena...

Pero lo hizo; y por dos veces. La primera vez fue el famoso vídeo en el que participaba Emilio Muñoz. Era la típica historia de la admiradora del torero, la ‘groupi’ que va a la plaza y sigue al matador –contar una historia así sería ahora impensable- pero en el segundo incluye todos los elementos de su propio universo: el góspel, elementos mitológicos... es mucho más impactante. En muchas de sus apariciones públicas ha hecho gala de elementos taurinos como la montera, chaquetillas...

Este libro también tiene carácter pionero. Con otras dos publicaciones inaugura la andadura de la editorial El Paseíllo, la hermana consentida de un proyecto tan consolidado como El Paseo, que estará dedicada especialmente a la cultura taurina.

Hay que darle mucho mérito al editor, a David González, porque en los tiempos que corren que unas personas apuesten desde la cultura por el universo taurino es digno de alabanza. Hacen falta estas cosas, aportaciones originales que enseñen la tauromaquia desde distintos puntos de vista; que la saquen de su entorno más cómodo.

En cualquier caso se demuestra que la cultura taurina sigue despertando un gran interés pese al ruido interesado de los ‘anti’.

Es que el mundo taurino bebe de muchas fuentes y lleva arraigado en este país más de doscientos años. Estamos hablando de Cultura, con mayúsculas.

Sin ánimo de hacer un ‘spoiler’, ¿podemos adelantar alguna sorpresa que esconda el libro?

Este libro lo empecé por lo que más conocía, que eran los autores españoles. A partir de ahí fui tirando del hilo y me di cuenta de cosas que no conocía y son las que más satisfacciones me han dado. No sabía que Elvis tenía un tema taurino, tampoco que Paul Simonon, el bajista de Los Clash –que también era pintor- acabaría pintando un tema taurino a raíz de una cogida de Antonio Barrera que contempló en Las Ventas. Me fui dando cuenta de que la tauromaquia ha llegado a tantos extremos, a mundos con los que nada tiene que ver. Ahí está hasta Kennedy que estaba muy vinculado a España a través de Antonio Garrigues y le transmitió muchas cosas de nuestra cultura. ¿Qué tiene que ver el toreo con Metallica? Al fin y al cabo ésa era una de las metas del libro, sacar al toreo de su entorno más acostumbrado: el pasodoble, la copla, comprobar que trasciende a otros estratos, a otros mundos, a otra gente...