La efeméride está a punto de cumplirse: el próximo 28 de septiembre hará un siglo exacto de la alternativa de un torero imprescindible para entender la evolución del toreo moderno. Hablamos de Manuel Jiménez ‘Chicuelo’, que recibió los trastos del oficio de manos de Juan Belmonte en la feria de San Miguel de 1919. Con ese motivo, el Ateneo de Sevilla ha organizado en unión de la propia familia del mítico diestro una exposición fotográfica y una charla coloquio que tratará de desentrañar la personalidad y la dimensión taurina del recordado diestro de la Alameda de Hércules.

La cita es este mismo lunes bajo el título ‘Chicuelo: 100 años después (1919-2019)’. El acto, que comenzará a las seis y media de la tarde arrancará con una actividad inédita. Manuel Jiménez, nieto de Chicuelo y torero como su abuelo, será el encargado de analizar y comentar una serie de fotografías expuestas –algunas de ellas inéditas- que siguen el orden cronológico de la lidia. Sin solución de continuidad se celebrará la charla coloquio en la que, además del propio Manuel Jiménez, participarán el aficionado José Morente –responsable del blog ‘La verdad incorpórea’- y el responsable de la información taurina de El Correo de Andalucía, Álvaro Rodríguez del Moral. Completa y preside la mesa Atenea Melgarejo, vocal de la junta directiva del Ateneo.

Manuel Jiménez ‘Chicuelo’, (Sevilla, 1902-1967) es uno de los toreros más relevantes de la primera mitad del siglo XX. Después de un fulgurante inicio novilleril tomó la alternativa el 28 de septiembre de 1919 en la plaza de la Maestranza de manos de Juan Belmonte y con toros de Santacoloma. Fue el definitivo arranque de una carrera en la que, siguiendo la estela de su admirado Gallito, ahondó en la llamada línea natural del toreo, aportando la estructuración de las faenas como estrofas musicales, hilando muletazos encadenados por un mismo pitón.

Esa revolución en el lenguaje taurina experimentó un definitivo antes y después a raíz de la mitificada faena al toro ‘Corchaíto’, un ejemplar de Graciliano Pérez Tabernero que le permitió sublimar ese concepto que ya había experimentado en ruedos mexicanos. El acontecimiento tuvo lugar en la plaza vieja de Madrid el 24 de mayo de 1928 causando una gran conmoción que no terminó de ser valorada por completo por la crítica más encopetada.

Chicuelo, que dio la alternativa a Manolete –otro toreo del mismo hilo técnico- en 1939, se mantuvo en activo hasta 1951. En su caso, vivió tres épocas distintas del toreo sin apearse de su condición de primera figura. La última corrida se verificó el 1 de noviembre de 1951 en Utrera. Aquella tarde le dio la alternativa a Juan Doblado y Juan de Dios Pareja Obregón. Curiosamente, los tres se retiraron aquel mismo día.