El Cid, vuelta a la cancha...

El diestro de Salteras, que se retiró formalmente a finales de 2019, se dispone a volver a vestirse de luces en 2023 confirmando los insistentes rumores que apuntaban a esa vuelta

11 dic 2022 / 18:10 h - Actualizado: 11 dic 2022 / 18:13 h.
"Toros","Real Maestranza"
  • El Cid fue paseado a hombros en su despedida de la plaza de la Maestranza en otoño de 2019.
    El Cid fue paseado a hombros en su despedida de la plaza de la Maestranza en otoño de 2019.

El rumor estaba ahí y ahora se ha confirmado. Manuel Jesús Cid, El Cid de los carteles taurinos, volverá a enfundarse el traje de luces en la temporada 2023. Así lo han aventado distintos medios y lo han confirmado fuentes de su entorno después de que el diestro de Salteras haya contribuido a crear cierta confusión con declaraciones contradictorias. La decisión –que parece tomada en firme- aún necesita de una confirmación o declaración oficial. Tampoco se conocen todavía planes, escenarios p estrategias; ni siquiera el apoderado o casa empresarial que acompañara al diestro sevillano en esta nueva etapa profesional. Todo está por ver...

Eso sí: Manuel Jesús, sumergido en el oculto circuito de los festivales, no ha descuidado la forma en estas tres temporadas de ausencia marcadas por la pandemia. Se había marchado en 2019, la última campaña formal antes de que el famoso bichito lo enviara todo al cuerno. Aquella postrera temporada, publicitada y afrontada como una despedida anunciada, la afrontó de la mano de Manuel Martínez Erice. Antes había roto con Marcos Sánchez Mejías que había sucedido efímeramente a sus apoderados históricos, Manolo Tornay y Santiago Ellauri, con los que cubrió los años más determinantes de su carrera, cimentada en tres plazas fundamentales –las de Sevilla, Madrid y Bilbao- después de arrancar por todo lo alto a raíz de encontrarse con un gran toro de Victorino Martín –la ganadería que marcaría su carrera- en el ruedo francés de Bayona.

El torero, que hizo su última aparición pública en la misa de acción de gracias del mundillo taurino que ofrece la Hermandad del Baratillo, no ha descuidado el contacto con el toro y estaría intensificando su preparación campera de cara a esta vuelta que aún no tiene escenario concreto.

Madrid, Bayona, Sevilla, Bilbao...

No está de más recordar los principales hitos de su carrera, que alcanzó las mayores cumbres en la primera década del siglo XXI. El Cid ancló su condición de figura en torno a dos acontecimientos que pusieron lindes a un lustro prodigioso marcado por el rabo cortado en Bayona en 2002 a un toro de Victorino Martín y la encerrona bilbaína de 2007, antología definitiva de la recia y clásica tauromaquia del matador sevillano. Antes se había forjado por los pueblos de la Meseta pero Manuel logró salir de aquel duro atolladero a pesar de ser un muchacho curtido al que algunos creían pasado de edad.

Su hermano mayor, El Paye, había intentado antes la aventura del toreo sin alcanzar el éxito. Pero la determinación de Manuel era firme y comprendió pronto que había que pasar de Despeñaperros. Se instaló en Madrid y se prodigó por los ruedos del cinturón de la capital; entrenando en la Casa de Campo. El ruedo de Madrid, precisamente, marcaría su ascenso gracias a un mazo de excelentes faenas que no siempre estuvieron rubricadas con la espada. Para eso aún quedaban algunos recodos en el camino

La alternativa, en Las Ventas, fue el colofón a ese largo tramo de forja que le sirvió para no alejarse de la cara del toro. Pechó con todo lo que le echaron encontrando el secreto plácet de los profesionales pero en Bayona, al estrenarse el mes de septiembre del año 2002, le esperaba ese encuentro que cambiaría todo y le colocaría en el disparadero al cortar un rabo a un excelente ejemplar de la ganadería de su vida. Los toros de Victorino Martín se iban a convertir en sus mejores compañeros de baile y en la plataforma de sus triunfos más resonantes. Consolidado en la primera fila, El Cid consiguió cuajar definitivamente en figura en 2005, una temporada que gravitó en torno a las Puertas del Príncipe conseguidas el Domingo de Resurrección y una segunda tarde, como no, con los toros de Victorino Martín, las mismas reses que le iban permitir subirse a la cima en la temporada siguiente en una encerrona en solitario –que no había podido ser el año anterior por una inoportuna lesión en el codo- que culminó abriendo por tercera vez la mítica puerta que se abre al paseo de Colón. Entre medias se anotó dos puertas grandes en Madrid pero la definitiva reválida llegó en 2007, vis a vis con un fiero ‘victorino’ llamado ‘Borgoñés’ que se llevó todos los premios de la Feria y enseñó la quintaesencia de El Cid, el torero que mejor ha toreado a los antiguos ‘albaserradas’.

Antología personal

Aún había que escalar una última cumbre. Fue en Bilbao, afrontando una encerrona trascendental con la ganadería que le había dado casi todo. El Cid marcó un techo alto, muy alto, que posiblemente no volvió alcanzar. El honesto diestro de Salteras mantuvo el tipo en las siguientes temporadas aunque costó recuperar el tono. Aquel desfondamiento artístico fue seguido de la dura enfermedad y el fallecimiento de su padre. Llegaban los años más oscuros. Hubo un último intento de volver la moneda, encerrándose en solitario con ‘sus’ toros de Victorino Martín en 2015 pero la apuesta, sentenciada por un pésimo encierro, salió cruz.

Manuel perseveró en el empeño y recobró la ilusión a la vez que sonaban campanas de despedida. Todo cambió en Huelva, perfectamente enhebrado a la calidad de un toro de Cuadri y refrescando su proverbial mano izquierda. Cortó otra oreja –cargada de significado- a un toro de Victorino en Bilbao. Pero aún le quedaban dos capítulos emocionantes vividos con una semana de diferencia entre las plazas de Sevilla y Madrid, que tiraron de memoria, respeto y sensibilidad para despedirle por todo lo alto en el otoño de 2019. La última en España, la verdadera despedida, fue en Zaragoza. Aún cumplió algunos bolos americanos. Ahora se dispone a volver a la palestra.