Toros

El poso de Uceda Vargas marcó la diferencia

Las formas y la proyección del novillero de Camas, que cortó oreja, fue lo más destacado del segundo festejo clasificatorio del ciclo de promoción. Solalito también se llevó un trofeo

12 jul 2019 / 08:57 h - Actualizado: 12 jul 2019 / 09:07 h.
"Toros"
  • Uceda Vargas toreando con desmayo al primero de la noche.
    Uceda Vargas toreando con desmayo al primero de la noche.
  • El poso de Uceda Vargas marcó la diferencia
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Con el segundo pase de estas noches de ilusiones se recreció el ambiente. Los festejos de los jueves de julio deben hoy por hoy su pulso a esos pandillones de jóvenes y adolescentes a los que convendría cuidar. Sin ellos –ésa es la pura verdad- la plaza ofrecería un aspecto desolador si atendemos a la progresiva deserción de ese público familiar al que se ha ido espantando por el absurdo exceso de celo en aplicar las normativas –más absurdas todavía- en materia de espectáculos. Ya lo dijimos un día: al que le revuelven la nevera no suele volver. Convendría tener en cuenta el dato...

Pero hay que dejar a un lado toda esa tramoya para centrarnos en lo que pasó en el ruedo en un festejo interminable -¿Cómo puede durar dos horas y tres cuartos una novillada sin picar?- que nos regaló lo mejor al primer capítulo. Hablamos de la actuación de Uceda Vargas, un novillero presentado por la Escuela de Tauromaquia de Camas que embelesó por sus formas e interesó por su fondo. El chico supo desenredar al eral de sus querencias para trazar una faena desmayada a la que no le faltó un sólido soporte técnico. Vargas, que evoca en su apellido algún torero legendario de Camas, sabe dejarla puesta, tocar y citar en el momento justo para aprovechar las condiciones de su enemigo. Sus formas nos transportan a esas viejas películas de Manolo González: en los remates imaginativos, en los arabescos que dibuja con los engaños antes de ponerse a torear de verdad, en el sentido del temple... Fue el suceso más feliz de la noche y, a falta de lo que ocurra en el tercer festejo clasificatorio, debe tener sitio en la final. La oreja que le pidieron y le concedió el nuevo usía es lo de menos. Dejó ganas de verlo de nuevo.

Hay que computar otra oreja. La cortó el novillero marroquí Solalito, que llegaba a la plaza de la Maestranza presentado por la Escuela Taurina del Campo de Gibraltar. El chaval, ésa es la verdad, se entregó a tope y dejó entrever una formas interesantes que no siempre pudieron fluir por la desesperante mansedumbre de su enemigo, que huyó hasta de su sombra. El bicho se marchaba a tablas en cada embroque aunque sus esfuerzos y la solvencia con el acero, fundamental en estos festejos, arrancó otra petición maciza que el palco tuvo que atender.

Del resto de la tropa

A partir de ahí, ¿qué les podemos contar? Hay que recordar que el sevillano Manuel Rueda toreó con prisas y exceso de tirones al mejor ejemplar de la noche, que fue el segundo. El tercero de Villamarta, que envió a la enfermería al banderillero Monroy, fue un bocado duro para el chiclanero Christian Parejo. El bicho embestía con los pechos y el chaval no volvió la cara dejando los retazos más bellos de su labor en el remate de la faena. Había tenido delante un auténtico regalo, al igual que Antonio Romero, que tuvo que sudar la gota gorda para meter en cintura al correoso y molesto cuarto. Una postrera tanda con la izquierda dio la medida del esfuerzo del novillero presentado por la Escuela de Sevilla, que sufrió dos o tres mamporros sin consecuencias. El espadazo fulminante prendió la petición de trofeo. Acabó dando la vuelta... El sexto aspirante fue Rafael León. Le presentaba la Escuela de Málaga. A esas horas pesaba el festejo, la noche y hasta las viandas... El chaval está puesto; se sabe el oficio y sabe resolver. La espada dejó todo en agua de borrajas.

FICHA DEL FESTEJO

Ganado: Se lidiaron novillos de Villamarta, correctamente presentados pero de un común fondo manso. El primero se acabó dejando a pesar de sus querencias; resultó excelente en la muleta el segundo; siempre a la defensiva el tercero; correoso, mirón y complicado el cuarto; huyó de todo el quinto y se dejó, sin más, el sexto.

Aspirantes: Uceda Vargas (Escuela Municipal de Tauromaquia de Camas), de lirio y oro, oreja.

Manuel Rueda (Sevilla), de gris perla y oro, vuelta tras petición.

Christian Parejo (Chiclana de la Frontera), de azul noche y oro, palmas tras aviso.

Antonio Romero (Escuela de Tauromaquia de Sevilla), de marino y oro, vuelta tras petición.

Solal Calmet ‘Solalito’ (Escuela Taurina del Campo de Gibraltar), de aguamarina y oro, oreja.

Rafael León (Escuela Taurina Diputación de Málaga), de obispo y oro, silencio tras aviso.

Incidencias: La plaza registró media entrada muy repartida en noche agradable. En la enfermería fue atendido el banderillero Francisco Monroy Ferrete de una “contusión en pie izquierdo en región posterior nivel del calcáreo. Se recomienda estudio radiológico”.