Toros

Especial matadores IX: Del resto de la tropa

Finalizamos los especiales de toreros correspondientes a la temporada 2018 dando un repaso a los coletudos que habían quedado en el tintero. Son velocidades y situaciones distintas pero nombres que, de una forma u otra, han contado en la temporada

13 ene 2019 / 11:19 h - Actualizado: 13 ene 2019 / 11:25 h.
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La temporada 2018 empieza a quedar demasiado lejos. Es hora de pensar en la que ya empieza a fraguarse en los despachos más determinantes del toreo. Pero aún podemos echar un último vistazo atrás para poner punto final a estos especiales que han diseccionado la campaña que se fue. Entre algunas cosas y otras se habían quedado en el tintero algunos nombres que pulularon por las ferias con distinta fortuna pero, en todos los casos, dejando alguna historia que contar. Especial mención merece el caso de Miguel Ángel Perera, que ha sorprendido a todo el mundillo al finalizar la relación de apoderamiento que le unía a Fernando Cepeda al concluir su particular andadura por la temporada 2018. La amistad y la confianza en el veterano diestro de Gines, que ha superado un grave problema de salud, permanecen intactas. Pero la sorpresa llegó en la elección de sus nuevos mentores, dos personas de la órbita de la empresa Pagés como Pedro Ruiz Tamayo y Santiago Ellauri, que había llevado anteriormente las carreras de El Cid y Antonio Ferrera en unión de Manuel Tornay. Perera ha concluido el año en el puesto número 10 del escalafón de matadores con 32 corridas toreadas. Quizá no ha sido uno de esos paseos militares del diestro extremeño que vivió su tarde más feliz, y su éxito más resonante, en el mano a mano algecireño con José Tomás indultando un excelente ejemplar de Jandilla. Ojo, en la campaña hubo otras cumbres como la faena de El Puerto, el indulto del gran toro de Torrealta de Huelva, la tarde de Santander, la de Roquetas, Arlés... Perera afrontará 2019 con nuevas estrategias, buscando aliviar en parte esa batalla de la independencia en la que, a veces, hace tanto frío.

Pero 2018 fue también el año del adiós de Juan José Padilla, que había logrado mantenerse en los primeros puestos del escalafón desde su vuelta a la palestra en la temporada 2012. Fue a raíz del gravísimo percance de Zaragoza que, paradójicamente, le confirió una nueva vida taurina. Padilla ha tapado este año su irremediable desgaste físico y profesional con las ‘performances’ de un adiós escenificado a capítulos en el que, eso sí, no ha faltado el cariño de los públicos y hasta un nuevo percance que estuvo a punto de desfigurarle de nuevo. También ha logrado mantenerse en esos primeros puestos del escalafón el incombustible diestro granadino David Fandila ‘El Fandi’, pieza clave de la maquinaria de los Matilla en el segundo circuito. Su variedad y profesionalidad le permiten seguir navegando. Pero el desgaste, ay, les llega a todos. Que le pregunten a El Cid, que ya ha dicho que la de 2019 será la última temporada de una carrera en la que subió impresionantes cumbres pero que ha vivido una decadencia demasiado larga. Se le desea suerte y felicidad en este año de despedidas.

Y hablando de desgaste, la figura de Sebastián Castella sigue manteniéndose en no pocas ferias pero lejos, muy lejos de sus mejores fueros. En la estadística de su campaña resalta la emotiva puerta grande de San Isidro. Fue la luz de una agenda de tibios resultados, trufada de incursiones americanas, en la que los grandes triunfos se contaron con los dedos de una mano. Castella culminó la campaña en la novena posición; cumplió 35 contratos. Y 30 fueron los que sumó Antonio Ferrera, empeñado en escenificar un nuevo manierismo que le ha alejado del clasicismo –mucho más natural- de las campañas inmediatamente anteriores. Ferrera gusta y se gusta pero está corriendo el peligro de la sobreactuación. Aún se le espera. Seguimos descendiendo por el escalafón para encontrar otros toreros recién retirados como el francés Juan Baustista, un gran profesional que ha llegado a cuajar toros a gran altura. En Sevilla, eso sí, pinchó sin paliativos.

En la órbita de la juventud hay que anotar al matador extremeño José Garrido. La que parecía una fulgurante ascensión ha encontrado algunos lastres. Garrido embelesa con el capote y en el toreo de adorno y remate pero aún le quedan algunas rayas que cruzar. Tampoco ha terminado de romper su propio cerco el diestro charro Juan del Álamo. El tiempo empieza a pasar en contra... Y hablando de elementos adversos, los sucesivos percances también han jugado una mala pasada al valenciano Román, que anunciaba muchas y buenas cosas. Merece mejor suerte. También pululan en este apartado los versátiles hermanos mexicanos Joselito y Luis David Adame, que suelen resolver todo tipo de situaciones. Sumemos las virtudes, por cuajar, de un peruano, Joaquín Galdós; la sorprendente y fresca resolución de David de Miranda, reaparecido en Huelva después del tremendo percance de Toro; las posibilidades de Colombo, Filiberto... Seguro que aún se quedan algunos nombres en el tintero.

Es hora de hablar de algunos veteranos que siguen contando, de una u otra forma, en el gusto de los aficionados. Es el caso del estilista linarense Curro Díaz, que sigue cuajando por aquí y por allí faenas de arte y ensayo para solaz de sus fieles. No es suficiente para saltar a esa primera línea en la que sí militó –hace tanto- un artista como Finito de Córdoba. Se acercó a sí mismo en la ciudad de los Califas pero el tiempo, ya lo hemos dicho, es inexorable. Veterano también es el toledano David Mora, que ha realizado un encomiable esfuerzo de superación sin demasiados resultados en las orillas de unas ferias en las que sí se ha prodigado Cayetano con renovada ambición y no pocas sorpresas agradables. Mucho más joven es el madrileño Alberto López Simón, que ha buscado en el taurino sanluqueño Diego Robles la fortaleza técnica y mental necesaria para volver al gran circuito después de dejarlo con Curro Vázquez. También es joven aún Daniel Luque. Debe hacer valer sus cualidades. Aún está a tiempo...

Y ya que hablamos de sevillanos hay que hablar de ese grupo de matadores de distinta antigüedad –Cortés, Nazaré, Esaú Fernández, los hermanos Jiménez, Rafa Serna, Oliva Soto, Paco Lama o Cadaval- que se enfrentan a un panorama de escasas oportunidades. La gran baza de todos y cada uno de ellos será volver a la plaza de la Maestranza para convertirla en trampolín de unas carreras en distinto punto y velocidad. Desgraciadamente, habrá sitio para muy pocos.

Y concluimos este repaso hablando del que menos ha toreado y más expectación ha concitado. Es el caso único y excepcional de José Tomás que cumplió un único compromiso en la Feria Real de Algeciras en el mentado mano a mano con Perera. Un año más desbordó todas las previsiones: abarrotó hoteles y restaurantes, agotó el abono y, ojo, no falló en la plaza dejando una grandiosa actuación con capote y muleta para los anales. Después se supo que no habría ni una tarde más en 2018. Ya lo hemos dicho algunas veces. En una de esas tardes salpicadas llegará el eclipse definitivo. ¿Habremos visto su última tarde?