Final de promoción: La Algaba se impone a La Puebla del Río

El aspirante Manuel Jesús Carrión corta dos orejas y se alza como triunfador del ciclo de noveles que se ha celebrado en las noches de los jueves de julio en la plaza de la Maestranza

29 jul 2022 / 09:23 h - Actualizado: 29 jul 2022 / 12:05 h.
  • Fotos Arjona-Pages
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Con o sin intención, la final del XXXV ciclo de promoción de nuevos valores que ha llenado las noches de los jueves de julio en la plaza de la Maestranza se había convertido en un interesante duelo local en las orillas del Guadalquivir. Pero La Algaba se impuso a La Puebla, con México de testigo, en un festejo de tono medio que, de una forma u otra, dio la medida del propio ciclo. No hay que perder de vista el dato, que no tiene ningún matiz peyorativo: el peso de los partidarios de uno u otro aspirante suele jugar un papel determinante en el clima de estos festejos en los que, desde siempre, han pesado más los trofeos que cualquier tipo de consideración.

El caso es que el aspirante algabeño Manuel Jesús Carrión, presentado por la escuela local, se alzó con todo merecimiento como triunfador del certamen según el dictamen del jurado formado por los asesores artísticos de la presidencia de los festejos. Para él será el valioso traje de luces que regala la Real Maestranza de Sevilla además de la oportunidad de volver a torear en este mismo ruedo como novillero con picadores. Ese mismo fallo fijó al cigarrero Manuel Luque ‘El Exquisito’ y al mexicano Emiliano Ortega como segundo y tercer finalistas respectivamente. Para ellos serán el capotillo de paseo y el capote de brega que concede el cuerpo nobiliario.

A partir de ahí conviene hacer un repaso del desarrollo del festejo, bien arropado por un público nutrido, amable, entregado y condescendiente. Es lo que toca en este tipo de festejos en los que, más allá de los resultados estadísticos, se trata de atisbar las verdaderas posibilidades de futuro de los chavales. Conviene empezar por el triunfador del evento, que abandonó la plaza a hombros de su gente por la puerta de cuadrillas. ¡Qué mejor colofón! Tuvo delante dos novillos de distinta condición pero muchas posibilidades. A ambos les cortó una oreja apoyado en el calor de los suyos, que marcaron el ambiente en los tendidos. Pero hay que prescindir de esos trofeos, de muy distinto peso, para analizar la labor del algabeño.

La verdad es que estuvo mucho mejor con el segundo de la noche, un ejemplar manejable y un punto distraído al que supo sujetar en la muleta en una faena que tuvo dos fases fundamentales: una compacta, intensa y ligada tanda por la derecha que se aclamó con fuerza en el tendido y otra un punto menos intensa por el lado izquierdo. Ahí se cimentó el trofeo, apuntalado aún más cuando su maestro –Manuel Carbonell- le requirió para que siguiera toreando. Hubo cositas, ayudados genuflexos. El espadazo fue más efectivo que canónico. Paseó la oreja...

Otra iba a llevarse, con el tendido desmelenado, después de una faena declinante al quinto de la tarde, un novillo al que toreó más y mejor en la primera fase de su faena, relajado y descolgado de hombros, antes de perder el hilo de un trasteo que acabó tan destemplado como el propio novillo. La estocada iba a validar el segundo trofeo. Ya tenía la final en la mano.

El Exquisito venía de La Puebla del Río acompañado de una buena legión de partidarios y hasta del mismísimo Morante, su espejo indiscutible. El diestro cigarrero, por cierto, tuvo algún tipo de desencuentro en el callejón que no terminó de trascender. Pero hay que ir al turrón: el chico maneja el capote con aire manierista y hasta cierto sentido ‘retro’ que le otorga su propia personalidad por más que asomen las formas de su maestro y referente en éste o aquel muletazo. Toreó con temple y un punto arrebatado al tercero, enseñando matices, cositas, atisbos de calidad... Fue un novillo que acabaría desarrollando un punto de genio y al que cortó una oreja. Con el sexto, el peor del envío, iba a ser imposible.

Había abierto el cartel el novillero mexicano Emiliano Ortega. El chaval torea con premeditada composición y no está exento de personalidad. Le faltó –eso sí- el apoyo incondicional del que gozaron sus compañeros en los tendidos pero enseñó detalles de buen gusto en dos faenas de parecido hilo. En la primera, con el eral que rompió plaza, mostró buen aire capotero y una muleta en la que a veces prima la forma sobre el fondo. Ese sentido estético iba a presidir su labor con el cuarto de la noche, al que acabaría toreando con buen trazo y sentido de la expresión por el lado izquierdo. La espada le privó de mejor premio. No ha jugado mal papel.

FICHA DEL FESTEJO

Ganado: se lidiaron erales de Fernando Sampedro, correctamente presentados y manejables en líneas generales. Resultó imposible el sexto.

Aspirantes: Emiliano Ortega, de marfil y oro, vuelta al ruedo tras aviso y ovación.

Manuel Jesús Carrión, de blanco y oro, oreja y oreja.

Manuel Luque 'El Exquisito', de blanco y oro, oreja y vuelta tras petición.

Incidencias: La plaza registró más de media entrada en noche de calor soportable. Saludó Roque Vega tras banderillear al quinto.