La suerte está echada. El jurado de asesores artísticos de la presidencia de los festejos que se celebran en la plaza de la Real Maestranza dictó sentencia al término de la tercera y última novillada clasificatoria. Las respectivas orejas cortadas por Uceda Vargas, Solalito y González-Écija –fueron las únicas que se entregaron aunque se pudo y se debió conceder alguna más- han sido el aval definitivo para franquear la puerta de la final a estos tres aspirantes presentados, respectivamente, por las escuelas de Camas, el Campo de Gibraltar y Écija. Volverán a viajar a Sevilla desde estos tres vértices del planeta taurino y se verán las caras con el encierro de Jandilla escogido para la ocasión. Ya es sabido: está en juego el traje de luces, el capote de paseo y el de brega que regala la Real Maestranza. A esos premios se une este año la posibilidad de anunciarse en el ciclo de festejos promocionales que organiza el Ayuntamiento de La Algaba en su peculiar coso taurino a comienzos de septiembre. Pero más allá de todo eso hay que destacar la condición de trampolín y altavoz de este certamen que, además, suele suponer un puesto en las novilladas picadas que se incluyen en el abono de la siguiente temporada maestrante.
Recapitulando...
Conviene hacer un repaso detenido de lo acontecido durante las noches de estos jueves de julio. El primer encuentro dejó pocos momentos para el recuerdo, el certificado del bajo nivel de los aspirantes presentados y un solo nombre que sudó de verdad la camiseta: hablamos de Eric Olivera, el novillero presentado por el Patronato Provincial de Tauromaquia de Badajoz que se sobrepuso a las muchas dificultades presentadas por el peor eral del interesante –y potable- encierro de La Quinta. Eso sí, la cerrazón del presidente –que se estrenaba en el palco- contravino los preceptos del reglamento y dejó sin premio esa actuación. Si se hubiese concedido la oreja habrían cambiado sustancialmente los parámetros para escoger a los finalistas. ¿Olivera mereció estar en la final? Apuesten a que sí. El recuerdo también rescata en ese primer festejo el concepto clásico de Álvaro de Chinchón, al que le faltó un pelín de garra para rentabilizar sus elegantes formas.
Uceda Vargas caló en el segundo
El 11 de julio llegaba el segundo festejo clasificatorio. Se cortó un único trofeo, que fue a manos de un aspirante de Gerena, Uceda Vargas, que llegaba presentado por la Escuela de Tauromaquia de Camas que dirige el maestro Fernando ‘El Almendro’. Uceda Vargas sorprendió por su infrecuente sentido del temple y una personalidad que evoca otras épocas del toreo sevillano. La oreja que se llevó fue idéntico premio logrado por el aspirante marroquí-francés Solalito, que acudía al ciclo en representación de la Escuela Taurina del Campo de Gibraltar. El chaval esbozó buenas cosas pero no pudo desarrollarlas por completo por la condición mansa de su enemigo aunque la solvencia estoqueadora fue vital para amarrar el premio.
La verdad es que hasta entonces, el nivel de la mayoría de los aspirantes presentados había ido parejo al bajón ambiental de los dos primeros festejos. Todo eso se recuperó –también el calor meteorológico- en la tercera novillada clasificatoria. Hubo al menos tres aspirantes que hicieron méritos sobrados para colarse en esa final en la que sólo hay sitio para tres. Lo logró el joven novillero astigitano Jaime González-Écija, que llegaba a la plaza de la Maestranza en representación de la escuela de la ‘Sartén’ de Andalucía. Jaime tiene buen corte de torero; quiere torear hacia adentro, componiendo, sintiendo el muletazo. Lo hace y lo dice bien y dejó una buena impresión rubricada con una estocada contraria que hizo rodar al enemigo. Pero, ojo, también habrían podido cortar otros trofeos de peso los novilleros Rafael Camino, El Niño de las Monjas –se arrimó más que nadie en este ciclo- y Francisco Fernández, autor de los mejores muletazos de todo el serial. La espada impidió obtener esos trofeos que, visto lo visto, son el único pasaporte a la final.
PROGRAMA DE MANO
JANDILLA
La hoja de servicios de la ganadería de la familia Domecq-Noguera en la plaza de la Maestranza es intachable. Dentro de la temporada 2018 hay que destacar el juego de los encierros lidiados en Santander y Pamplona y, especialmente, los indultos de Arlés y Algeciras. En el pasado más reciente es obligado mencionar el juego de la corrida lidiada en la plaza de la Maestranza en el ciclo abrileño de 2017. Este año lidió un interesante envío que propició la grandiosa actuación de Pablo Aguado.
Divisa: Azul.
Antigüedad: 3 de mayo de 1951.
Procedencia: Juan Pedro Domecq y Díez.
UCEDA VARGAS
Personal: Nació en Gerena el 28 de noviembre de 1999.
Formación: Es alumno de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Camas, con la que se presenta.
Trayectoria: Logró clasificarse en la última edición del certamen ‘Zapato de Plata’ de Arnedo y logró situarse entre los tres finalistas. Ha actuado en un total de 21 festejos. Cortó una oreja a un eral de Villamarta en el segundo festejo clasificatorio.
SOLAL CALMET ‘SOLALITO’
Personal: Nació en la localidad marroquí de Meknes el 17 de diciembre de 2000 pero reside en la ciudad francesa de Nimes desde muy pequeño.
Formación: Estuvo inscrito en la escuela de Nimes pero actualmente pertenece a la Escuela Taurina del Campo de Gibraltar, con la que se presenta en Sevilla.
Trayectoria: Ha toreado en torno a 35 festejos. Destacó en plazas del circuito francés como Nimes, Dax y Bayona. Se sobrepuso a la condición mansa de su enemigo en el segundo festejo clasificatorio cortando una oreja gracias a la solvencia con el acero.
JAIME GONZÁLEZ-ÉCIJA
Personal: Nació en Écija, 10 de noviembre de 1999.
Formación: Es alumno de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Écija, dirigida por el diestro José María Fijo ‘El Ciento’.
Trayectoria: Debutó en Camas el uno de mayo de 2016. Ha sumado 20 novilladas en las que ha cortado hasta 28 orejas destacando su paso por las plazas de Málaga y Salamanca. Cortó la única oreja que se concedió en el tercer festejo clasificatorio a un novillo de Juan Pedro Domecq que planteó algunas dificultades.