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Todos los premiados posan en el Patio de la Montería de los Reales Alcázares. / Fotos: José Luis Montero -
Juan José Padilla recibió el trofeo al triunfador de la Feria. -
Espartaco entregó el premio que lleva su nombre a Juan José Padilla.
El patio de la Montería del Alcázar de Sevilla parecía la puerta de una plaza a la hora de los toros. Numerosos rostros del mundillo taurino pero también de la vida social y cultural de la ciudad se dieron cita a la sombra de las arcadas mudéjares para premiar a los mejores de abril. Y en los comentarios de los aficionados seguía resonando el nombre de Cobradiezmos, ese toro de Victorino Martín que, no podía ser menos, recogió el trofeo a la mejor ganadería. Pero el indulto no habría sido posible sin la mano de Manuel Escribano, galardonado como autor de la mejor faena, instrumentada a ese grandioso ejemplar que también había sido picado magistralmente por José Manuel Ruiz Chicharito, que recibió el galardón correspondiente al mejor picador. En el acto estuvieron también presentes la delegada del Gobierno andaluz, Esther Gil; el consejero Antonio Ramírez de Arellano y la subdelegada del Gobierno central, Felisa Panadero.
No fueron los únicos premiados. El gran banderillero Curro Javier –que ahora milita en las filas de Miguel Ángel Perera– ya tiene una buena colección de trofeos Puerta del Príncipe en las vitrinas de su casa de Sanlúcar la Mayor. Ésta vez servía para subrayar su emocionante actuación del pasado ocho de abril, saludada por la música de la banda de Tejera. Tampoco se puede olvidar la gran ovación que acompañó a Javier Castaño, autor de la mejor estocada del ciclo pero sobre todo, ejemplo patente de la verdadera cultura del esfuerzo y el afán de superación. Castaño reapareció en Sevilla para estoquear la corrida de Miura después de superar un cáncer que aún mantenía patentes todas sus huellas.
Pero el momento más celebrado llegó cuando Espartaco entregó el premio que lleva su nombre al triunfador del ciclo que, a juicio del jurado instituido por El Corte Inglés, es el diestro jerezano Juan José Padilla, que cortó tres orejas y abrió la Puerta del Príncipe en la tarde del Sábado de Farolillos en auténtico olor de multitud. Espartaco, que mantiene intacto su tirón popular, estuvo auxiliado por el alcalde de Sevilla, que presidía por primera vez este evento que alcanza su XXXI edición. Juan Espadas –que indicó cómo esta ciudad «no se entiende sin los toros»– fue el encargado de cerrar el breve acto, conducido por el comunicador Pedro Preciado, que había contado con las intervenciones del consejero de Justicia e Interior, Emilio de Llera, y la bienvenida de Ángel Aguado, director de El Corte Inglés, que tuvo un recuerdo sincero y emocionado para Fernando Carrasco, miembro del jurado y recordado periodista sevillano que falleció prematuramente de un ataque cardíaco –ironías del destino– en la misma Puerta del Príncipe. Su familia recogió una placa en homenaje póstumo.
No pudo comparecer en la entrega de premios Morante de la Puebla, acreedor del trofeo Curro Romero que premia el mejor toreo de capote de la Feria. Tampoco recogió su premio el rejoneador Diego Ventura, que ya acumula un total de siete trofeos.